EL MANUSCRITO RÚNICO DE SNORRI STURLUSON. (O LA POESÍA DE JULIO VERNE)

Por: Alfredo Piquer Garzón


Es sabido que el afamado profesor alemán Otto Lidenbrock de Hamburgo, autor del “Tratado de cristalografía trascendental” había hallado en la tienda del judío Evelius de su ciudad un antiquísimo libro “…en cuarto, cuyas tapas y lomo parecían forrados de grosero cordobán, y de cuyas amarillentas hojas pendía un descolorido registro”, libro además manuscrito en caracteres rúnicos. Era ni más ni menos que un ejemplar del “Heims kringla, de Snorri  Sturluson, el famoso autor islandés del S. XII. La crónica de los príncipes noruegos en Islandia”. Corría a la sazón el año de 1863. Asimismo se sabe que entre las páginas de aquel libro apareció “un pergamino grasiento que, deslizándose de entre las hojas del libro, cayó al suelo”. Aquel extraño pergamino estaba escrito también en caracteres rúnicos que, aparentemente imposibles de descifrar en principio, el azar quiso que fuese el sobrino del profesor Lidenbrock , Axel, quien descubriera su significado. Se trataba de unas breves frases en latín; su autor era el sabio islandés del siglo XVI Arne Saknussemm, que afirmaba en él algo asombroso: haber llegado al centro de la Tierra. El pergamino decía:

“In SneffelsYoculiscrateremkemdelibat
Umbra ScartarisJulii intra calendas escene,
Audax viator, et terrestre centrum attinges.
Kodfeci. Arne Saknussemm”.

“Desciende al crater Yocul del Sneffels que la sombra del Scartaris roza antes de las calendas de Julio, audaz viajero y llegarás al centro de la tierra, lo que yo hice. Arne Saknussemm”

En su novela “Viaje al centro e la tierra”, Julio Verne, planteó un imaginario viaje a través de una tierra sólida en su interior con un mundo central hueco, trasunto de épocas geológicas pretéritas. Leí en mi juventud con avidez un buen número de las novelas de Verne y releí en la madurez otras cuantas. Ya entonces me impactó la belleza de algunas de sus descripciones y de sus reflexiones. Y aunque pienso que Verne no era propiamente un poeta si por tal se entiende una percepción, una sensibilidad y una capacidad de expresión especiales por su hondura y por su lirismo, soy de la opinión de que la poesía de Verne, la que refleja su verdadero yo personal está, no solo en muchos de los pasajes de sus novelas sino en su mismo planteamiento; en el misterio de los enigmas propuestos, en lo salvaje, desconocido o exótico de sus escenarios , en lo visionario de su anticipación, en el poder de su imaginación.

Jules Gabriel Verne, había nacido en Nantes el 8 de febrero de 1828. En paralelo con otras biografías contemporáneas como la del inventor de la Litografía Aloys Senefeler, fue conminado desde el planteamiento burgués de la instancia paterna, siendo su vocación otra, a estudiar Derecho, lo que hizo en París. Fue, sin embargo escritor y por ende, poeta y autor teatral. Célebre para la Historia por sus novelas de aventuras y según la opinión tópica y más divulgada, por su gran influencia en el género literario de la ciencia ficción.

«Se ha considerado a Verne como el padre de la ciencia ficción pero en realidad él nunca se propuso cultivar este género…»

Verne escribe más de cincuenta novelas y una veintena de relatos cortos. Pero también teatro, ensayos, discursos, cartas y… poemas. Con el apoyo inicial de Alejandro Dumas y del editor Pierre-Jules Hetzel, publica sus primeros trabajos literarios en la revista “Le Musée des Familles”, entre ellos dos relatos: «Martín Paz» y «Un drama en México» ( cuento histórico inspirado en el Viaje al equinoccio americano, del naturalista y explorador alemán Alexander von Humboldt) . También obras dramáticas, libretos para operetas de moda y varios de sus relatos de viajes imaginarios y de carácter fantástico. En otra revista Magazind”Éducation et de Recréation publica una de sus primeras novelas notables “Cinco semanas en globo” (1863). Un año después publica otro de sus clásicos: “Viaje al centro de la Tierra” (1864), al que seguirán “La vuelta al mundo en ochenta días” (1873), “Veinte mil leguas de viaje submarino” (1870) o “Los hijos del capitán Grant”, otros de sus libros más conocidos.

