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DANTE ALIGHIERI, 700 AÑOS ETERNIDAD

El Atelier

Por: Inma J. Ferrero


No es necesario haber leído a los grandes autores de la literatura universal para sentir sus huellas en frases o conceptos del lenguaje cotidiano. ‘Kafkiano’ dibuja los efectos de un desesperante trámite burocrático, ‘quijotesco’ describe un emprendimiento aventurero o una persona soñadora, valiente, incluso irreverente. Lo mismo pasa con ‘dantesco’: así aunque no hayamos leído ninguno de los 100 cantos que componen la Divina comedia, podemos utilizar dicho adjetivo en situaciones llenas de terror, dignas del escalofriante Infierno que retrató con tanta contundencia Dante Alighieri, “el poeta supremo” de Italia.

Estatua de dante alighieri en florencia, italia

Por su enorme dimensión, no resultan exageradas las variadas celebraciones que se han preparado por toda Italia y el resto del mundo para rememorar su huella a 700 años de su muerte.

Se desconoce la fecha exacta de nacimiento del poeta y escritor italiano, pero se calcula que fue entre el 21 de mayo y el 21 de junio de 1265, en Florencia, Italia. Falleció el 14 de septiembre de 1321.

No se sabe cómo ni dónde se educó, pero tenía amplios conocimientos en muchos campos y dominaba varias lenguas. Con nueve años vio por primera vez a Beatriz Portinari, de la que se enamoró platónicamente y que se convirtió en su musa, si bien apenas tuvo contacto personal con ella. Beatriz murió en 1290, y un año más tarde Dante se casó con la que había sido su prometida desde muy joven, Gemma di Manetto, con quien tuvo cuatro hijos.

Su primera obra, La vita nuova, compuesto por poemas líricos y capítulos en prosa, muestra su relación con el amor y en particular con Beatriz. Interesado en la política, desempeñó varios cargos como embajador y magistrado, hasta la ocupación de Florencia de la facción güelfa opuesta a la de Dante, apoyada por el Papa Bonifacio VIII.

Dante se vio obligado al exilio, y viajó de ciudad en ciudad mientras creaba La divina comedia, su obra más ambiciosa y considerada como una de las obras más importantes de la literatura universal. Florencia lo condenó a muerte, por lo que nunca pudo volver a su ciudad natal y falleció en Rávena, donde fue enterrado.

Sepulcro del poeta Dante Alighieri

Nunca habrá otro Dante. No sólo porque Dante Alighieri, fuera un genio irrepetible, sino también porque las condiciones actuales probablemente no son las idóneas para la aparición de un nuevo Dante. Pensemos en la personalidad del autor, aunque no sabemos mucho de su vida, a través de sus escritos podemos percibir que se muestra seguro de su idiosincrática teología católica y de su sistema de valores, que difería lo bastante de los dictados oficiales del Vaticano como para que algunos de sus escritos fueran prohibidos; tenía suficiente certeza acerca de su propia comprensión de los asuntos religiosos como para describir el inexplorado territorio del purgatorio y contarnos qué aspecto debería tener la santísima trinidad; estaba seguro de que las distintas religiones se equivocaban al situar a sus líderes en el infierno; sostenía con fuerza la opinión de que debemos tener dos gobernantes, un emperador universal y un papa, para regir sobre toda la humanidad. Todo esto permitió a Dante escribir la Divina Comedia, porque le daba la posibilidad de diseñar el infierno, el purgatorio y el cielo, así como a todos sus habitantes, y de describir su propio viaje por esos ámbitos.

