Llamarte es mi condena.
La espina que cuaja de heridas mi muerta esperanza
y un sonido en el estertor, casi un Dios, en el olvido.
En vano busco tu mirada para asirme,
en vano es un sonido del viento en las mareas.
Mi grito es un llanto gris golpendo mil rostros,
mi grito no es grito, solapa en el sonido
un algo sin eco, punto en boca de dos tercios
y una fracción, en la meta.
Un estrépito en mi pecho que no reconoce sus latidos,
marcapáginas de las vendettas, lo asfixian en la ventana.
Caido se estremece pulso a pulso,
las insufribles bocas lo manejan,
esperando la calma en la oración de tu nombre,
un lánguido aleteo en las caricias,
un leve sombra que me dice que ya no he de encontrarte.
Pérdida
© 2015 Inma J. Ferrero / Isabel Rezmo
Copyright © Todos los Derechos Reservados
Imagen: © photopin