HANNI OSSOTT | PERDER LA MEMORIA, ALCANZAR LA LIBERTAD

El Atelier

Por: Inma J. Ferrero


Quizá porque entre mis defectos se halle justamente ese, el de no perder la memoria y asirme a ella como al más preciado de los tesoros, encontré esta frase: “Perder la memoria es alcanzar la libertad: desplazarse y participar del tiempo inocuo” de la poeta venezolana Hanni Ossott, tan distinta y separada de mi modo de entender el mundo, que mi curiosidad me llevó a querer saber más de ella y al deseo de conocer su poesía. Porque como se suele decir: “Los polos contrarios se atraen”.

Así como, por ejemplo, la poesía estadounidense ha tenido como figuras destacadas a autores como Emily Dickinson y Walt Whitman, la británica a escritores como John Keats y Percy Bysshe Shelley, y escritores como Jorge Luis Borges, Alfonsina Storni y Juan Gelman, entre otros, han quedado en la historia de la poesía argentina, el ámbito poético venezolano tiene en Hanni Ossott a una de sus representantes más importantes.

Hanni Ossott nació el 14 de febrero de 1946 en la ciudad de Caracas (Venezuela). Hija de emigrantes alemanes, quedó huérfana de madre cuando sólo tenía tres años de edad.

A la edad de 21 años ingresa a cursar estudios en la Escuela de Letras, Facultad de Humanidades y Educación, de la Universidad Central de Venezuela, licenciándose en el año 1975. En este año comienza a dar los seminarios: «Historia del afiche» y «Holderlin y la imagen», en el Instituto de Diseño Neumann (actual Prodiseño).

En el año 1978 obtuvo la cátedra «Necesidades expresivas» en la Escuela de Letras y a lo largo de la década siguiente impartió los cursos «Poesía y poetas”, “Literatura y vida”, “Lo apolíneo y lo dionisíaco», «Literatura alemana»; además, desempeñó el puesto de jefa del Departamento de Disciplinas Literarias.

Más tarde viaja a Grecia para cursar estudios sobre Platón y Heráclito en la Universidad de Atenas. En esta época ya domina siete idiomas a la perfección: italiano, francés, latín, inglés, alemán, español y griego.

Ossott se siente desilusionada por su experiencia académica en Atenas y decide irse a Londres a cursar estudios de filosofía, por consejo de su amigo el historiador Manuel Caballero, con el que meses más tarde contrae matrimonio, y quien por entonces cursaba estudios de posgrado en Oxford.

No solo se dedicó su vida a la poesía y a impartir clases, también desempeñó una gran labor como traductora y como crítica de arte. Entre los autores que tradujo cabe destacar a: Rainer Maria Rilke, David Herbert Richards Lawrence, Johann Wolfgang von Goethe, Johann Christian Friedrich Hölderlin, Friedrich Wilhelm Nietzsche y Emily Dickinson.

Entre sus obras las más significativas son: Espacios para decir lo mismo (1974); Memoria en ausencia de imagen, memoria del cuerpo (1979); Hasta que llegue el día y huyan las sombras (1983); El reino donde la noche se abre (1986); Plegarias y penumbras (1986); Imágenes, voces y visiones (1987); Cielo, tu arco grande (1989); Casa de agua y de sombras (1992); El circo roto (1993) y Cómo leer la poesía (2002).

Recibió el Premio Nacional en la II Bienal de Poesía Ramos Sucre (1976), por su obra Formas en el sueño figuran figuran infinitos. El Premio Municipal de Literatura Mención Prosa, (1987), y el Premio CONAC Poesía Francisco Lazo Martí, en 1988.

La poeta, traductora y crítica Hanni Ossott falleció en Caracas, el 31 de diciembre de 2002, a raíz de un paro respiratorio. Sus cenizas fueron esparcidas en los jardines de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV.


POEMAS

La noche y la luz

La Noche se va haciendo en mí
profunda
revocable como una estación
La oscura esfera de lo oscuro
ha inundado mi ámbito
y se cierra como el beso de dos cúpulas
Ya yo no sé cuál es mi fondo
Soy ahora noche entera
Conservo palabras
pero hoy
ellas no son lo suficientemente diurnas
no pueden guiarme
no son linterna
ni lamparita de media noche
Pienso en Delfos, debo recordar Delfos
cóncava
iluminada
abierta

Debo pensar en el espacio más luminoso del mundo
Delfos, lugar nocturno hecho luz
Es preciso
es preciso realizar de la noche la Luz

(Abril, 1982)

Roturas

He roto capítulos, noches
imágenes de un álbum viejo
Incendiaria
he acabado con frases
reflejos en un cuaderno de notas
Hay cosas por las que no hablaré más
Pero todo vuelve a surgir, punzante
entre el silencio decidido
y apela y demanda

He guardado papeles, memorias, hojas
aminoro así el dolor
y preciso sus perfiles
hundo el asalto de imágenes entre sombras
acallo.

No he despedazado la memoria de instantes de dicha
diminutos tiempos de un abismarse sobre lo sin fondo
de las cosas

no he descuartizado el abrazo
ni la rara plenitud que invade frente al mar

Debo cumplir rituales una y otra vez
debo repetirme y repetirlos
y no saberlos
pues líquidos huyen
para que fundemos siempre de nuevo
la continuidad de nosotros mismos.

De la tierra

De lo profundo, de la más honda concavidad de la tierra
lo que expulsa grito y desmembramiento

Del corazón ardiente de la tierra
los fangos y el llanto
la carne y el querer
el ansia, las ansias
y el horror, y la parálisis ante el horror
la pérdida de habla y forma

Del fondo hirviente
el deseo
y el cuido en el deseo
la protección de la forma del ser
el amparo del círculo del ser
la perseverancia

De las honduras, las siempre en brasas
este corazón en quema
arriesgando origen y forma
abismándose
en lo sin fondo, sin límite

De lo bajo, fuego circular, el pensamiento
pensándose extraño al ardor
separándose
rompiendo carnes
dolido del extravío

(Octubre 1983)

La mordida profunda

Hay una mordida profunda
incisiva
en el centro de mi sexo
por la cual yo me erijo como yo misma
y soy,
y poseo y dono.
Regalo mi cuerpo mi ansia.

Hay una mordida en mí
que doblega al otro
lo arrodilla, lo inclina

por esa mordida se abre un vasto mar de vacíos
vértigos
precipitaciones
abismos

Me cruza una pendiente
me traza un precipicio
en el amor…
y en todas mis secretas junturas
con cuido, con recelo, tú te avienes a mí
y no me sabes.

Prevalece lo raro

A Rainer y Paula Ossott

Prevalece el misterio
que haya amor
que haya odio
que existan cuerpos

Prevalece lo raro
las relaciones
los Cantos Gregorianos
el arte, el corno francés

Prevalece el incendio de nuestras pasiones
la rara faz de uno que no se ha ido
sino que se queda
e insiste
por amor y odio

Prevalecen las extrañas miradas
y los cuerpos que no pueden tocarse
por miedo
por extrañeza
por temor.

Prevalece la distancia entre los amigos
la palabra no dicha
el gesto guardado
los silencios
en medio de la ebriedad

Prevalece que haya los otros y lo otro
la “otredad”
el más allá de mí
y el más allá de ti
la extrañeza
de lo que nunca puede alcanzarse

Prevalece este raro plenilunio

(Junio, 1991)


BIBLIOGRAFÍA

Venezuela e historia

Poemas del alma

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