A medida que fueron pasando los años, y los corpus de conocimiento y los sistemas de creencias se multiplicaron, el poema de Dante, con sus inflexibles puntos de vista, tuvo un recorrido difícil. España fue el primer país, aparte de Italia, que leyó y tradujo a Dante. La Inquisición, sin embargo, en reacción contra la incipiente diferenciación cultural, retrocedió ante la condena de Dante de varios dogmas católicos. Esto retrasó en España durante siglos la repercusión amplia de Dante. En el siglo XVIII, a ciertos creadores de tendencias culturales franceses, como Voltaire, les parecían bárbaras las descripciones que hacía Dante de los castigos infernales, de manera que lo enterraron, aún más, bajo su desaprobación. A lo largo del siglo XIX la teología y la ideología de Dante siguieron siendo las razones principales para impedir o permitir la lectura de su poema. En el siglo XX, después de la II Segunda Guerra Mundial, lo tacharon de demagogo, de extremista.

Con todo, Dante es más popular ahora en todo el mundo de lo que quizá haya sido nunca en cualquier otro momento de la historia. Y esto sucede a casi setecientos años después de empezar a escribir su poema.

A medida que ganamos distancia con respecto del rígido sentido de la realidad que tenía Dante, la realidad que él inventó meticulosamente en la Comedia se vuelve más accesible para todos nosotros. Es casi como si en un mundo que se ha diversificado en tantas religiones, sectas y culturas, la visión de Dante pudiera por fin ser compartida por todos nosotros -es decir, no nos pertenece a ninguno. Y esto es así porque  con el paso del tiempo la ideología política de Dante y la mayoría de sus certezas teológicas ya no suscitan polémica. Todos podemos creer en el poema, sin tener en cuenta nuestros antecedentes. Así, el poema en realidad logra finalmente lo que Dante se propuso: crear una nueva unidad.

Sepultura de Beatrice Portinari

Bien es cierto que seguramente no es así como Dante hubiera querido que leyéramos su poema. Sin embargo, la mayor parte de nuestro arte y nuestra cultura no se aprecia en el contexto que sus creadores imaginaron. Y sinceramente,  estoy segura de que el poema de Dante nunca se ha leído bajo el punto de vista que él quería. Dante, por lo que hemos podido averiguar, pretendía sinceramente que sus lectores creyeran que él en efecto realizó ese viaje por los tres reinos de la vida después de la muerte, como Eneas o san Pablo, a quienes menciona al comienzo de su poema. Pero no he encontrado ninguna prueba clara de que ningún lector se tomara esta pretensión en serio, incluso en tiempos del propio Dante. Ni siquiera su hijo Pietro, que escribió el primer comentario sobre el poema.

Pero esto es parte de lo que hace que la literatura sea excitante y siga viva: transformamos la literatura cada vez que la leemos, igual que Dante transforma a Virgilio, su autor favorito, al reclutarlo como personaje central de la Comedia. Virgilio incluso adquiere un nuevo destino en el plan de Dante -un destino agridulce, como guía valiente, pero también como ciudadano permanente del infierno-. Parte de la fascinación que Dante sentía por Virgilio viene del hecho de que si la Eneida contaba los orígenes de Roma, Dante estaba intentando arreglar la identidad presente y futura de Italia. Así que Dante integra a Virgilio en esta nueva visión. Aunque en su historia Virgilio resulte abandonado finalmente en el infierno, Dante se asegura de que su poesía no se abandone.

La Divina Comedia marca el origen de la literatura moderna: una literatura de ideas. De manera que aunque ajustamos constantemente nuestros paradigmas literarios, siempre llevamos con nosotros a Dante. Encontramos en él conceptos nuevos, nuevos principios, nuevos detalles, nuevos recuerdos para  que nos acompañen en el devenir de nuestro viaje. Es por esto que leer a Dante es tan importante, porque al leerlo lo seguimos haciendo nuestro a través de nuestra propia visión actual, y aunque leamos una traducción del texto, hallamos un Dante que tiene su propio valor, independientemente del texto original. Ya que la traducción de La Divina Comedia, es otra manera de desafiar constantemente al texto y de redescubrirlo. Lo que me lleva a la conclusión de que he leído La Divina Comedia  no sólo para descubrir lo que dice, sino también para descubrir lo que podría estar diciendo mañana. ¿Y tú por qué la lees?

