¡LAS REYAS MAGAS! | HILARIO MARTÍNEZ NEBREDA

La última sección

Por: Hilario Martínez Nebreda


No burláis canas, Alcalda. Pero sí, a ras de calva,
tomáis por lerdo a un viejo del tiempo Maricastaña.
En la comarca rezongan gatos fañados de raza,
sensitivos de nariz más que Pinocho en matanza
en tiempo de la cuaresma, del perplejo y la magaña.
Que a pie juntillas decían: ¡sí, creo!… Y les escullaba
la baba, como nacidos en este país de Babia.

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«¡Majas vienen, ay, Manuela!» al balcón de nuestras casas,
sobre jorobas gigantes con regalos a la infancia.
– Colocad los zapatitos limpios y un caldero de agua,
para calmarles la sed de boca seca y quemada.
Si veis que montan caballos en celo de una potranca,
será que huelen olor de almizcle de Reyas majas.

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¡Gloriosa edad!…¡Oh, gloriosa, brillante en oro y de plata!
Edad ignorante,dicen, aunque dichosa por sabia.
Mis padres, de humilde cuna, ponían brillo de albarca
en tela roja, pues rojo es cebo para las ranas.
Entonces, ¡qué feliz, yo, por la nieve tras las mansas
huellas de los pies calientes de mi vecina Mariana!
«Si a medianoche rebuzna la burra de ‘la Colasa’,
¡son ellos!» ella decía. Y asomaba por las sábanas
mis ojitos, impacientes como sabañón en brasa
por el frío hielo. ¡O, témpora, o, mores! hoy tan nefastas.
A ti, maestro, que enseñas en escuela, la gramática
pregunto:¿qué,de quién burlan bla,bla,bla? si apenas hablan.
¿Por qué gritan»¡Satanás!» ellos que preñaron la vaca
que parió un bicho con rabo, mitad toro, y negras astas
con otra medio caballo de pastos en una cuadra?
En mi tiempo, había algún «sacamantecas» en «aiga«.
Un hombre tuerto con saco. Y mozo que, bruto, «¡mala
oreja!» decía, casi a tirones de arrancarla,
mostrando entre los dedos como si la oreja manca.
O en el muslo adolescente posaba su mano osada
a retortijón en rito o grito de inicio: «¡guarda
muchacho, jo, la jojoya! ¡guárdala pa’la más guapa!».
Y ahora ¿qué?¿quien preserva su inocencia,cuando manda?
En el mejor de los casos, condenado por canalla,
mancilla a la Inocencia en su inocencia de nalgas.

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Flamantes, por fin, se acercan con sus camellas y pajas
(paja trenzaban sus dedos en la canasta y cantaban
«monta tanto tanto monta»), cargados de toda ganga,
Reyas del güano y del mambo, sobre joroba acrobática,
en camellos de farlopa de allá de tierras de jauja.
Mirad también la Cibeles con unas sastras, ¡chulapaaas!
guapas del norte y del sur, contentas como unas pascuas,
para exponer de alabastro sus cuerpos como azafatas
en fiestas de la anorexia por atracones de pasas.

…………………………

-¡Eeeh! ¿quien va?… ¿Don Juan? Isidro,en un embozo,con máscara
de señor y su cartera por escaleras villanas
subiendo del tamojal adornado de corbata,
más chulo, coño, que un triunfo, carozo de una castaña.
¡La madre que lo parió!…bien se quedó y a sus anchas,
cuando se marchó Mambrú a la guerra, de quien cantan
aún las putas «no sé si volverá…». Y lo bailan.

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