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MARINO BENEJAM Y LA FAMILIA ULISES

Por: Tomás Sánchez Rubio


Próximamente se cumplirá un nuevo aniversario del nacimiento de Marino Benejam. El 26 de enero de 1890 Marí Benejam i Ferrer vio la luz por primera vez en una casa de la calle del Roser de Ciutadella, localidad situada en el extremo oeste de la isla de Menorca, patria chica, asimismo, de José Roberto Torrent Prats, pintor contemporáneo suyo, conocido por sus claros y coloridos paisajes. En aquel momento ejercía la Regencia del trono de España María Cristina de Habsburgo-Lorena, viuda de Alfonso XIII, mientras que Antonio Cánovas del Castillo detentaba —por quinta vez—  la presidencia del Consejo de Ministros. Casi ochenta y cinco años después, el 19 de enero de 1975, fallecerá Benejam en Barcelona.

TBO: Antología de las mejores historias de Marino Benejam

Marí —Marino— era el quinto de los siete hijos de Pere y Francina. A finales de siglo, la industria del calzado balear, muy dependiente del mercado antillano, se resintió con la pérdida de Cuba, y su padre, humilde artesano hormero, decidió trasladarse en 1907 con la familia a Barcelona. Allí ejercería como relojero, oficio que también conocía. Primero habitaron en un piso en el Paseo del Born; luego, en la calle Princesa. En 1902, a los doce años, Benejam se inscribe en la Academia de dibujo del profesor Manuel Alzamora, donde asiste a las clases hasta cumplir los dieciocho. Se matricula en l’Escola de Llotja, nombre que recibe entonces l’Escola de Belles Arts de Barcelona. Su padre pretende que trabaje en la relojería, pero él empieza a pensar en la posibilidad de dedicarse al dibujo humorístico y publicitario. En 1915 se inicia esporádicamente su colaboración en revistas humorísticas de escasa tirada, mientras ejerce como empleado de banca.  El 26 de junio de 1921 se casa con Lluïsa Bartolomé Barceló en la iglesia del Carme de Barcelona. De esta unión nacerán dos hijas: Lluïsa en 1922 y Roser en 1926. Vivían en un piso de la calle de Menéndez Pelayo, actualmente de Torrent de l’Olla, situado en el barrio de Gràcia. Durante los años treinta comienza a colaborar, como dibujante y guionista de historietas, en revistas como Pocholo, editada por Santiago Vives, o KKO, de la editorial Guerri.

Sus primeros seudónimos fueron Rino y Ferrer; no obstante, Benejam fue su firma más conocida. El nombre de Benejam pronto acabó asociándose con la revista TBO, y con la serie más popular de esta: La familia Ulises.

El TBO, conocida revista de historietas por varias generaciones, apareció por primera vez el domingo 11 de marzo de 1917, publicándose cada semana, con algunas interrupciones, hasta 1998. Procedía aquel primer número del taller de litografía de Arturo Suárez en Barcelona. Al principio, la revista estaba impresa en un solo color —azul—; mostraba en su diseño una gran influencia de En Patufet, revista infantil ilustrada y en catalán, nacida en 1904. El precio inicial era de 5 céntimos. Tomó su nombre de la zarzuela TBO, estrenada en el Coliseo del Noviciado de Madrid el 29 de abril de 1909, y escrita por el prolífico comediógrafo sevillano Eduardo Montesinos y el dramaturgo madrileño Ángel Torres de Álamo, ambos también periodistas. Las siglas hacían referencia al nombre de un periódico que aparecía en la obra. Como ha aclarado Rosa Segura, secretaria de redacción del TBO en dos etapas de su vida, y autora del libro de memorias Ediciones TBO ¿dígame? (Editorial Marré, 2006), el título sería sugerido por Joaquín Arqués, director de la publicación y gran aficionado al teatro y a las revistas líricas. Esto contradice diversas hipótesis, más o menos peregrinas, que han surgido sobre el nombre de la revista —como que la revista era editada por un inexistente Tomás Bauça Oliver—.

Viñetas de TBO

El caso es que unos meses después del primer número, entró como editor de la  publicación Joaquín Buigas Garriga, cliente del impresor Suárez. A partir de ese momento pasaron a utilizarse dos colores (rojo y negro) y se situó en la portada una historieta como ya se hiciera en Dominguín, revista infantil publicada por José Espoy entre 1915 y 1916, en lugar del chiste de una sola viñeta que aparecía en los primeros números. En diciembre de 1943, Buigas, junto a Emilia Estivill (viuda de Bartolomé Bauzá, con quien ya se había asociado Buigas anteriormente) y Emilio Viña se establecieron como Ediciones TBO Sociedad Limitada. El sello Buigas, Estivill y Viña SL continuó hasta 1983. A partir de 1986 fue publicada por Bruguera —cuyo embrión precisamente había sido la editorial El Gato Negro, creadora de Pulgarcito—, y entre 1988 y 1998 por Ediciones B, heredera de aquella.

En julio de 1934, en el número 891 de TBO, se publica la primera colaboración de Benejam en la famosa revista. Se trataba de una tira con cuatro viñetas titulada Un enfermo muy grave. Al año siguientecreó el personaje Melitón Pérez, cuya primera historieta apareció en el número 963 del 26 de noviembre. El personaje, parecido al protagonista de la serie sueca Adamson, de Oscar Jacobsson, es un hombre bajito y educado, con traje de chaqueta y sombrero, que desarrollaba su acción en cuatro viñetas mudas.  