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ELEGÍA: ALFREDO PIQUER

Aquel sillón de cuadros

Por: Inma J. Ferrero


El poeta Alfredo Piquer bajo el título “Elegía”, publicado en Huerga y Fierro editores, nos muestra un paisaje donde la memoria, tanto familiar como la de aquellos amigos que dejaron su huella, es la piedra angular. “Mi madre mientras cose las muñecas / de la guerra, mi madre entre banderas rojigualdas, católica, de blanco / como un lirio entre los lirios”. Este poemario nos atrapará desde la primera de sus páginas hasta la última. Haciendo más que evidente que este magnífico poeta se mueve como pez en el agua entre los poemas de este libro.

En una primera lectura podemos apreciar las luces y las sombras que envuelven este poemario, y que nos acompañarán a lo largo de todo nuestro periplo poético. Nos encontramos ante un canto íntimo, llegando a veces a la más profunda nostalgia.  “Ahora que el bramido del tiempo y del absurdo/ se ensordece y se apaga lentamente / y la memoria pugna por restañar su herida; …” 

Dividido en cuatro partes y un epílogo, en el fondo y forma es un poemario vivo, afilado y rico de matices, un poemario que da muestras de las vivencias, anhelos y esperanzas del autor. En lo formal, Alfredo Piquer opta por el verso libre. Dando así una mayor  intensidad y dramatismo a la obra y haciendo que sean sus versos cortantes como cuchillos que necesitan llegar al alma, y así comprenderse en lo más profundo de nuestro ser. Todo esto propicia cierta sensación de vértigo, que nos precipita en la lectura díscola y nerviosa de todos los versos que forman dicho poemario y que habrán de formar parte de las baldosas que van cimentando nuestra opinión como lectores. Se nos muestra una maraña de latitudes poéticas, desde el poema corto, que nos deja hambrientos, al poema largo que nos deja saciados, aunque con ganas de un nuevo poema del que seguir alimentándonos. Cada sensibilidad rescatará de esta cantera de sentimientos su propia conclusión, su propio yo, su propio sentir  tejido en la telaraña de este genial poeta a lo largo de todos y cada unos de sus versos. “Callada y abatida bajo el trazo que escinde / el resplandor del pelo y de los labios y la niebla y la nieve desplegando su frío / blanco sobre la falda”.

La lectura de este poemario forja una comunicación estrecha e intima entre poeta y lector, una suerte de solidaridad que nos lleva a sentir en nuestra propia piel cada una de los anhelos que forman parte de este libre. Alfredo Piquer, a través de un lenguaje rico en matices, en metáforas, nos conduce a través de la nostalgia, la soledad, la angustia de la ausencia y de la pérdida más sentida y arrebatada «Porque solo la muerte supone la única huida / del largo desamor y la miseria».  Nos sitúa en el mismo centro de la acción, de su experiencia  vital. Y nos hace dejar nuestra posición de meros lectores, para hacer nuestro su universo emocional, para compartir un sentimiento, que todos hemos sentido a lo largo de nuestro viaje en la vida. “Mece la cuna Elizabeth enajenada y triste, / mirando el vacío…”.

Debo incluir necesariamente, la temática mitológica tan ligada a la figura de “Ulises”, que Alfredo Piquer deshila de manera magistral “Odiseo está loco, solo a él le obsesiona / optar por la memoria, si al final, como a todos, / solo le espera la muerte…” También viaja en esta obra el recuerdo a sus poetas románticos, tanto alemanes como ingleses.

Este es sin duda un poemario que no se debe dejar de leer, que no nos dejará indiferentes ante su lectura y posterior compresión, y que recomiendo a todo aquel lector que sienta preferencia por la poesía con cierta reminiscencia romántica, que se sienta atraído por las profundidades del sentir humano. Por la poesía desgarrada que nos lleva a pensar que una vez perdimos la luz y que nuestros días se nublaron en una profunda desesperanza, pero que siempre hay un resquicio que nos llenará e iluminará de nuevo el camino.


