Atendiendo a la razón de que por la noche todos los gatos son pardos, cogí la pluma. Y como hecha de vacíos, volví a la primera letra de mi abecedario, paladeé el sonido esculpido en el ápice de mi lengua... que sutil es la palabra cuando fluye del silencio, cuando la cobija la sombra que dará paso al día.
Autor: © 2017 Inma J. Ferrero