EL ESTADO DE LAS COSAS
Por: Manuel de la Fuente Vidal
“El libro transparente de las cosas que existe y de las que no existen”. Rafael Courtoisie. 80 páginas. Ed. Los Libros del Mississippi, 2020 ISBN: 9788412074109
El título es delicioso y tiene un aire cortazariano, “El libro transparente de las cosas que existen y de las que no existen” (completado con unos directos al estómago humano y poético que son los “Aforismos del desterrado”), nuevo título debido al escritor uruguayo Rafael Courtoisie, una de las voces más destacadas de la poesía en lengua castellana de las últimas décadas. Y es que aquí el poeta se mueve con sutileza y donosura entre los pliegues de todos esos mundos que existen, pero no necesariamente están en éste. Courtoisie hace sonar las campanillas de las palabras como encantadores cascabeles que hacen cosquillas en nuestra imaginación. Casi siempre, la sencillez es el mejor camino para llegar a lo más hondo, lo que en estas páginas el autor consigue de forma sobrada y más que suficiente, como ya nos señala en los primeros versos: “Una paloma de papel / con letras que vuelan. / No un ave: un poema”. Pronto indaga con tino Rafael Courtoisie en esas cosas a las que se refiere en el título: “Todas las cosas tienen nombre. / Las que no existen / callan. / (…) Cada palabra es un mundo”. Y por ese ancho mundo se mueve el vate sacando conclusiones que al lector le llegan bien adentro: “No somos lo que sabemos / somos lo que soñamos”. Sueños que en la voz del poeta pueden hacernos rememorar conmovedores y no menos terribles episodios bíblicos (“La sal recuerda el viento que sacudió las afueras de Sodoma, la piel / desnuda de Gomorra, la mujer de Lot”), recordar a la gran cantora chilena (“Volver a los diecisiete / después de vivir un siglo (…) “Volver a ser de repente / como un niño frente a Dios /canta Violeta Parra / resucitada y yo”) y trazar más allá de Marte y del terror de los libros ardiendo el dibujo de Ray Bradbury, enorme lírico además de uno de los más grandes de la ciencia-ficción: “Y cuando nace la noche en la boca de un poeta también nacen / infinitas, las galaxias, los planetas en torno a las estrellas, las / lunas de las sílabas y el viento”. El uruguayo mira fijamente a los ojos del lector por si a éste aún le quedaba alguna duda (“Ya no estoy en mí: soy lo que lees”) y le da el mejor de los consejos: “Para ver el eclipse / cierra los ojos. / Sólo dentro de ti / brilla la noche”.
Pasemos ahora, con orden y con concierto a la segunda parte del libro, esos “Aforismos del desterrado”, crónica de un exilio interior al que tantas veces nos vemos abocados. El aforismo es un arte sutil que muchos creen dominar y que muy pocos lo consiguen. No es el caso, porque Rafael Courtoisie consigue en una línea poner muchos puntos sobre muchísimas íes, pero claro, hay que saber verlo (“La mirada comienza antes de abrir los ojos”), identificarlo (“La poesía dice lo que las palabras no quieren nombrar”) y saber trascenderlo: “Sin amor siempre se está lejos, uno es paria en todas partes”, porque, yo, el desterrado, “no tengo país, mi sitio son las palabras que digo”, y eso conlleva una dolorosa hambruna: “El olvido es pan para el desterrado. / El desterrado come olvido. / Y cada vez tiene más hambre”. Porque en tristes y resumidas cuentas, “haber nacido es haber sido desterrado”.
Estamos ante un libro sorprendente, mágico, heterodoxo, en el que, existan o no existan, se llama a las cosas por su nombre, se las descubre y redescubre, se le dan al lector las coordenadas poéticas para que sepa encontrar la latitud y longitud del aliento poético que se aloja en todas ellas. Como en aquella subyugante película de Wim Wenders, Rafael Courtoisie pasa revista a “El estado de las cosas” y nos dibuja un encantador y trascendente mapa para que viajemos entre ellas y descubramos sus muchísimos y encantadores tesoros.