ELEGÍA

Autor: Alfredo Piquer

Editorial: Huerga y Fierro Editores

ISBN: 9788412226614

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LARGA VIDA A LA TERTULIA

El Atelier

Por: Inma J. Ferrero


Son tiempos complicados para las reuniones, los eventos sociales o los encuentros entre amigos. La pandemia y los confinamientos, aislamientos y las varias restricciones sociales a las que hemos estado (y seguimos estando) sometidos en estos últimos meses han tenido evidentes consecuencias en nuestra manera de ver la vida. La pandemia del coronavirus ha dejado un sentimiento agravado de soledad.

Soledad que ha sido mitigada en muchos casos por las video llamadas de familiares, de amigos y en casos como el mío, de las video reuniones de las tertulias literarias a las que pertenezco.

Pero ¿Qué son las tertulias?: son reuniones que, con un tono coloquial, se celebran periódicamente en casas o en cafés para hablar de literatura o de política o para compartir ideas, gustos y aficiones.

En España, las tertulias tienen su origen en las Academias del Siglo de Oro. En Madrid fueron famosas a comienzos del siglo XVII la Academia Selvaje y la Academia Mantuana.  La Academia Selvaje o Salvaje, también llamada Del Parnaso, surge en 1612 en la casa que el caballero Francisco de Silva tenía en la calle Atocha. El nombre de Selvaje venía del apellido del anfitrión: Silva. En esta Academia literaria, a la que asistió Miguel de Cervantes, cada miembro debía adoptar un seudónimo relacionado con el amor. Fueron frecuentes los certámenes literarios o justas poéticas. En la Academia Mantuana fue donde Lope de Vega leyó su “Arte nuevo de hacer comedias”. Por otra parte, existían las tertulias teatrales, donde los críticos hablaban de las obras representadas en los corrales de comedias, y hacían frecuentes alusiones a Tertuliano.

En el siglo XVIII brilla con luz propia la tertulia de los neoclásicos, en la Fonda de San Sebastián, la primera tertulia moderna de nuestra literatura. Dirigía la tertulia Nicolás Fernández de Moratín y  asistieron José Cadalso, Iriarte, Samaniego, Meléndez Valdés, Jovellanos, Goya, … Y en su última etapa también fueron contertulios varios autores del Romanticismo. En la tertulia se hablaba de literatura, de amores y de toros, de las tragedias italianas y francesas, y su orientación era más bien italianizante que pro-francesa. Estaba prohibido hablar de política. Los autores reunidos allí aspiraban a renovar la poesía, librándola de la tradición barroca, y pensaban crear también un nuevo teatro según los postulados estéticos del Neoclasicismo.

Era frecuente que los nobles convocaran en sus palacios a los escritores para que recitaran sus obras. Algunos, deseosos de diversión, citaban a escritores enemistados entre sí por el gusto de verles discutir.

La creación de Sociedades Económicas de Amigos del País a fines del siglo XVIII facilitó la creación de tertulias. Por su parte, la difusión de la prensa escrita, que se solía leer en los cafés y casinos, animó la charla y el debate en torno a la actualidad.

Las sociedades patrióticas, generadas en el breve período de libertad que supuso el Trienio Liberal (1820-1823), impulsan el auge de las tertulias madrileñas. En casi todos los cafés vibran encendidas las voces de los liberales y también de los conservadores. Tras la tiranía de Fernando VII renacen las tertulias.

Entre 1830 y 1849 tiene lugar una de nuestras tertulias literarias más importantes, la del Parnasillo, que congregó a los poetas románticos en el Cafetín del Príncipe. Este café, situado junto al Teatro del Príncipe (hoy teatro Español), congregó a decenas de escritores, entre ellos: Larra, Espronceda, Zorrilla, Bretón de los Herreros, Ventura de la Vega, Mesonero Romanos, etc. El cafetín del Príncipe era largo y estrecho y carecía de toda comodidad. Sin duda los románticos lo eligieron precisamente por su carácter decadente y porque allí nadie los importunaba. Tras las tertulias, algunos escritores se dedicaban a gastar bromas a los sufridos paseantes del Madrid nocturno.

