CRISTÓBAL TORAL: FIGURA CLAVE DEL REALISMO ESPAÑOL

El Atril

Por: Isabel Rezmo


Una de las figuras emblemáticas del realismo español, está plagada de exposiciones y reconocimientos a una carrera que alcanza el medio siglo  Su casa madrileña, donde en otro   fue visitada por pintores como Allen Jones y Mel Ramos. En las paredes de su estudio abuhardillado e iluminado con altos tragaluces, se adivina   la celebérrima fotografía de prensa en la que aparece junto al astronauta Collins, Nueva York 1969; así como el cartel de la Bienal de Fiorino (Florencia) 1977, en la que ganó la Medalla de Oro frente a rivales como Balthus.

ha expuesto en las mejores salas de todo el mundo. La mayoría de sus obras pueden observarse en Antequera, en el Museo de la Ciudad de Antequera, situado en el Palacio de Nájera, ciudad de la provincia de Málaga a la que se trasladó su familia a los pocos días de su nacimiento, donde se ha dedicado una sala a la obra de este pintor.

La calidad de su obra pictórica le ha hecho merecedor de un amplio reconocimiento internacional y de distinciones como las de Hijo Predilecto y Medalla de Oro de la Ciudad de Antequera, Medalla de Andalucía o Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría. En 2014 en su muestra Cartografía de un viaje, ha expuesto una polémica obra en la que aparece un retrato de Juan Carlos I en un contenedor de basura.

BIOGRAFÍA.

Hasta los diecinueve años vivió en el campo trabajando junto a su padre, sin haber podido asistir a ninguna escuela. Unos cazadores, que se acercaron a la choza donde vivía para pedir agua, contemplaron sorprendidos los dibujos de aquel muchacho de diecinueve años, y aconsejaron a su padre que le enviase a la Escuela de Artes y Oficios de Antequera. Con sus escasos ahorros compraron una bicicleta, con la que se desplazaba a la escuela una vez terminada la jornada en el campo.

Emilio de Moral, que fue su primer maestro, solicitó a Caja de Ahorros de Antequera una ayuda para el joven pintor, y gracias a director de la Caja, José García-Berdoy, Toral consigue una beca para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, durante tres años se alojó en el Hospicio Provincial. En 1962, traslada la matrícula a la Escuela de San Fernando en Madrid y, gracias aun aumento de la beca, se hospeda en una pensión de la calle Príncipe. En 1964, se gradúa con el número uno de su promoción, y se le concede el Premio Nacional de Fin de Carrera. Durante sus estudios consiguió la Medalla de Oro de Paisaje de El Paular y el Primer Premio de Pintura y Dibujo de la Dirección General de Bellas Artes.

En 1965, obtiene la beca del Ministerio de Educación y Ciencia y la de la Fundación March, es nombrado profesor auxiliar de la Escuela de Bellas Artes y consigue el Premio de la Caja de Ahorros de Málaga. En 1966, ilustra el Romancero Gitano de García Lorca, celebra su exposición individual en el diario Pueblo, de Madrid, y es distinguido con el Premio Corporación Nacional de Bellas Artes. En 1967, realiza una muestra personal de la galería Quixote, de Madrid, y alcanza el Premio Repesa. En 1969, es becado por la Fundación March para ampliar estudios en Estados Unidos, y antes de marchar a Nueva York, expone en la sala Goya, del Círculo de Bellas Artes. En 1970, logra el Primer Premio Blanco y Negro y expone en la galería Fauna´s.

En 1971, es galardonado con el Premio de la Fundación Rodríguez-Acosta, de Granada, y participa en algunas muestras colectivas en Estados Unidos. En 1972, se presenta individualmente en la galería Staempfli, de Nueva York, donde vuelve a exponer en 1973. En 1977 la obra de Cristóbal Toral alcanza una proyección internacional tras la concesión de la Medalla de Oro de la XXIII Bienal de Fiorino (Florencia), sucediéndose exposiciones en Chicago, México, París, Bruselas, Hamburgo, Formosa, Teherán, Nueva York…, así como en las principales ciudades españolas. 1977 – Representa a España en la XXIII Bienal Internacional de “Fiorino”, Florencia, donde obtiene la medalla de oro, y el homenaje de la organización exponiendo su obra en una sala especial junto a Balthus, Guttuso y Varlin.

1980 – Realiza su primera exposición personal en París, en la Galería Isy Brachot. 1981 – Participa en la FIAC en el Grand Palais de París. 1987 – La editorial Espasa-Calpe publica una monografía sobre el artista escrita por José Luis Castillo Puche.

