“LAS LUCIÉRNAGAS MUEREN EN EL FRÍO DEL MUNDO” | TRANSPARENCIA, CLARIDAD Y SILENCIO INTERIOR.

Por: José María Herranz Contreras


LAS LUCIÉRNAGAS MUEREN EN EL FRÍO DEL MUNDO
de Fernando Calvo García.
Libro de poemas y CD multimedia.
Prólogo de Ángel Guinda.
Diseño portada e ilustraciones de Federico García Zamarbide. Trabajo colectivo y multidisciplinar del CD multimedia con los miembros de la tertulia literaria “Cafetín Desván”, de Torrejón de Ardoz, y otros artistas gráficos y visuales. Coreografía y danza de Alberto Escobar. Filmación de Nacho Fábregas.
Autoedición, 2018.
ISBN: 978-84-697-9443-2.
Disponible en: fernandocalvogarcia45@gmail.com
Página oficial: https://fernandocalvogarcia.wordpress.com/

Fernando Calvo García nos regala con este su séptimo trabajo, un libro de poemas acompañado de un CD multimedia titulado “Las luciérnagas mueren en el frío del mundo”, donde ahonda en el decir claro y transparente de sus anteriores obras, inquiriendo al mundo acerca del dolor, la sed de justicia y la necesidad ineludible del amor para vencer a la muerte y la destrucción.

Creador de la tertulia literaria “Cafetín Desván” de Torrejón de Ardoz, en Madrid, coordinó durante ocho años la misma, y en su reconocimiento y con su nombre se convoca anualmente un premio de poesía nacional, patrocinado por dicha tertulia.

El libro se abre con un conciso y esclarecedor prólogo de Ángel Guinda donde remarca la tarea de prospección lírica que el autor se ha impuesto con esta obra, y destaca los conceptos de claridad, transparencia y decir sencillo y hondamente lírico de la voz poética, así como su compromiso social. Asimismo, el poemario se cierra con breves análisis críticos y comentarios de Juan Carlos Mestre, Javier Lostalé, Matías Escalera Cordero y Verónica Aranda.

El poemario se divide en once partes: Esquirlas, Palabras para explicar, Pinceladas de un amor, Él es la hoja caída, Haikus, Hagamos puentes al dolor, Pisemos tierra en la Tierra, Ayer y hoy, In memoriam, Coda y Versos sueltos. La sensación general tras la lectura del poemario y el visionado y atenta escucha del CD multimedia es la recuperación del sacro y lírico silencio frente al ruido exterior e interior que nos aliena. La recuperación de la bondad y la nobleza de la vida, que Federico García Lorca reclamaba en su “Oda a Walt Whitman” del libro “Poeta en Nueva York”, la recuperación del estadio arcádico humano que debemos reconquistar.

Con un estilo aforístico, claro y conciso, pero no exento de hondura, el autor se interroga y nos interroga en la búsqueda de un sentido a la vida y una explicación a los grandes problemas del mundo: el dolor, la injustica, la pobreza, la desigualdad. Abre el poemario con una poética que es elucidación de lo que vendrá después:

Di poco a muchos
que mucho a pocos.
 
Di mucho con poco,
que nada con mucho;
a pocos y a muchos.

“Esquirlas” inicia el poemario con versos-aforismos cuya inquisición filosófica y moral nos sitúa frente a nosotros mismos, y a nuestra responsabilidad para con el mundo y con los demás. El aforismo y el verso breve requieren por parte del lector lentitud, reflexión, asimilación, exactamente aquello que el autor pretende en este ejercicio de sujeción del “yo”. Precisamente nuestra egolatría –característica muy humana- es la que nos dispersa en el “ruido” en el que permanentemente estamos sumidos, tanto exterior como interiormente, especialmente en esta época horrible y tiránica, sin conciencia ni apenas libertad, en la  que el Poder nos sujeta y esclaviza “voluntariamente” a todos nosotros, sus súbditos. La tecnoesfera y la digitalización universal –así como la mercantilización neoliberal de todas las esferas de la vida- nos han llevado a la supresión de la conciencia crítica y la empatía hacia los demás seres humanos y hacia todo lo viviente. La gran tragedia de nuestra época es que vivimos sobresaturados de información que en su mayor volumen es precisamente eso, “ruido”, que nos desestabiliza emocional y espiritualmente. El “logos” y el “ethos” se diluyen en un maremágnum de “falso conocimiento”, ruido despreciable y propaganda del sistema, violentamente política y económica. Es bien sabido, pues, que la poesía es uno de los últimos lugares de resistencia del pensamiento. Como muestra:

Cuando voto no sé si soy libre.

o:

Dicen:
si te arrodillas y rezas irás al cielo;
pero en la tierra estar de rodillas es el infierno.