En 1837 se constituye el Casino de Madrid, escenario de las tertulias de la clase dirigente. En la segunda mitad del XIX y durante el primer tercio del siglo XX las tertulias de la buena sociedad proliferan en los salones de los palacios madrileños (Palacios de Parcent, de Bauer, del marqués de Monistrol, Casas de las marquesas de Bolaños y Esquilache, Casa de Emilia Pardo Bazán…) En estas reuniones se combina la tertulia con recitales de poetas y actuaciones de músicos y cantantes. En los cafés públicos no estaba bien vista la participación de mujeres en las reuniones, por ello Concepción Arenal tuvo que vestirse de hombre para poder asistir a la tertulia del Café Iris. Las tertulias de las peñas taurinas fueron muy numerosas en los cafés y tabernas de Madrid. Otro tipo de tertulias se ha celebrado tradicionalmente en las reboticas de las farmacias (caso de la farmacia Deleuze) o en la trastienda de las librerías (caso de la librería Moya).

Los cafés históricos de Madrid, tristemente desaparecidos en su mayor parte, congregaron a escritores, artistas y amantes del saber. Fueron célebres las tertulias del café de Fornos, el café Suizo, el café Colonial, la Granja del Henar, el café de Las Columnas, el café de La Montaña… En el inicio del siglo XX, el Nuevo Café de Levante congrega a numerosos tertulianos. En palabras de Valle-Inclán: “el Café de Levante ha ejercido más influencia en la literatura y en el arte contemporáneo que dos o tres universidades y academias”. Valle-Inclán ha sido el tertuliano por excelencia de nuestra literatura. En su última etapa frecuentaba la tertulia de La Cacharrería, en el Ateneo.

uizás la tertulia más conocida de nuestro siglo XX haya sido la que tuvo Ramón Gómez de la Serna en el café-botillería de Pombo, tertulia inmortalizada en el famoso cuadro de Gutiérrez Solana. En el café del Prado, cerca del Ateneo, se sentaron en distintas épocas Bécquer, Ramón y Cajal, Menéndez y Pelayo, Buñuel o Lorca. En la cervecería de Correos se reunía García Lorca con otros poetas de la Generación del 27.

En el entrañable Café Lyon, incomprensiblemente transformado en pub irlandés, se congregaban varias tertulias: la de José Bergamín, la del banco azul, formada por miembros del gobierno de la República, la de Pittaluga, la de Valle-Inclán, o la de la Ballena alegre, de los falangistas. En el otro Lyon, “El Lyon D´or” se reunía la tertulia de los narradores de la generación de 1955, presidida por Antonio Rodríguez Moñino. Allí se citaban Rafael Sánchez Ferlosio, e Ignacio Aldecoa, entre otros.

Con la llegada de la Democracia, resurgen con fuerza las tertulias. En la Transición se crearon en Madrid nuevos cafés que reproducían el modelo de los desaparecidos cafés decimonónicos. Cafés como el Ruiz, el Manuela, el Despertar, La Aurora, el Central, etc. En Malasaña se reúne la tertulia de los presocráticos, a la que asisten Agustín García Calvo y Fernando Savater. Isabel Escudero, por su parte, creó la tertulia sobre el amor. La tertulia del Café Gijón congrega a escritores como Manuel Vicent o Francisco Umbral. Las tertulias inundan las emisoras de radio, permitiendo a muchos miles de oyentes incorporarse a estas charlas que salen de los cafés para expandirse a través de las ondas. Las tertulias audiovisuales marcaron la época de la Transición y de las primeras décadas de libertad. Lo que nos lleva a la pregunta ¿Existen las tertulias en la actualidad tal y como eran o han desaparecido? ¿Si existen han evolucionado o se han estancado en su definición del siglo pasado?

Actualmente no concebimos la Tertulia como  una manera de juntarse en un sitio estratégico y estar caliente. A la que se acudía desde las cuatro de la tarde hasta las nueve —hora a la que la mujer ya tenía la cena hecha—, y se tomaba un café y mucha agua, o se veía a quién arrimarse para poder tomar algo.

