PALABRAS CON HISTORIA | HISPANIDAD
Palabras con Historia
Por: Marcos López Herrador
El concepto de hispanidad no se limita a definir el ámbito geográfico de aquellos países que en su día fueron colonizados por España, y formaron parte de su imperio. La hispanidad es un concepto complejo, que abarca al inmenso grupo formado por más de quinientos millones de seres humanos, que se identifican como pertenecientes a una cultura común, y que no sólo comparten la lengua, sino valores y tradiciones, que les hacen sentirse como una comunidad diferenciada en el mundo.
No parece que hoy en día los españoles seamos conscientes de la inmensidad y de la grandeza del concepto de hispanidad. Nos hemos acostumbrado a él de tal forma que no damos relevancia alguna a lo que significa.
Da la sensación de que no sabemos valorar hasta qué punto los españoles hemos construido y dado forma al mundo, a la realidad humana, tal y como hoy la conocemos. Si lo pensáramos con detenimiento, caeríamos en la cuenta de que se trata de una obra colosal, nunca vista y tan excepcional que, aun conociéndola, resulta increíble.
Los españoles sufrimos la patología de ser nuestros peores enemigos, y más severos jueces. O, mejor dicho, más que jueces injustos, en lo que a veces nos convertimos es en verdugos de nosotros mismos, cuando lo que deberíamos es de estar orgullosos de lo que hemos sido, y de lo que somos. Algo incomprensible en nuestra forma de ser nos lleva a tirar por tierra cuanto de grande hemos hecho a lo largo de nuestra historia. Una parte considerable de nosotros encuentra un placer morboso y enfermizo en repudiar cuantas virtudes o hechos heroicos han marcado nuestra presencia en el mundo. Cualquier otro pueblo, de haber logrado lo que nosotros, estaría orgulloso de sí mismo y sería consciente de que es difícil alcanzar mayor gloria.
Para llegar a comprender el alcance de lo que la hispanidad significa sería preciso hacer algunas consideraciones. Podría parecer que la hispanidad es el resultado lógico de haber tenido un imperio colonial, como tantos otros países han tenido. Nada más lejos de la realidad. Una visión superficial de la Historia haría parecer que, a partir del siglo XV, las potencias europeas se lanzan sobre el mundo y construyen imperios coloniales. Dentro de esta concepción, el Imperio español sería uno más entre otros y, por consiguiente, no habría que darle mayor relevancia a que una potencia europea se constituyera en imperio.
Pues bien, esto no es así, porque, desde antiguo, en el mundo se ha podido distinguir claramente entre la cultura occidental y la oriental. La cultura occidental es el resultado de la evolución de la cultura greco-romana junto al cristianismo, que ha sido capaz de alumbrar una sociedad basada en el respeto a los derechos individuales, culto al trabajo, al progreso, al pensamiento científico, al desarrollo tecnológico, y a la democracia, y que ha alcanzado las más altas cuotas de prosperidad, seguridad, libertad, solidaridad y convivencia que la humanidad ha conocido jamás.
Preguntémonos ahora qué es Occidente hoy en día. Es, dicho a “grosso modo”, Europa, América, Australia, Nueva Zelanda y Filipinas, llegando los valores occidentales y su forma de vida a Japón y Corea del Sur.
A finales del siglo XV, Occidente, era Europa. Es entonces cuando España, que acaba de forjarse como nación occidental, tras ochocientos años de encarnizada lucha contra la cultura oriental islámica, descubre para la humanidad un nuevo continente: América. Muchas naciones europeas se lanzan a construir sus imperios, pero sólo dos transforman los suyos en lo que hoy es Occidente. Esas naciones son España y Gran Bretaña. Haciendo la salvedad de Portugal con Brasil y Francia con la provincia canadiense de Quebec, el resto de las naciones no ha conseguido nada parecido. Ni Francia, con su imperio africano, ni Alemania con su imperio frustrado, ni Holanda con su imperio comercial, o Italia con su mero intento imperial, pueden decir que hayan contribuido a que los territorios que han dominado sean parte de Occidente.
España ha contribuido a integrar en Occidente a gran parte de América del norte, Méjico, América central, América del Sur y Filipinas. Y esto ha ocurrido de una forma única que no se ha dado en el mundo británico, porque mientras estos han ocupado los territorios conquistados, desalojando a sus habitantes indígenas, España ha producido una cultura de mestizaje en la que los pueblos indígenas han sobrevivido, integrándose en la cultura greco-romana, cristiana y occidental, para el mundo.
Es ese el mundo que hoy conocemos como Hispanidad, idea de la que tan orgullosos deberíamos sentirnos los españoles.