ESTÁS Y ESTARÁS SIEMPRE CON NOSOTRAS, ERES NUESTRO ÁNGEL, ERES NUESTRA ANGELA.

Por: Elisabetta Bagli


Angela: un sueño, una vida por vivir, un alma por descubrir, sus palabras para leer, para amar.

Angela y nada más.

Ahora realmente no hay nada antes de ella.

Lo que ella nunca hubiera querido que sucediera, y que presentía como un peso en su cabeza en cada momento de su vida, se cumplió trágicamente. Ayer por la mañana, su esposo cogió su arma reglamentaria y decidió quitarle la vida, decidió quitarle la vida a una bella y dulce mujer, a la mujer que le dio un hijo, a la mujer hacia la que profesaba un amor enfermo, un amor que podía ser sólo posesión, celos, narcisismo. Un amor patológicamente narcisista, nacido de su necesidad de ser feliz consigo mismo. El amor, a veces, es retorcido, oscuro y, a menudo, se vuelve violento hasta llegar a la muerte. Es un amor que amor no es. Todo depende del concepto que uno tenga del amor y del respeto que tiene por su compañero sentimental y por uno mismo.

Por los textos de psicología, sabemos que este tipo de amor-odio hacia uno mismo influye mucho en las relaciones afectivas: si uno no se ama a sí mismo no puede ser completamente libre de amar al otro y de hacer que su pareja se sienta libre en la relación. La dependencia de la felicidad con la pareja conduce a la posesividad y a la pretensión de que el otro se aniquile a sí mismo, y ya no sea un individuo, no tenga sus propios deseos, no viva por sí mismo, sino que viva para el otro, dedique su entera vida al otro, sin ninguna posibilidad de crecimiento personal que es el único elemento que, por el contrario, garantiza al amor una maduración sana y libre.

Angela estaba experimentando algo terrible en su vida y, a pesar de esto, seguía teniendo una bonita sonrisa en sus ojos, esos ojos esmeralda que evocaban el manto herboso de principios de la primavera, cuando la naturaleza se despierta y se prepara para la temporada de la belleza, en la cual todo florece, todo renace. En Ángela existía la esperanza de poder seguir adelante, de poder cambiar su vida, de poder cultivar su sueño, el sueño de darse a los demás a través de sus escritos, de sus palabras. No todos los que hoy la lloran y la conocen sabían que en sus maravillosos ojos había una espina clavada que la hacía llorar, sangrar, que la asfixiaba y le restringía el oxígeno que necesitaba para poder abrazar el sueño, su sueño.

Angela querida, tú querías la belleza, la del corazón, la de los sentimientos, la de la vida, la del arte, y te aferraste a ella como podías. Querías respirar este aire profundamente y cada momento de libertad que tenías lo empleabas en eso. Por esto, escribiste, cantaste, pintaste, organizaste eventos para jóvenes y mayores; por esta razón, cada vez que se te presentaba la oportunidad de hacer un viaje a Roma para declamar poemas y presentar tu libro “Las siete maravillas fantásticas del mundo antiguo” y tus escritos, estabas muy contenta de poder respirar el mundo y hacer que el mundo te respirara. Sí, porque en cualquier sitio al que ibas llevabas alegría y luz, tu dulzura infinita y tu manera educada y elegante de hablar, y la expresión serena y pura de tu cara se engastaban en los corazones de los que poco a poco te conocían. Roma te recibió con los brazos abiertos y cuando te conocí personalmente en I Concerti del Tempietto abracé a una mujer frágil y fuerte al mismo tiempo, una mujer que sabía que, tarde o temprano, su vida tenía que cambiar y que su lugar no podía más estar en su casa.

Junto con muchas poetisas respiramos la belleza del Teatro di Marcello, acompañadas por Angelo Filippo Jannoni Sebastianini que ejercía de anfitrión. Nos entendimos de inmediato y creamos una atmósfera mágica, el resultado de la sinergia que solo tu amiga, nuestra amiga Anita Napolitano, consigue crear. Esa noche las letras fluyeron como en un baile en un escenario único, quedándose en ti, querida Ángela, creando el destino infinito de todos los que amamos expresarnos con palabras. Verde era tu vestido como tus ojos, verde tu esperanza como tu constancia en querer volar, llenando tu vida con poesía.