Entre las fuentes principales donde Verne se inspira está Edgar Allan Poe. Charles Baudelaire había traducido en 1848 las obras del escritor norteamericano que se publicaron en Francia entre 1856 y 1857 bajo el título de Historias extraordinarias. Verne lee a Poe y aprende y asimila del maestro, de su coherencia semántica y temática, de lo imaginativo de su inspiración. Prueba de esta admiración es el intento de continuación de Las aventuras de Arthur Gordon Pym en La esfinge de los hielos, por poner un ejemplo; o el artículo dividido en cuatro capítulos, que tituló Edgar Poe y sus obras, publicado en abril del año 1864, en la mencionada revista Musée des familles. Pero a su vez Verne tuvo un auténtico coro de seguidores y admiradores del calibre de T. Gautier, L. Tolstoi, I. Turgueniev, M. Gorki, R. Roussel, P. Claudel, R. Kipling o Saint Exupery. Le Clezio comparaba la “épica” verniana, como un mito moderno, con las imágenes de la poesía homérica. Y a su vez, Verne es entronizado, desde el estudio de Michel Butor, en un viaje de ida y vuelta, en el museo de lo imaginario en compañía de Baudelaire, Victor Hugo, W. Blake, Lautreamont… y Egar A. Poe.

Se ha considerado a Verne como el padre de la ciencia ficción pero en realidad él nunca se propuso cultivar este género, por otro lado, inexistente como tal en su época. Precisamente él, así como H.G. Wells serán sus iniciadores, pero en el caso de Verne no consciente o deliberadamente. Las fantasías de Wells eran tantas veces, a su juicio, arbitrarias o simbólicas y no era esa ni mucho menos la intención de Verne; su fundamento es muy otro. Verne es un autor de literatura científica, que desea difundir al público los nuevos conocimientos y sus posibles aplicaciones técnicas. En ese sentido es un progresista y sueña con el futuro bienestar, la libertad del hombre y su control de la naturaleza. El interés apasionado por la exploración geográfica , trasunto del mismo interés que impregna la segunda mitad del XIX (Exploración – Paso del Noroeste- , -Fuentes el Nilo- etc y Colonialismo, en la época de los grandes imperios coloniales, superado el espíritu romántico y su afán exclusivo por lo legendario), es científico y específicamente geográfico y participa de la mentalidad que busca el trasfondo histórico y real el relato referenciando lugares y paisajes verdaderos.A lo largo el tiempo Verne viajaría a Noruega, Islandia , Irlanda, Escocia e Inglaterra y después a España y Portugal; más tarde a Marruecos, Argelia y los países del Báltico.

«Entre las fuentes principales donde Verne se inspira está Edgar Allan Poe…»

Miguel Salabert Criado expone lúcidamente que los tópicos tienden a mantenerse mucho tiempo sin ser reexaminados y los que se refieren a la obra de Julio Verne la han reducido “por la pereza mental y la inercia de la memoria a una serie de aventuras para la juventud. Y son estos tópicos los que han impedido el acceso – o el regreso- del lector adulto a una obra cuya profundidad o significación sólo ahora comienzan a ser desveladas”. Raymond Roussel escribe en una carta a Eugène Leiris: “Es por otra parte tan monstruoso hacerlo leer a los niños como hacerles aprender las fábulas de La Fontaine, tan profundas que ya muy pocos adultos están en condiciones de apreciarlas”. Sin que por ello deje de ser cierta la frase de M. Proust: “Quizá no hay días en la infancia tan plenamente vividos como los que hemos creído dejar sin vivir, como los que hemos pasado con un libro preferido”.

Se deberían volver a leer con detenimiento las novelas de Verne para valorar la poesía tácita, casi oculta, en tantos de sus pasajes; un verdadero sinfín de fragmentos de gran belleza descriptiva y poética en novelas emblemáticas como De la tierra a la luna y Alrededor de la luna, Cinco semanas en globo, Dos años de vacaciones, El secreto de Maston, El soberbio Orinoco, La jangada, La isla misteriosa, Los quinientos millones de la Begún, El castillo de los Carpatos, La vuelta al mundo en 80 días, Cinco semanas en globo, Los hijos del capitán Grant, Un capitán de quince años, Miguel Strogoff, La esfinge de los hielos, Robur el conquistador, tantas otras.

