Déjame
en esta penumbra.
En este deambular
de margaritas
deshojadas,
que se esparcen
ante el requiebro
de los pasos.
El viento
se regocija
entre las hojas
de este otoño
soñoliento.
Y yo. Apoyada
en este árbol
me atrevo
a contemplarte.
Extiendo
mi brazo
para rozar
tu pelo,
sin que mi tacto
te invada.
Abrigada
en esta lejanía
la angustia
se sumerge
como un llanto
en mi garganta,
y siembra
mil dudas
al deseo
de acercar
mi voz
a la tuya.
En mi horizonte
eres el perfil
amado.
La mirada
distante
que provoca
el anhelo
que a mi pecho
enloquece.
Qué cobarde
mi grito
y mi cuerpo,
por no saber
nombrarte
Qué desdichado
este beso
que en el labio
habrá
de marchitarse,
tornándose
en olvido.
Poema: Penumbra sonámbula
Libro: El acorde perturbado
Editorial: VITRUVIO
ISBN: 9788494662249
Imagen: Gabriel Pacheco
2 Respuestas