ARCÁNGEL | LA RESURRECCIÓN DEL FLAMENCO
En un rincón del alma
Por: Juan Carlos Prados Lucas
Me muestro ante vosotros en prensa escrita tras un extenso y largo periplo por las redes. Iniciamos una nueva andadura donde daremos rienda suelta a emociones nacidas de canciones de un extenso grupo de amigos.
En primer lugar creo de justicia agradecer enormemente, que todo esto que ahora quedará plasmado en estas páginas, se debe mayormente al apoyo y enseñanza de una persona muy especial y que lleva dedicando toda su vida a transmitir de muchas maneras el significado de la música. Aún sigo aprendiendo de sus buenos días, de sus obras, de los consejos que le pido y preguntas que le hago constantemente.
nfatigable e incansable, con multitud de ideas y proyectos por llevar a cabo, siempre me animó a no desistir, a saber dónde, cuándo y por qué. Nunca llegaré a estar a su altura, y tampoco lo pretendo por el respeto y admiración que le profeso. Vaya desde aquí mi agradecimiento a Don Fernando González Lucini, todo esto que desde hoy va a ocurrir es tanto o más suyo que mío. Desde estas líneas quiero darte las gracias por todo y que esto también sirva como revulsivo para que tu compañera de fatigas, Tonona, se recupere para seguir juntos caminando por este sendero iniciado hace ya unas cuantas décadas. GRACIAS.
Y ahora vamos a lo que nos ocupa que es la música. El pasado domingo día nueve madrugamos para iniciar camino del Teatro de La Latina para vivir in situ la resurrección del flamenco a través de la prodigiosa voz de Arcángel.
En un horario poco habitual, las doce y media de la mañana, congregó a un público deseoso y ávido de escuchar esa voz clara, una voz tan poco acostumbrados a escuchar muy a menudo. En su voz se congrega la grandeza flamenca de Don Enrique Morente y la sensibilidad del poeta Federico García Lorca.
Emociona escuchar esa canción de cuna mezclada con un aire de despedida, aires de fiesta con tragedias, contar y cantar con esa claridad tan penetrante testimonios de vida y muerte, de amor y llanto.
Escucharle esa Leyenda del tiempo con un aire de modernidad pero respetando los cánones es volver a un pasado presente y ya se podría incluso decir que futuro. Arcángel tiene claro que no intenta transgredir, con su voz y su estilo no confunde la pureza con la tradición ni viceversa. Destila aroma de flamenco puro, es la técnica hecha verdad.
Es un flamenco integrador, no excluyente. Hacía tiempo venía siguiéndolo porque me había hecho recuperar la ilusión por este estilo musical que a veces parece estar destinado y encerrado en los tablaos y para las personas venidas del mundo. Pero con Arcángel he vivido ya dos llenos, uno este de La Latina y otro el del Teatro de la Zarzuela, lo cual demuestra que nos ha hecho recuperar algo que ya creíamos desaparecido.
Oírlo además acompañado, como era el caso por un coro de voces búlgaras, nos hace pensar que se pueden traspasar fronteras sin romper con la tradición. Un coro cuyo director, Georgi Petkov, y algunas de sus integrantes ya acompañaron a Enrique Morente hace casi dos décadas, lo cual llegado el caso engrandecieron aún más si era posible el espectáculo
Arcángel durante casi dos horas en un horario inusual emocionó al personal allí congregado, los olés y las ovaciones se alargaron en el tiempo y durante la mañana. Ese jilguero encerrado en la garganta de este grande nos está proporcionando muchas alegrías y pocos sin sabores. Parece que ha llegado para quedarse, para terminar con los debates.
Nietzsche ya lo dijo en su día en la obra Ecce homo :” la buena música no tiene nunca un público; no es ni puede ser para el público; es cosa de elegidos “. Esto ocurre con Arcángel, que tras su concierto, aún por los rincones de la Cava Baja se escuchaban esas alegrías como si fueran un eco interminable de belleza.