Recurriré solamente por la necesaria brevedad de este artículo a algún párrafo pertenecientes a uno o dos de sus títulos más famosos, más populares, sea por la difusión posterior de las reediciones de todo tipo, de las obras de Zarzuela en su momento, y con seguridad del cine, -muchas veces en producciones de poca calidad o escasamente fieles a los textos originales- , sea por la propia originalidad y plasticidad del relato, o por el interés particular de su extraordinaria aventura. Así: Viaje al centro de la tierra, o Veinte mil leguas de viaje submarino. Ambas novelas, dice Antonio Muñoz Molina, resumen las dos metáforas centrales no solo de su literatura, sino de toda la literatura: la inmersión y el viaje. “No hay lectura que no requiera una completa inmersión ni historia que de algún modo no trate de un viaje.”

Por otro lado, sabemos que Verne estuvo siempre interesado en la poesía y sin embargo el Verne textualmente poeta que conocemos es escaso. Julio Verne escribió efectivamente algunos poemas que apenas se han glosado. Algunas traducciones en la red de Internet por parte de Ariel Pérez, carentes de esa glosa o comentario. Parece que muy recientemente investigadores escoceses han encontrado poemas manuscritos inéditos de Julio Verne de tipo Haiku (tan lejos del estilo o la influencia de Poe o de Hugo!), lo que no hemos podido constatar. Tampoco aquí entraremos en el análisis de su calidad limitándonos a mencionar algunos de sus títulos como La Muerte (Soneto, Diciembre de 1847),El vapor (Soneto, abril de 1847), La Luna (Soneto, Diciembre de 1847), ¿Conoce usted a mi andaluza? (Julio de 1848), Amo esos dulces pájaros (Julio de 1848), Cuando por el duro invierno (Soneto, Diciembre de 1849), A la morfina (Soneto, Marzo de 1886), Vacilación,Oh tú que mi amor profundo…

(A Herminie).
Ô toi, que monamourprofond et sansmélange
Formé de ton image et de ton souvenir,
Avait su distinguer en l’augustephalange
Des jeunesbeautésdontnousfaisonsnotreange
Pournousguiderdansl’avenir, (…)

Oh tú, que mi amor profundo y sin mezcla
formado de tu imagen y tu recuerdo,
supo distinguir entre la augusta falange
de las jóvenes bellezas de las que hacemos nuestro ángel
para guiarnos en el futuro, (…)

Poemas de amor, a veces, como si hubiesen sido el cauce de una efusión o desahogo personal que no se permitió traslucir en sus novelas. Pero no está aquí esencialmente la verdadera poesía de Julio Verne sino en sus relatos.

En sus comentarios a la obra verniana, Michel Butor escribe: “…él cumple las promesas que están inscritas en el interior de las cosas…” “… él puede conocer sus razones”. “Él las descubre pero no las descubre sino poco a poco y como al azar. El mundo, a la vez en su totalidad y en sus detalles, es un enigma cifrado”.

Viaje al centro de la tierra contiene, como cada una de las novelas de Verne, a todas las demás, según explica Miguel Salabert, en la media en que todas ellas no son sino un despliegue de temas y variaciones esbozados y desarrollados en las otras. Un criptograma enigmático descifrado casi por casualidad, como un mensaje del pasado, supone el detonante de un viaje. Pasado, presente y futuro imbricados. Por eso se trata de un viaje iniciático. El profesor Lidenbrock sigue la pista del fantástico camino realizado hace siglos por un alquimista y en esa medida se someterá como sus acompañantes a la trasmutación alquímica de un proceso secreto. Secreto porque se trata de un viaje en la oscuridad del interior de la tierra. Poético porque tal viaje significa remontar el tiempo, superarlo, reencontrar sucesivamente las etapas de la evolución geológica del planeta pero también la metáfora de los lugares comunes de toda la literatura, la, literatura y sobre todo la poesía precisamente como tránsito, como un descenso casi literal al Hades homérico, como regreso al origen, al reencuentro interior con nosotros mismos, transformados por medio de esa transmutación alquímica a través de la dificultad, del esfuerzo y de la memoria.

