“HAIKUS COMPLETOS” | LUIS ALBERTO DE CUENCA. UNA LLAMADA A LA QUIETUD.

Por: José María Herranz Contreras


HAIKUS COMPLETOS (1972-2018), de Luis Alberto de Cuenca.
Los libros del Mississippi. Colección Libretos del Mississippi.
Madrid, 2019.
Prólogo de Ricardo Virtanen. Ilustraciones de Javier de la Rosa.
ISBN: 978-84-945796-8-4

Esta bella edición ilustrada de “Los libros del Mississippi”, en su colección “Libretos del Mississippi”, inaugura el primer número de la misma con una recopilación de todos los haikus publicados hasta la fecha por el poeta novísimo y culturalista Luis Alberto de Cuenca y Prado, cuya amplia obra en verso, prosa y ensayo cumple ya los 48 años de publicaciones, y cuya altura y calidad le han hecho merecedor de formar parte del canon literario español. Los “Libretos del Mississippi” en su forma y diseño rinden homenaje a aquellos libretos ligeros de la city, que Lawrence Ferlinghetti editara durante los años 50 y 60 en San Francisco, y que publicó a casi todos los autores de la generación beat, en su sello “City Light Books”. Historia de la literatura moderna que hoy reactualiza Luis Alberto de Cuenca con esta edición de sus haikus reunidos.

Resulta sorprendente constatar que hasta la fecha no habían sido reunidos en un único libro los haikus escritos por el autor. Doble mérito, por tanto, el de este libreto al acercar al gran público este género, que también servirá para tender puentes entre la cultura japonesa y el mundo occidental.

Si bien es cierto que el haiku se inició aproximadamente en el siglo XVI en Japón, muy ligado en su origen al Tao y posteriormente al zen, cuyos primeros haijines usaron fundamentalmente la impresión del instante, la pincelada del mundo natural como máxima expresión de la iluminación del momento, o satori, en siglos posteriores usaron temas más cotidianos y posteriormente urbanos para ampliar el horizonte de dicha forma poética. No es hasta finales del siglo XIX y principios del XX cuando algunos poetas importan el haiku o sus ecos en otras formas estróficas, como hicieran los modernistas Juan Ramón Jiménez o los hermanos Machado (Antonio y Manuel), así como Federico García Lorca (recordemos el Poema del cante jondo). Tal y como señala Ricardo Virtanen en su detallado y esclarecedor prólogo, Luis Alberto de Cuenca se configura como uno de los más destacados cultivadores occidentales de este género, junto con Leopoldo María Panero y Jesús Munárriz entre otros, reinterpretando de manera personalísima esta forma poética. Este erudito prologuista ilustra estupendamente en su prefacio un resumen de la historia de este género en Japón, así como las vicisitudes de su importación al mundo occidental y un pequeño análisis de las estrofas que tuvieron eco del mismo (como por ejemplo en el cante popular flamenco la soleá y la seguidilla),  así como muchos otros aspectos de la obra luisalbertiana al respecto.

Salvando la distancia entre ambas culturas, así como la forma expresiva (en el haiku japonés clásico no se puntúa la estrofa, y obedece a unas normas bastantes estrictas en recursos y contenido), el haiku en español conserva la secuencia estrófica (5-7-5) sin rima o asonantado, y en el caso de Cuenca mantiene bastante el espíritu original del mismo. El libreto se estructura en 7 partes que recogen los haikus escritos en 6 de sus libros de forma dispersa, en concreto, los publicados en Elsinore, Por fuertes y fronteras, Sin miedo ni esperanza, La vida en llamas, El reino blanco y Cuaderno de vacaciones, cerrando el ciclo un conjunto de Inéditos, y abarcando en total los años 1972 a 2018. Se agradece la labor compiladora del autor, junto al editor Antonio Benicio Huerga, amigo personal del mismo, en esta reunión y selección erudita de los textos de Alberto de Cuenca, aprovechando el formato tan bello de los “Libretos del Mississippi”, que en su momento y en los Estados Unidos también reunieron haikus de destacados poetas de la generación beat, como se ha señalado anteriormente, como los escritos por Jack Kerouac y Allen Ginsberg.

En De Cuenca, los haikus aquí reunidos pueden clasificarse, como indica Ricardo Virtanen en desenfadados (lo cotidiano y lo amoroso), misterioso-metafísicos, clásicos (que inciden en el repentino cambio de tono para conseguir ese asombro del instante), epigramático-jocosos, y míticos. Como no podía ser de otra manera, el poeta controla perfectamente el uso de los recursos necesarios para conseguir el efecto deseado, según las normas generales del género, aunque con su sello distintivo y personal, su propia voz poética, en suma. Vean estos ejemplos:

Talle de viento.
Un jazmín se desploma.
Llanto del agua.

(haiku clásico, elementos naturales, pincelada del instante, emoción asombrada)

En esta alcoba
ya nada puede hacerse
salvo morir.

(haiku metafísico, de tono misterioso, que evoca el paso del tiempo y el fin del amor juvenil)

Vivió. Murió.
Supo ser nadie y todos
al mismo tiempo.

(haiku clásico de tono intenso y filosófico, que refleja el destino de cualquier ser humano)

Qué hará esa nube.
¿Pasar? ¿Derramar lluvia
sobre mi hoguera?

(haiku que usa un recurso de la naturaleza para hablar del sufrimiento amoroso y pasional)

El libro se completa con unas bellas y estilizadas ilustraciones de Javier de la Rosa que ilustran algunos de sus poemas, y que recuerdan delicadamente a los dibujos de Federico García Lorca o Rafael Alberti.

En suma, este libreto es un deleite exquisito para que el lector pueda disfrutarlo en pequeñas dosis, meditando en silencio y con suficiente tiempo cada uno de los poemas, ya que el haiku requiere exactamente eso: dejarse llevar por las imágenes concisas que en su intensidad y polisemia nos hablan de lo que compartimos todos y todas, esto es, la fugacidad del tiempo, el sentido de la propia existencia, la belleza de la propia vida y sus sencillas cosas, el amor y el disfrute sensual, el cariño, la risa, el absurdo, y el misterio de la muerte al que todos nos dirigiremos algún día. En tiempos tan enloquecidos y desquiciados como los actuales, en nuestra cultura y civilización, no es poco: una llamada a la quietud, a la detención del tiempo, a la belleza del instante, a la iluminación. Larga vida a estos “Haikus completos” de Luis Alberto de Cuenca, y gracias a “Los libros del Mississippi” por haberlos editado.

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