CEREZAS ROJAS, CESTA DE MIMBRE (III)
Por Evaristo Cadenas Redondo
LA CASA DE LAS BELLAS DURMIENTES
“Contempló de nuevo su frente y sus mejillas, y la línea infantil de la mandíbula y el cuello. Aunque ya estaba seguro, levantó ligeramente la colcha que cubría el hombro. Sus senos no eran senos que hubieran amamantado. Los tocó suavemente con el dedo; no estaban húmedos“.
Yasunary Kawabata.

Anna Magnani
De la cesta de mimbre extraigo la segunda cereza y recuerdo cuando mi amigo de León, el que se llamaba a si mismo cinéfilo, decía que el director de una película era el absoluto responsable de su obra, que había que fijarse en todo, en los actores, vestuario, decorados, banda sonora, localizaciones, el mensaje visible e invisible, etc. Ver lo que se ve y lo que se oculta, lo que se dice y lo que se sugiere o intuye. Como en una novela, lo escrito y lo que no. Y empecé a ver cine de otra forma, más crítica, más exigente conmigo mismo ante una pantalla en la sala oscura. Salir del cine con el alma compungida por un sentimiento de complicidad con el autor de lo que había contemplado y esa sensación duraba mucho tiempo, o poco, según la intensidad del significado transmitido.
Cuando, por fin, tuve la oportunidad de ver las películas de Pasolini, no solo quedé fascinado por su obra, también por lo que significa. Enamorado no solo de Anna Magnani en “Mamma Roma”, Silvana Mangano en “Teorema” o Maria Callas, como actriz, en “Medea”, también de Roma, de Nápoles, Florencia, Italia entera, y del italiano como idioma que puedo entender a medias y que me permite imaginar la otra mitad.
EL CINE DE PASOLINI: Poesía, literatura, religión, política, sexualidad, sociología, antropología… TOTALIDAD
Pasolini deja su Bolonia natal, perseguido, física y moralmente, hacia Roma, la gran ciudad, y vivirá con dolor y miserablemente en los extramuros su sinceridad ideológica donde entra en el mundo del sub-proletariado enseñando su verdad y viviendo el terrible problema del hambre, el sexo y el dinero.
“Ragazzi di vita” y “Una vita violenta” serán testimonio de su ciclo de dolor. Su acción pública se va transformando y se convierte en protagonista de la polémica y el escándalo descarnando con su escritura los problemas más candentes de la situación política y social: la corrupción política, sobornos, indiferencia, el sexo, el problema de la enseñanza y la semilla de conformismo que significa la Televisión para el pueblo. Con estos mimbres levantará odios y reproches de todo el ambiente cultural y político de su país.
Descubre Pasolini el cine, y será escritor de argumentos, y actor, y llegará a convertirse en el creador cinematográfico más personal que la Italia del neo realismo haya dado, junto con Roberto Rosellini, hay que decirlo.
Su primera película “ACCATONE” de 1960, es una defensa de la dignidad haciendo comprender que hasta el más deplorable de los personajes, puede sentir, por la acción de la propia vida y el amor, la necesidad de levantarse del fango. En esta película, la primera, aparecen escenas de tal fuerza que se convierten en la premonición de la propia muerte de Pasolini. El mismo escenario y prácticamente la misma situación. Es terrible.
“MAMMA ROMA” de 1962 protagonizada, como se ha dicho, por una inmensa Anna Magnani. Escenas magistrales como la de la boda donde la Magnani se desborda y se hace dueña de toda la pantalla. Hay que pensar que aquí, en España, estas películas estaban prohibidas y se pudieron ver casi quince años después de haber sido rodadas y también, que entonces, el que suscribe por lo menos, éramos jóvenes. La emoción de recordarme en la cola del Cine Estudio Bellas Artes, año 1973, para ver en Arte y Ensayo, esta y las otras, no puede por menos que humedecer los ojos. Hay que ponerse en la piel de los que lo sentíamos.
Obviamente no puedo hacer otra cosa que resumir, y muy de pasada, mencionar las películas más significativas por falta de tiempo y espacio. La única pretensión es difundir apasionamiento personal y transmitir la recomendación de visitar o re visitar la obra de nuestro admirado.
“IL VANGELO SECONDO MATTEO” de 1964. Esta maravilla fue muy bien acogida en el festival de cine de Venecia y merecedora de numerosos premios entre ellos el otorgado por la Iglesia Católica de la época “por haber expresado en imágenes de una auténtica dignidad estética la parte esencial del texto sagrado. El autor ha traducido fielmente con una densidad humana conmovedoras el mensaje social del Evangelio, respetando suficientemente la dimensión divina de Cristo”.
Es inevitable mencionar la anécdota de que la figura de Cristo fue interpretada por el estudiante catalán Enrique Irazoqui y que el papel de la Madre ante la Cruz, la interpretó, con total entrega dramática, la propia madre de Pasolini a la que sugirió que transmitiera ante la pantalla, con el mayor verismo posible, la tragedia de la perdida de su hijo y hermano del director, Guido, fallecido en la guerra.
La película mostraba una vida y pasión de Cristo con tal naturalidad y autenticidad humana que nos parecía más creíble que las que se habían rodado anteriormente producidas en Holliwood, siempre comerciales. Pasolini pensaba que Cristo había sido un revolucionario de su época y que Enrique Irazoqui, al que había conocido a través de la escritora Elsa Morante en Florencia, daba muy bien el tipo de joven airado podríamos decir. La mayoría de los actores principales, extras, y figurantes eran totalmente desconocidos y junto con la fotografía, en blanco y negro, de Tonino de Colli, consigue una obra cinematográfica cargada de poesía y de fuerza eficaz para mostrar con naturalidad el mensaje del Evangelio. Vista ahora, hoy mismo, aún es más conmovedora.
Le sigue la película “Ucellacci e ucellini”, 1966, que contaba con el actor profesional Totó y con algunos de los actores noveles como Ninetto Davoli, que pasaría a ser uno de los más presentes e icónicos del cine de Pasolini. Y siempre la música tradicional y la imagen y voz del pueblo en su más alto significado sociológico. Es una constante la imagen en primer plano de los rostros, con los dientes mellados, como reflejo de la pobreza y miseria cultural, y de la otra, de buena parte del sub proletariado de la época.

Edipo Rey
“Edipo Rey”, 1967, su visión de la tragedia de Sófocles con Franco Citti, Alida Valli, Silvana Mangano y Carmelo Vene, mezclando lo mitológico con el realismo. Es una película de gran belleza con simple serenidad y sin efectos cinematográficos que recuerdan a “El Evangelio según San Mateo”. Decía Pasolini sobre esta película que “el cine es un plano secuencia infinito que todos llevamos dentro desde nuestros orígenes hasta nuestra muerte, y solo quedan algunas cosas que los amigos retendrán. (resumo)”.
Aún falta hablar de tantas cosas… La inmensidad solo se puede reflejar con inmensidad y es imposible porque se convierte en inhumana.
La última cereza roja: “Era muy cálida, en efecto. Tenía la piel tan suave que parecía adherirse a la suya. La tragedia procedía de su humedad”. Yasunari Kawabata.
La realidad me enseña que hoy es el día antes y la vida, como el plazo, se va agotando. Respiro hondo, para no desfallecer, pensado en lo mucho y en lo poco.