Se puede recorrer la superficie del globo en mil trayectos distintos, se recorrerá de hecho posteriormente a este viaje fascinante, pero el destino último, el verdadero final de todo viaje se halla en profundidad, en el núcleo esencial del propio planeta. Viaje poético por su mismo misterio y fascinación del mismo modo que J.L. Borges formulaba la poesía como un descenso hacia la experiencia existencial común a todos los hombres y por tanto el nexo de comunicación profunda que los une.

Axel, el sobrino de Lidenbrock y su acompañante en este viaje nos dice: “ Todo este mundo fósil renace en mi imaginación y me retrotrae a las épocas bíblicas de la creación, mucho antes del nacimiento del hombre, cuando la Tierra incompleta no podía bastarle aún. Mi sueño se anticipa a la aparición de los seres animados. Desaparecen los mamíferos; luego, los pájaros; luego, los reptiles de la época secundaria, y, por último, los peces, los crustáceos, los moluscos, los articulados. Los zoofitos del periodo de transición regresan a la nada, a su vez. Toda la vida de la Tierra se resume en mí, y mi corazón es lo único que late en este mundo despoblado. No hay ya estaciones, ni climas. El calor propio del Globo aumenta sin cesar hasta neutralizar al del astro radiante. La vegetación se exagera. Paso como una sombra entre los helechos arborescentes, hollando con mi paso incierto las irisadas margas, los abigarrados gres del suelo. Me apoyo en los troncos de las inmensas coníferas. Me tiendo a la sombra de los esfenófilos, de los asterófilos y de los licopodios, elevados a más de cien pies.

Los siglos pasan como días! Me remonto por la serie de las transformaciones terrestres. Desaparecen las plantas. Pierden su pureza las rocas graníticas, El estado líquido va a reemplazar al estado sólido bajo la acción de un calor más intenso. Las aguas corren par la superficie del Globo, hierven, se volatilizan. Los vapores envuelven a la Tierra, que) poco a poco, se convierte en una masa gaseosa, incandescente, grande y brillante como el Sol.
En el centro de esta nebulosa un millón cuatrocientas mil veces más grande que el Globo que formara un día, me siento arrastrado a los espacios planetarios. Mi cuerpo se sutiliza, se sublima a su vez, y se mezcla como un átomo imponderable a estos inmensos vapores que trazan en el infinito su órbita inflamada”.

Hoy sabemos que un viaje al centro de la tierra no es posible. La moderna investigación científica confirma la realidad que geológicamente han manifestado a lo largo de la edad del planeta seísmos, volcanes, movimientos tectónicos etc. La sismóloga danesa Inge Lehmann formuló en 1936 su teoría de la “Discontinuidad” según la que la tierra está formada por un núcleo interno sólido y un manto externo líquido, es decir, magmático, que, desde luego sería absolutamente inimaginable atravesar en la realidad.

En 1870 Verne publica Veinte mil leguas de viaje submarino. Si el viaje al interior de la tierra y en definitiva a su pasado es un viaje “sólido”, el viaje de “Veinte Mil leguas de viaje submarino es un viaje a través del líquido e igualmente iniciático y fascinante, igualmente poético. En él Verne se proyecta, se reencuentra y se transforma, nos transforma a todos, desde lo que somos racional, convencional y aceptadamente, en lo que somos y queremos ser en profundidad; nos transforma de Lidenbrock, en Saknussem; de Aronnax, en Nemo.

Verne poseyó sucesivamente tres barcos: el Saint Michel, el Saint Michel II y el Saint Michel III. Entre 1868 y 1886 realizó algunas travesías por mar. Pero aun anclado el barco, es un lugar de trabajo donde tal vez se siente mejor que estando en tierra. Del mismo modo que descender al centro de la tierra es acceder a su esencia, descender a las profundidades del mar supone también conocer e integrarse en su esencialidad. Recuerdo aún la fascinación que me produjo de niño la película del entonces joven Jacques Cousteau, ‘El mundo del silencio’. En el final el XIX la navegación submarina es prácticamente inexistente y un barco submarino puede ser fácilmente confundido con un monstruo o un cetáceo gigante.