Después de todo lo dicho, y a pesar de muchas voces que dicen lo contrario, creo que las tertulias siguen existiendo, seguimos quedando en bares, bibliotecas, ateneos etc.: para recitar, hablar, estar juntos… Pero ¿Por qué son importantes las tertulias? Desde mi punto de vista, tenemos necesidad de expresarlos, de socializar, y una tertulia es una forma de juntarse menos seria, menos aburrida, menos academicista (en algunos casos) y más divertida e informal, aunque no por ello menos profunda. Y esto es así porque estamos en una sociedad donde todo el mundo tiene algo que aportar. Por ello la tertulia tiene un futuro largo, un futuro lleno de riqueza y pasión que la llevará a sobrevivir siglo tras siglo.

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ANNE SEXTON, EL RITUAL DEL FIN

El Atelier

Por: Inma J. Ferrero


Al hablar de Anne Sexto es inevitable comenzar por el final, cuando un 4 de octubre de 1974, vestida con el abrigo de piel de su madre y después de haber bebido dos vodkas, entró en su garaje con un tercero, encendió el motor del coche, conectó la radio y se quitó la vida.

Sexton, junto a Sylvia Plath, fue una de las exponentes de la “poesía confesional”. Este género surgido en Estados Unidos se ligaba al movimiento beat de mediados de los 50, se caracterizó por la expresión de la propia experiencia y la psicología como una autoexposición dolorosa, abarcando temas tabús como las relaciones sexuales o las enfermedades mentales al acercase al psicoanálisis.

Anne Gray Harvey (Anne Sexton) nació el 9 de noviembre de 1928 en el seno de una familia burguesa de Massachusetts. Hija de un exitoso fabricante de lanas, era la menor de tres hermanas, desde niña se interesó por la poesía. Siempre vivió en buenos barrios de Boston. Se fugó de casa escapando de problemas afectivos, decidió dejar los estudios para casarse con Alfred Sexton, del que adoptó su apellido. El nacimiento de su primera hija la indujo una depresión post-parto que la mantuvo en un hospital psiquiátrico. A pesar de pasar por hospitalizaciones a lo largo de toda su vida, debido a severos episodios de bipolaridad y crisis, acrecentada por el nacimiento de segunda hija, y atrapada en un matrimonio convencional, finalmente, encontró consuelo en la poesía, y un modo de catarsis.

Su médico, el doctor Martin Orne, la alentó a escribir poesía y en 1957 se unió a un taller de poesía animada por John Holmes. Poco después sus poemas conocieron cierto reconocimiento, sobre todo con sus publicaciones en varias revistas de prestigio estadounidenses como el New Yorker, Harper’s Magazine o Saturday Review. Su mentor, W.D. Snodgrass, intentó desarrollar su creatividad. Su poema Heart’s Needle la inspiró para escribir The Double Image, poema sobre las relaciones entre madre e hija.

En el atelier de John Holmes, conoció a la poetisa Maxine Kumin, de quien no se separó hasta el final de su vida y con quien escribió 4 libros infantiles. Asistió a varios cursos en la Universidad de Nueva York y en Boston. Allí estudió y coincidió con Robert Lowell al que consideró su mentor, y también a la también poeta  Sylvia Plath, a la que le unió una gran amistad, pasión e identificación mutua, y cierta rivalidad poética.  Años más tarde al enterarse de su suicidio en Londres dijo: “Se me ha adelantado. Esa muerte tenía que ser mía”. Anne Sexton también dirigió sus propios talleres de poesía en el Boston College, el Oberlin College y la Colgate University.

Sexton ofrece al lector una visión íntima de la angustia emocional que caracterizó su vida. Anne convirtió la experiencia de ser mujer en el tema central en su poesía, es la figura moderna del poeta confesionalista, a pesar de que soportó críticas por tratar asuntos tales como la menstruación, el aborto y la drogadicción.