 1995 – El Gobierno andaluz le concede la Medalla de Oro de Andalucía. Es designado Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, Sevilla.

OBRA

En la larga trayectoria de este pintor hay una imagen recurrente: las maletas, símbolo del viaje, el regreso, las migraciones, nuestra condición de nómadas, la soledad, el abandono, la degradación y lo que queda después de todo, el olvido.  Su obra se caracteriza por elegir temas universales: el viaje, el regreso, las migraciones, nuestra ineludible condición de nómadas, la soledad constitutiva de la existencia, el abandono, la degradación y lo que queda después de todo, el olvido, así como testimonios de su/nuestro tiempo a la vez que críticas en cuanto a que representa alienaciones e instrumentalizaciones del ser humano.

Otro de sus temas es el espacio, que afecta de manera decisiva a las llamadas por Lessing, frente a las artes del tiempo (literatura y música), artes del espacio: arquitectura, escultura y pintura. Esta última, desde la invención de la perspectiva en el Renacimiento, ha simulado mediante la técnica una tercera dimensión, creando una profundidad imaginaria con la que el artista manifestaba su habilidad. Un ejemplo paradigmático de ello son Las meninas de Velázquez (1656), una de las pinturas más admiradas y universales de la historia de este arte. Y que ha inspirado, entre tantas piezas, D’après Las Meninas (1974-75), de Cristóbal Toral, donde recrea esa atmósfera real introduciendo de forma abrumadora su símbolo más perseverante, las maletas. 

Más allá de ello, Toral ha manifestado interés por el espacio en otros sentidos. Es una de las pocas personas que tuvo el privilegio de conocer y conversar con uno de los tres astronautas que llegó a la luna en 1969, Michael Collins. Inspirado por este acontecimiento Toral pintó en 1975 El paquete cósmico, adquirido por el Ayuntamiento de Antequera, y que puede contemplarse en el museo de esta ciudad.

Este interés por el espacio se extiende y aprecia hasta en sus obras más recientes, como Tríptico de manzanas en el espacio (2018), en la que rompiendo con la convención de los bodegones, donde se acostumbra a representar las manzanas, o lo que quiera que sea, en una mesa, aquí lo hace flotando en el espacio. Las asociaciones, desde Adán y Eva, pasando por Newton, son interminables. Cabe preguntarse si ha habido algún pintor que haya representado más manzanas en sus telas que Toral. Ni siquiera Paul Cézanne. 

Cristóbal Toral, que cumplió 80 años durante el confinamiento, da fe en sus cuadros de lo que lo rodea: «el mundo es de una gran belleza y crueldad».

Todas sus obras tienen «intencionalidad», compromiso social y durante urante el confinamiento no podía abstraerse de lo que estaba sucediendo.

«He salido a aplaudir cada tarde, pero también he querido dejar mi testimonio de agradecimiento en una obra. Es un homenaje por una labor que han hecho en circunstancias complicadas, con falta de medios y luchando por salvar vidas», explica en una entrevista con EFE.

En la acuarela, en colores verdosos y azules, aparece personal sanitario llevando una camilla: «He tratado de reflejar la urgencia, la rapidez… y la he rodeado de manos aplaudiendo. En el horizonte aparecen unas nubes ennegrecidas, las del futuro, que es más bien oscuro».

Con más tiempo querría hacer una obra de mayor formato, incluso un óleo, y hacer una tirada de grabados con ese tema y donarlos a los hospitales.

«Me gusta que las obras de arte sean algo más que decorativas. Siempre tiene que haber una intencionalidad, un compromiso social -en 1975 llevó a la Bienal de Sao Paulo, en representación de España, una obra de homenaje a los emigrantes-. Siempre digo que el artista es un notario de su época. Debe quedar testimonio de esta horrible pandemia, igual que sucedió con la peste del siglo XIV«.

Toral ha sustituido los «tizianos», «tintorettos» y «rubens» del original por obras del siglo XX y XXI, pintados por Picasso, Rothko, Kandinsky o Mondrian, en el que ha colocado sus características maletas. Las maletas representan para Cristóbal Toral, «movimiento cien por cien; la humanidad siempre se ha caracterizado por ir de un sitio a otro, por el nomadismo. Pues bien, lo que ha ocurrido ahora es un frenazo en seco a ese movimiento y realmente es muy dramático. Ante esta pandemia misteriosa, extraña y sorprendente lo ha paralizado»

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