Pierre Aronnax, un profesor y biólogo francés, su criado Conseil y Ned Land, un arponero canadiense son hechos prisioneros por el Capitán Nemo, un hombre oscuro y misterioso pero tremendamente inteligente, y conducidos bajo los océanos a bordo del submarino Nautilus. En una carta a su editor Hetzel, Verne escribe: “Es necesario que este desconocido no tenga ninguna relación con la humanidad, de la que está separado. No está en tierra, y prescindirá de la tierra. EI mar Ie basta, y por ella es preciso que el mar le procure todo, vestimenta y alimentos, Nunca pondrá el pie en un continente. Continentes e islas habrían de desaparecer bajo un nuevo diluvio, y el seguiría viviendo como si nada. Y puede usted creer que su arca estará un poco mejor instalada que la de Noe”.

No se negará que Nemo es un personaje completamente marginal y marginado, automarginado el mundo por su extraordinaria sensibilidad, inteligencia y cultura, tanto científica como humanista. Nemo es oscuro y misterioso, su pasado es un enigma y por tanto, las causas de su espíritu doliente y atormentado permanecen ocultas; en definitiva tiene mucho de poeta. Pero es un misántropo que parece desengañado y hostil hacia la humanidad; Si Verne se proyectó en su personaje en mayor o menor medida, es más que probable. “Señor profesor, yo no soy lo que usted llama un hombre civilizado. He roto por completo con toda la sociedad, por razones que yo sólo tengo el derecho de apreciar. No obedezco a sus reglas, y le conjuro a usted que no las invoque nunca ante mí”, dice Nemo al profesor Aronnax en el capítulo diez de “Veinte Mil leguas de Viaje submarino”.

Pero si la personalidad de Nemo es misteriosa lo verdaderamente fascinante de la novela es el viaje submarino en si mismo. Los tres prisioneros descubrirán un navío extraordinario: El Nautilus. A través de las grandes aberturas del navío sumergido, el espectáculo del fondo es bellísimo. Será asimismo fascinante la expedición de caza con las avanzadísimas escafandras, o la visión tétrica del pecio donde son aún visibles los cuerpos de los ahogados, el funeral del marinero muerto sobre los arrecifes de coral, los campos de ostras perlíferas o la caza de tiburones. Aún espera la visión de las ruinas sumergidas de la legendaria Atlántida o la pelea con un pulpo gigantesco, trasunto del mítico Kraken.

Y el ámbito, el universo, es el mar. “El mar es todo… Su hálito es puro y sano. Es el inmenso desierto en el que el hombre no está nunca solo, pues siente agitarse la vida a su lado. El mar es el vehículo de una sobrenatural y prodigiosa existencia: es movimiento y amor: es el infinito vivo. Es la suprema tranquilidad… No está dotado el océano de una vida real? No tiene sus cóleras y sus ternuras?.. Posee un pulso, arterias, tiene sus espasmos, una circulación tan real como la circulación sanguínea en los animales.”

“Sí, amo el mar. El mar no pertenece a los déspotas. En su superficie pueden aún ejercer derechos inicuos, batirse, entredevorarse, transportar a ella todos los horrores terrestres. Pero a treinta pies de profundidad, su poder cesa, su influencia se apaga, su potencia desaparece. ¡Ah, viva usted, viva en el seno de los mares! ¡Allí solamente está la independencia, ahí yo no reconozco dueño, ahí yo soy libre!”, dirá el propio Nemo.

Si Nemo busca en realidad como se deduce al final del libro una venganza que tal vez empaña su talante avanzado y visionario, refleja en cierta medida el mismo tránsito personal de Verne, del talante progresista y de ideas redentoras el hombre a través de la ciencia al desencanto vital producido por una época convulsa y ajena a la poesía de la imaginación y la aventura.

Sus héroes son buenos y justos. Desde los planteamientos burgueses de defensa del sistema social evoluciona hacia posiciones cada vez más progresistas por sus contactos con círculos socialistas y anarquistas. En su novela Matías Sandorf Verne dibuja la figura de un rebelde contra la tiranía el Imperio Austriaco. “¿Cree vd. que yo ignoro que existen seres que sufren, razas oprimidas en esta tierra, miserables que aliviar, víctimas por vengar?”, dice Nemo en “veinte Mil leguas de viaje submarino.