“Palabras para explicar” continúa con los aforismos, pero introduce algunos poemas más largos, de tono metapoético y gradualmente más líricos y sensoriales. Asimismo, aparece la denuncia social y el grito necesario contra la injustica y el crimen del Poder perpetrado en las guerras y especialmente en la migración forzosa, que es el gran holocausto actual que el poeta insiste especialmente en visualizar frente a la autoimpuesta ceguera colectiva. Qué triste la negación del “sympathos” que nuestra propia condición humana debería abrazar ineludiblemente. Tal es el triunfo de esta era perversa y dictatorial, la de la globalización plutocrática. Al mismo tiempo, el autor nos va introduciendo en el ejercicio del “ethos”, de la ética –hoy más vilipendiada y pisoteada que nunca-  que no debimos olvidar. Por ejemplo:

Escribiré en el sol de las lágrimas del mundo.
Mi corazón se aplaca escribiendo el dolor.

o:

Cuando me desmantele la muerte
seguiré siendo una ventana blanca
de amor en mis palabras.
Sílabas de sol.

En “Pinceladas de un amor” el poeta evoca el recuerdo amoroso y el sexo de la amada, desde la limpieza de lo carnal, bello y hermoso, y desde el espíritu.

“Él es la hoja caída” retorna al tema del otoño como símbolo de la madurez, el paso del tiempo y el enfrentamiento del olvido, pasos previos a la muerte. Aquí el verso largo se adueña del poema y la altura lírica desborda la intención de quien lo escribe, dejando de ser propio para ser universal.

Solo un destino:
la mar.
 
Un no en mis manos,
un cesar.
un llanto atravesando
                        las lágrimas.
en la belleza de la luz.
 
Un no definitivo
                        para ser ceniza.

“Haikus” agrupa una buena cantidad de poemas cortos escritos en esta forma japonesa. Para el autor, un haiku es sobre todo memoria visual, es decir, una pincelada del instante que nos conecta a nuestro ser, a nuestra emoción más profunda para recuperar un decir y un explicarnos que nos sumerja, de nuevo, en el silencio, para así iluminarnos. Aunque el haiku “occidental”, digamos, es más sincrético con lo urbano y lo natural, lo que no resta fuerza e intensidad al poema.

En una grieta
del asfalto hoy he visto
una flor amarilla.

En “Hagamos puentes al dolor” el autor se adentra claramente en la denuncia del sufrimiento de los oprimidos y en el señalamiento de los poderosos como responsables del crimen de la guerra y las injusticias que asolan el mundo y lo llenan de dolor. Reclama la participación activa del lector y su despertar consciente para ejercer resistencia en los ámbitos que le sea posible. La voz de la poesía, se confirma actualmente, como uno de los lugares de la resistencia del pensamiento y de la conciencia ética. El verso sigue siendo largo, e incluso construido en forma de poemas en prosa.

Callar es violencia.
Los lugares son de todos. Los sintierra son de la tierra.
Escuchemos su sangre, es roja, como la nuestra.
Grito por ellos.

“Pisemos tierra en la tierra” intenta devolver la voz a la naturaleza, a fin de que podamos escucharla, tan desconectados estamos de ella en nuestra egolatría y alienación ya señaladas anteriormente. Somos parte inseparable de la misma.

“Ayer y hoy” es un recorrido por su historia personal, sus recuerdos de infancia, su madre, desde lo particular hasta lo universal, pues la tarea de vivir es la construcción de la propia alma y la adquisición de un “ethos”, tarea consustancial a la propia poesía.

“In memoriam” retorna de nuevo al verso corto, aforístico, en un conjunto de poemas en los que rinde homenaje a personajes significativos para el autor.

“Coda” es un maravillo poema sobre el David de Miguel Ángel, que refleja al modo griego la sed de belleza y el amor que todos los seres humanos tenemos por asemejarnos a lo bello y nuestra elevación espiritual.

Yo calentaré tu frío.
 
Tu suspiro de hielo será mi voz
                        en un eco secreto.

Con “Versos sueltos” se cierra el libro, y el lirismo alcanza –quizá- sus cotas más depuradas y elevadas:

Las luciérnagas mueren
en el frío del mundo.

o:

Un verso es un pájaro que canta en el vuelo
                        del viento.

El CD multimedia de igual título al libro recoge 16 piezas líricas del mismo, complementando la lectura y finalizando con una maravillosa pieza de danza coreografiada y dirigida por el bailarín Alberto Escobar, con la impecable filmación de Nacho Fábregas. En esta pieza se recita el poema “El David de Miguel Ángel” resumiendo magistralmente esa sed de belleza que mencionábamos anteriormente, desde el simbólico despertar a la condición humana de la obra de arte, y su idealización final como canon de belleza no solo masculina –que también. Es de agradecer un colofón tan hermoso y rotundo en el complemento visual y multidisciplinar que es este CD, pues nos recuerda que nuestro destino es la consecución –la realización- de la belleza en nuestras vidas, en nosotros mismos y en los demás, pues el amor concreto y universal es lo que nos ennoblece como seres humanos.

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