PALABRAS CON HISTORIA | SOBERANÍA

Por: Marcos López Herrador

Palabras con Historia


Ejercicio y posesión de la autoridad suprema e independiente.

El concepto de soberanía es utilizado generalmente en el ámbito del Derecho Internacional para señalar la cualidad, que corresponde a los estados, por la que pueden actuar de forma libre e independiente en sus relaciones con otros estados.

Si bien es cierto que la soberanía es ejercida por el Estado, su titularidad corresponde al pueblo al que este sirve.

Así, el pueblo soberano que forma la Nación, se dota de un Estado para la gestión y administración de sus asuntos internos, y para manifestar su voluntad al relacionarse con otros estados en el ámbito internacional.

La voluntad general sólo puede ser una, aunque existan entre los ciudadanos opiniones diversas e incluso discrepantes, por la sencilla razón de que es imposible sostener a la vez una posición y la contraria.

De igual manera, la soberanía es indivisible, pues al sustentarse en el ejercicio de la autoridad suprema e independiente, no cabe más de una soberanía en una misma nación porque, por lógica, una de ellas no sería suprema, o no sería independiente.

Estos principios, que son bien sencillos, tal parece, sin embargo, que no están ni remotamente asumidos en nuestro día a día. Alguien pensará que tiene poca importancia tenerlos asumidos o no, que son meramente teóricos, bastante bizantinos, y que a nadie interesan. Pues bien, quien así piense se equivoca por completo, porque no tener claro estos conceptos, no sólo produce confusión, sino que acaba por condicionar nuestra vida cotidiana en todo lo que es importante, ya que una sociedad sin principios acaba sometida a quienes actúan con menos escrúpulos, y termina perdiendo su libertad.

Debemos tener muy claro que un estado moderno se organiza sobre la base de la división de poderes entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial; y que es el Legislativo el que representa la soberanía nacional.

En España, sólo las Cortes Generales representan a la soberanía nacional.

Es importante conocer esto, porque el parlamento de Castilla la Mancha, no representa la soberanía de los castellano- manchegos, como no representa la soberanía de los catalanes el parlamento catalán, porque la voluntad de uno y otro ni es suprema, ni es independiente, ni esos ciudadanos son la totalidad del pueblo español, único soberano en España.

Dicho esto, conviene mencionar que el parlamento nacional no es soberano. Soberano es solo el pueblo español. El parlamento es depositario de la representación del pueblo español, y por tanto representa, no ostenta, su soberanía.

Si tenemos esto claro, podemos comprender que uno de los ejercicios esenciales de la soberanía consiste en que el pueblo que goza de ella pueda decidir libremente sobre sí mismo, sobre lo que es, y sobre lo que quiere ser.

Como es lógico esa decisión tendrá que ser adoptada por todo el pueblo. Es todo el pueblo soberano el que tiene derecho a decidir sobre sí mismo.         

Por tanto, cuando los catalanes independentistas, defienden su derecho a decidir, porque quieren separarse de España, quieren para sí el derecho a decidir lo que va a ser España si Cataluña se independiza. Que España sería diferente, si tal cosa ocurriera, es algo que nadie puede negar. Pero claro, que España sea diferente es algo que debe decidir todo el pueblo español, y no una parte minoritaria, que imponga su decisión a la mayoría. Nótese que el que una minoría imponga su voluntad a la mayoría conculca el principio fundamental de toda democracia, creando una paradoja insalvable con los que defienden que el derecho a decidir es democrático porque votar lo es. En realidad, quienes defienden como democrático el derecho a decidir de los catalanes, lo sostienen sobre la poco democrática actitud de negarnos a los españoles el derecho a decidir qué queremos ser.

Existe además una gran trampa en quienes plantean que una consulta sobre la autodeterminación es un mero ejercicio de expresión de la voluntad de los catalanes. Si lo meditamos con detenimiento, veremos que la independencia no sería la consecuencia del resultado de la consulta, sino que sería previa a la consulta, al estar implícita en el ejercicio del voto, que sería, ya de por sí, soberano e independiente de la voluntad del resto de los españoles, al margen del resultado final.

Quiero decir, que el mero hecho de conceder que pueden votar sobre su independencia es de por sí un reconocimiento de que lo son, y de que son soberanos, pues pueden decidir sobre ello.

Sería muy conveniente para nuestra convivencia que todos tomásemos conciencia de hasta qué punto no tener las ideas claras puede comprometer la paz.

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