Se ha hablado de una última época de “desencanto” en la obra verniana. Pero la verdad es que en 1863, Verne escribe una novela llamada París en el siglo XX cuyo protagonista vive en un mundo de rascacielos de cristal, trenes de alta velocidad, automóviles de gas, calculadores y una red mundial de comunicaciones, etc. que sin embargo no puede alcanzar la felicidad y se dirige a un final trágico. Hetzel pensó que esta novela pesimista dañaría la prometedora carrera de Verne y sugirió que esperase veinte años para publicarla. Descubierto el manuscrito por el bisnieto del escritor en 1989, fue publicada en 1994.

Problemas personales como como su propio matrimonio, la negativa relación con el hijo y los acontecimientos políticos del momento le llevarán a escribir relatos más sombríos en los que su primera visión de la Ciencia como impulsora del progreso de la Humanidad, será sustituida por otra en la que los seres humanos serán víctimas de esa misma Ciencia y del Capitalismo. Verne hará una fuerte crítica del imperialismo y llegará a exponer sus propias ideas políticas en Los náufragos del Jonathan.

En marzo de 1886, Verne tiene cincuenta y ocho años, y absurdamente, su sobrino Gastón, de veinticinco, , con quien mantiene una relación cordial, le dispara con un revólver, sin motivaciones claras. La bala le hiere en la pierna izquierda, provocándole una cojera de la que no se recuperará. Gastón será recluido el resto de su vida en un manicomio.

Enfermo de diabetes desde hace años, Julio Verne muere en casael 24 de marzo de 1905. Será enterrado en el cementerio de La Madeleine, en Amiens, en cuya tumba se representa a Verne emergiendo del sepulcro y levantando el brazo hacia la altura, obra del escultor Albert Roze.

Julio Verne llegó a ser el escritor más leído del mundo, según numerosas fuentes. Su vigencia se mantiene a través del tiempo. En la actualidad, sus obras continúan leyéndose y valorándose como clásicos de la literatura. Sin dejar de lado características importantes de este autor como precursor de la ciencia ficción y de la moderna novela de aventuras.

Noventa y cinco películas, son el trasunto más o menos fiel, de treinta y tres de sus novelas.Pero aparte el trasunto cinematográfico que aun con su virtud divulgadora y plástica reduce inevitablemente a Verne a un puro guión de aventuras visuales soslayando absolutamente cualquier otro trasfondo ideológico, literario o aún filosófico, Verne trasciende en otro ámbito de la cultura contemporánea como es el comic. Porque sus historias han tenido reflejo y de algún modo continuidad en la obra dibujada de Georges Remy -Hergé-, el autor de las aventuras de Tintin. Así por ejemplo, Hergé dibuja en dos álbumes el viaje interplanetario a la luna: Objetif Lune y On a marché sur la lune. Del mismo modo y aún siendo una historia de tesoros y piratas hay mucho de exploración submarina en Le secret de la Licorne y sobre todo en Le trèsor de Rackham le Rouge. Otras historias remiten también a la tradición verniana pero sobre todo, al igual que Verne, Hergé es un cronista absoluto del acontecer histórico de su propio tiempo.

Poesía en Verne, por tanto, si no textualmente, sí, desde luego, y tal vez de modo más profundo, más intenso, en la hondura de toda su obra, en su poder de sugestión, de seducción, de deslumbramiento, en el despliegue de su belleza descriptiva, en su significado verdadero. Como un paso dado hacia el futuro desde su afianzamiento en el presente y en el pasado, no tanto a través de la geología del pasado del planeta, ni a través de las profundidades submarinas, sino a través del conocimiento objetivo y científico de la naturaleza, como fundamentos para el progreso de la Humanidad.


Referencias:

El desconocido Julio Verne. Miguel Salabert. CVS Ediciones. Madrid. 1974

http://laberintosdeltiempo.blogspot.com.es/2016/11/julio-verne-coleccion-completa-78.html

http://julesverneastronomia.blogspot.com.es/2010/11/poemas-de-julio-verne.html

https://es.scribd.com/doc/14243956/Julio-Verne-Ensayos-Discursos-Poemas-y-Cartas

https://elpais.com/cultura/2014/11/11/babelia/1415725151_293321.html

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