Te amamos, “pequeñita” -como solía llamarte Anita-, y ahora que te has ido y nos sentimos impotentes y enojados por lo que sucedió, sabemos que finalmente eres libre, que finalmente estás en paz. Pero ¿qué precio tiene esta paz? Tu vida, un precio demasiado alto…

Estás y estarás siempre con nosotras, eres nuestro ángel, eres nuestra Angela.

Llevaremos adelante los proyectos de los que nos hablaste; haremos que tantos niños puedan abrir los ojos de asombro al leer tus historias, al escucharlas; nos aseguraremos de que tu breve paso por esta tierra sea recordado por todos y de que no se olvide la historia de tu vida, que sea un ejemplo para muchas personas que como tú no han tenido voz y puedan encontrarla en el fondo de su alma junto con el valor de denunciar a su torturador; nos aseguraremos de que lo que nos has dado con tu infinita dulzura no se pierda, sino que permanezca siempre vivo dentro de nosotros.

Hemos escuchado tu grito de dolor demasiado tarde, querida Angela, solo esperamos que tu sacrificio no sea en vano y que la sociedad en la que vivimos escuche los gritos de mujeres que igual que tú, silenciosamente, gritan su derecho a la vida y se puedan tomar medidas inmediatas para protegerlas, para que ellas también puedan anhelar la belleza del mundo que, a pesar de todas las atrocidades y malentendidos, sabemos que todavía existe.

Os dejo con dos poemas de Angela Ferrara, traducidos por mí, en los que se puede ver su sensibilidad hacia los problemas de las mujeres, y con un poema escrito por Emiliano Scorzoni, su gran amigo, inmediatamente después de haber conocido la trágica noticia.

¡Adiós Angela!


“Mi corazón está apretado”

De Angela Ferrara

Traducción de Elisabetta Bagli

Mi corazón está apretado,
apretado en mis manos,
es brasa que no se quema
soplo encima y no se enciende.

Gris es su color,
de un carbón aún vivo,
consumido y lento se consuma,
no me doy por vencida en su final.

Y aprieto mi pecho,
lo tengo en mis manos,
como una perla dentro del caparazón,
mi más precioso bien.

El reloj de arena se vacía,
marcado ya está el destino
de un corazón pobre
que todo y nada puede.

Desliza lento e inexorable entre los dedos,
pero todavía late,
late en el momento de los segundos
hasta mi último aliento.

“26 rosas”

De Angela Ferrara

Traducción de Elisabetta Bagli

Perdida
en aguas heladas
de un mar extranjero
la esperanza
de un viaje abortado
que encontró su fin allí
y nunca su objetivo.

Triste noviembre
el mundo saluda
26 rosas sin nombre
condolencias que no conocen nación;
tristeza que el corazón aprieta
las 26 rosas tiñe
de blanco, rosa y azul.

Allí, donde se hunden
vidas nunca nacidas
el agua esta fría,
pero el útero materno es refugio:
aunque sin vida
¡todavía está lleno de amor!

Dedicado a la tragedia de las 26 emigrantes que se ahogaron en el mar de Libia en noviembre 2017. Más de una estaba embarazada …

“Angela”

De Emiliano Scorzoni

Traducción de Elisabetta Bagli

Nada tiene ya sentido,
ahora que te has ido.
Eras una criatura angelical,
eras buena con todo el mundo,
tu inmensa dulzura nos donaste.
Generosa de gran corazón
trabajaste para los necesitados y para que los niños fueran felices.

Fuiste un ángel de nombre y de hecho
y ahora lo eres desde el cielo.

Poeta de versos sublimes, delicada con alma y pluma.

Tu sonrisa siempre permanecerá en el corazón de aquellos que te aman,
una sonrisa sincera, brillante, llena de vida.

Esa vida libre que tanto soñaste
te ha sido arrancada por una mano áspera e inhumana
de quien decía amarte y siempre protegerte.

No tiene sentido todo esto…
esta trágica noticia es devastadora

Tengo ganas de dejarlo todo…
Pero en tu nombre y en el nombre de millones de otras mujeres asesinadas por sus hombres
dedicaré mi tiempo a recordar y educar.

Basta ya de estos asesinatos

Basta ya de feminicidios

Te quiero Angela, querida amiga, siempre te extrañaré.

 

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