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DORSAL 261

Por: Lourdes Páez Morales


261. Ese fue el número de dorsal que le fue asignado a Katherine Virginia Switzer en aquella maratón de Boston de 1967 en la que, a pesar de la prohibición expresa de la participación femenina, decidió inscribirse. En la lista de corredores de aquel año aparecía su nombre como “K. V. Switzer”, en representación del club atlético Syracuse Harriers, lo que permitió que nadie sospechase nada.

La Maratón de Boston, considerada la carrera con la distancia propia de una maratón más antigua del mundo, es la más importante de Estados Unidos y figura entre las seis Worl Marathon Majors (Tokyo, el propio Boston, Londres, Berlín, Chicago y Nueva York). En su dilatada historia, que arranca en 1897, ha habido capítulos muy diversos, como la falsa victoria de la corredora Rosie Ruiz, que se incorporó a poca distancia de la meta; la prohibición de participar, en 1951, a los corredores coreanos, coincidiendo con la Guerra de Corea; o los desgraciados atentados de 2013, en que resultaron muertos tres espectadores.

La carrera ha ido ganando notoriedad, abriendo cada edición las noticias deportivas, pero sin duda uno de los episodios más famosos ocurridos en ella fue el que sucedió aquel 19 de abril de 1967, cuando una mujer decidió contravenir las normas, visibilizando, sin pretenderlo a priori, la discriminación que sufrían las mujeres en el deporte por no ser consideradas capaces de correr una maratón.

Katherine V. Switzer

Por aquella época Katherine V. Switzer cursaba estudios de Periodismo en la Universidad de Siracusa. Arnie Briggs, cartero y director del equipo de cross de la universidad, decidió aceptarla en el grupo por el entusiasmo que Switzer mostraba por esta modalidad deportiva, y a pesar de que en ese momento se pensaba que una mujer solo podía alcanzar 2,4 km de distancia, Kathy superó esa distancia y mucho más, llegando a hacer en los primeros entrenamientos 15 kilómetros al día.

Briggs fue también el culpable de que se inscribiera en la maratón de Boston. Había participado en quince ediciones, y juntos soñaron que era posible cambiar la historia. Katherine había leído que otra mujer, Roberta Gibb, había logrado completar la prueba el año anterior, saliendo de entre los arbustos y confundida entre la multitud de la línea de inicio de la carrera.

Y es que la primera mujer de la historia en correr la maratón de Boston completa no fue Switzer, sino Gibb, que en 1966, sin dorsal, había recorrido las calles de la ciudad con un bañador y unas bermudas de su hermano, ante la mirada atónita del público, que la veía más como una anécdota que como una realidad. Los jueces, conscientes de su presencia, hacían la vista gorda a los espontáneos —también a ella— dado que no participaban oficialmente, ni influían en la clasificación final. Así que la dejaron correr. Las noticias del Sports Illustrated se hicieron eco de su hazaña, que no se vio entonces como una amenaza.

19 Apr 1966 — Roberta Bingay — Image by © Bettmann/CORBIS

Roberta Gibb, a la que llamaban Bobbi, había asistido años antes con sus padres a la maratón y se había impuesto a sí misma desde aquel día el reto de conseguir correrla. No tenía entrenador, pero sí muchas ganas y una gran resistencia física, y, aunque se preparó para la de 1965, dos esguinces en los tobillos le impidieron participar en ella. Fue en 1966 cuando escribió a la Boston Athletic Association para inscribirse oficialmente en la carrera, pero la respuesta fue demoledora: las mujeres no estaban preparadas para correr 42 kilómetros, y además apelaban al cumplimiento de las normas impuestas por la Amateurs Athletic Union, que prohibía a las mujeres correr carreras superiores a la milla y media (2,4 km).

La negativa no le importó. Pasó cuatro días en autobús hasta llegar a la ciudad, y se calzó por primera vez las Adidas de niño de la talla 38 que se había comprado días antes. Se escondió tras la capucha de una sudadera, y se confundió entre los otros corredores. El calor asfixiante de aquella jornada le hizo desprenderse de la sudadera, y su melena rubia quedó al descubierto. Las radios que retransmitían la carrera comenzaron a hablar de aquella joven corredora, y la expectación por verla fue máxima. Cruzó la meta en el puesto 124 de los 450 que culminaron los 42,195 km, y el gobernador de la ciudad le estrechó la mano. Ella declaró a los medios que no veía razón para que hombres y mujeres no corrieran juntos.

La hazaña de Gibb quedó ensombrecida al año siguiente, 1967, por unas imágenes que dieron la vuelta al mundo. En ellas, uno de los responsables de la carrera, Jock Semple, se abalanza sobre Katherine Switzer, que lleva en el pecho su dorsal 261. En la secuencia de fotografías se ve cómo la corredora es defendida por su novio, Tom Miller, que logra retirar a Semple de la trayectoria de Katherine, y su entrenador, Arnie Briggs, que le animó a seguir corriendo. Switzer pudo completar la prueba, pero fue descalificada por cuatro motivos: competir en una prueba masculina, completar una distancia prohibida a una mujer, haber hecho una inscripción ilegal y no ir acompañada. A pesar de ello, Switzer se convertía en la primera mujer en terminar oficialmente una maratón. Aquel año Bobbi Gibb entró sin incidentes en la meta una hora antes que Switzer, pero sin dorsal.

Curiosamente Jock Semple y Switzer volvieron a encontrarse en algunas ocasiones más, incluso Katherine fue al entierro de aquel hombre que había pretendido impedir su sueño en 1967 gritándole: «Fuera de mi carrera, y devuélveme esos dorsales».

El caso es que más allá del icónico dorsal 261 de Switzer, los de Gibb, primera mujer en completar la prueba, y algunos otros nombres que se barajan como antecesoras de ambas, como el de Violet Percy, que terminó la maratón de Londres en 1926, o la francesa Marie-Louise Ledru, que corrió el Tour du Paris Marathon en 1918, deben escribirse en la memoria de todos por su lucha por la igualdad.

Las mujeres fueron admitidas en la Maratón de Boston en 1972. Hasta 1996 la organización no reconoció oficialmente como ganadoras a aquellas corredoras no oficiales que habían participado desde 1966 a 1971.