Si bien durante unos años compaginó su trabajo en diversas publicaciones simultáneamente, además de dibujar recortables, cuadernos para colorear y felicitaciones navideñas, a partir de 1941 Benejam concentró toda su actividad gráfica en TBO. Junto con Manuel Urda —cuyo último trabajo fue la sección “De todo un poco”, dedicada a curiosidades y chistes cortos—  y Ricardo Opisso —detallista y sagaz como ya se ve en la portada del Almanaque de TBO para 1918—, fue uno de los dibujantes más prolíficos de la revista.

Benejam fue el creador de Aventuras de Morcillón y Babali (1946), un peculiar explorador y su ayudante, y continuó, a partir de 1951, tras las etapas de Nit, Tínez y Tur, la sección Los grandes inventos del TBO, con creaciones del ficticio y curioso profesor Franz de Copenhague. Aparte, realizaría también multitud de breves historietas sin personaje fijo. Sin embargo, será reconocido sobre todo por ser el creador de La familia Ulises en 1944. Esta saga popular y entrañable, además de ser particularmente mi serie preferida dentro de la revista, se afianzó de tal modo que se publicó regularmente en la contraportada, sin faltar ni una sola semana, entre los años 1952 y 1971. Fue a partir de 1968, al comenzar a tener problemas oculares por causa de la diabetes, cuando el dibujante José María Blanco Ibarz —creador en 1963 de la peculiar tribu africana de Los Kakikus— le sustituyó como ilustrador de La Familia Ulises. Blanco respetó siempre el estilo y el espíritu de Benejam, quien, menos de una década después, en 1975, fallecería en Barcelona de embolia cerebral.

Otras familias aparecerían posteriormente en la escena de la historieta cómica ilustrada en nuestro país. De ese modo tenemos a La familia Cebolleta, creación del genial dibujante Manuel Vázquez Gallego y que se estrenó en 1951 en las páginas de El DDT. Fue esta una de las tres más famosas de su autor —pienso que debido en buena parte al abuelo y a “sus batallitas”—, junto a Las hermanas Gilda (1949) y Anacleto, agente secreto (1965). Creaciones de Vázquez fueron, asimismo, las sagas de los Gambérrez y los Churumbel. Antes, en 1947, en la misma revista había aparecido La Familia Pepe, de Juan García Iranzo. Por su parte, de la mano del magistral Francisco Ibáñez nacería en Pulgarcito, en julio de 1958, La familia Trapisonda, un grupito que es la monda. Como todos los personajes de su creador, pronto se hizo muy popular.

Sin embargo, ¿qué hacía a La familia Ulises tan especial? ¿En qué se diferenciaba de las otras sagas posteriores? En primer lugar, es llamativo el detalle de que se les llame a partir del nombre de pila del padre y no del apellido. Porque ellos lo tienen: son los Higueruelo, residentes en Barcelona y con un chalé en San Agapito del Rabanal. Paradójicamente, aunque Ulises es el cabeza de la familia, podemos considerarla una historieta coral, donde el protagonismo recae en todo el grupo familiar. Cada personaje, a excepción, quizá, de los dos niños, tiene una personalidad muy marcada.

Colección de sellos, conmemoración TBO: familia Ulises

En mi opinión, el éxito de la serie estaba en ese realismo cotidiano que acercaba sus historias a las de tantas familias de clase media española de la posguerra, muy lejos del humor buscado a través de la reducción al absurdo, presente en otros personajes de historietas cómicas; también a esa crítica costumbrista, con su pizca de ironía, ternura, ingenuidad y cierta amargura, tradicional por otra parte en nuestras Letras. En algunos episodios vemos “un aire” a tipos y situaciones cercanos al cine del momento: El pisito (1958), El cochecito  (1960), Plácido (1961)… Se hace omnipresente la importancia de las apariencias, el temor al ridículo, a quedar en evidencia ante los demás, sobre todo da cara a los vecinos; también las aspiraciones y el anhelo de una vida algo mejor, el respeto —mitad por educación, mitad por conveniencia—  a la tradición y a las formas… Todo ello al final desembocará ineludiblemente en un conflicto que se acabará resolviendo con algún sofoco pasajero. La vida sigue. Los ascensos, la paga extra, el pavo de Nochebuena, las ansiadas vacaciones se viven realmente en familia, y es en familia donde se experimentan los cambios que va marcando la vida española: el bikini, la televisión, el turismo…

Don Ulises trabaja de empleado en una oficina; es un hombre bondadoso, algo apocado pero bonachón, simpático, generoso. Su esposa, Sinforosa, más prudente que su marido, pero algo aprensiva, por su parte vive para provocar la envidia de sus amistades y para casar a su hija mayor, Lolín, con algún pretendiente de buena posición. La bebida preferida de Sinforosa es el llamado «Zuavo», una mezcla de café con gaseosa muy popular en España de la postguerra. Lolín es algo rebelde y desconfiada, harta del ridículo en que queda, día sí y día no, la familia. La abuela Filomena es una señora de pueblo, experta en plantas medicinales, siempre con un refrán adecuado y que habla cometiendo frecuentes incorrecciones. Los más pequeños, preocupados siempre por cosas de niños, son Merceditas y Policarpito. Tresky es la mascota, un perrito alegre y entrañable, como lo es, al fin y al cabo, toda esa familia que llenaba tantas tardes de mi niñez y cuyas aventuras todavía hoy me complazco en releer cada cierto tiempo.