Sexton fue una mujer reconocida y premiada en su tiempo, becada para escribir sus libros, profesora titular en la Universidad de Boston, ganadora del Pulitzer (1967), fue también jurado del prestigioso premio. Su poesía confesional la convirtió en una de las escritoras más famosas de su país. Para quien no la conozca son muy recomendables los vídeos en los que aparece en su casa en 1966. Cuando Sexton recita Menstruación a los 40 años tiemblan los relamidos jardines del sueño americano.

Delgada y alta como una modelo, teatral, con sus ojos azules y su pelo negro, su voz de fumadora se pega a la piel como el sudor en verano. Su amiga la escritora Maxine Kumin relata que al conocerla en un taller de poesía le llamaron la atención las pulseras, los tacones y el perfume francés. Su poesía se regodeaba en los tabúes del cuerpo femenino y ella, siempre intensa, no dejaba indiferente a nadie.

Poemarios: To Bedlam and Part Way Back (1960), All My Pretty Ones (1962), Live or Die (1966) – Premio Pulitzer de poesía en 1967, Love Poems (1969), Transformations (1971), The Book of Folly (1972), The Death Notebooks (1974), The Awful Rowing Towards God (1975, póstumo), 45 Mercy Street (1976, póstumo), Words for Dr. Y. (1978, póstumo).


5 poemas de Anne Sexton

Rezando en un boeing 707

Madre,
cada vez que le hablo a Dios
tú te entrometes.
Sales con tus bla bla blas en bloque,
otra vez con el asunto de las cartas.
Si escribo un poema
tú das un reporte contable.
Si hago el amor
me das las frases más graciosas.
Señora Sarcasmo,
¿por qué no te queda ningún hijo?
Ellos se aguantan sus reverencias.
Ellos se agachan con tu estilo.
Ellos se estrechan las manos –como-estás-tú
en esa misma forma inimitable.
Ellos se saltan la sopa con perejil
como tú nunca pudiste.
Ellos llevan a sus hijos en sus brazos
como tazas de chocolate caliente
como tú nunca pudiste
y todavía, todavía
con tu sonrisa, con tu hoyuelo, te imitábamos
te imitábamos a lo lejos…
el gran pino del verano,
la playa que te bañó de aceite,
el jardín hecho de narices,
la luna atada sobre el mar,
los grandes perros de sangre caliente…
la muñeca que me diste, Mary Gray,
o que tu madre me dio
o que me dio la crida.
Quizás fue ella.
Ella tenía un alma,
y era italiana.
Madre,
cada vez que le hablo a Dios
tú te entrometes.
Arriba en el avión,
bajo las nubes tan pequeñas como cachorros,
el fuego postrado en el sol,
hablé con Dios y le pedí
platicarle mis fracasos y mis éxitos,
le pedí que me hiciera un juicio moral
como lo hace.
Él dice
no has hecho,
no has hecho.
Madre,
tú y Dios
flotan con el mismo vientre
arriba.

Esperando morir

Ahora que lo preguntas, no recuerdo muchos días.
Camino metida en un sobre sin sellos postales para este viaje.
Es así, que como una lujuria innombrable, soy devuelta.
Aun entonces, no tengo nada contra la vida.
Conozco bien los brotes de hierba que mencionas
Y los muebles de casa que pusiste bajo el sol.
Pero los suicidas tienen un lenguaje especial.
Así como los carpinteros quieren saber cuáles herramientas.
Ellos nunca preguntan para que construir
Dos veces simplemente me declaré a mí misma
Haber poseído al enemigo, haber devorado al enemigo,
Tomado sus artificios, su magia.
De esta forma, profunda, meditada
Tibia como agua o aceite
Me he quedado babeando por el agujero de la boca.
No pienso en mi cuerpo como si fuera un bordado.
Incluso la cornea y los residuos de orina se fueron.
Los suicidas están listos para traicionar al cuerpo.
Aun siendo abortos, no siempre mueren,
Pero deslumbrados, no pueden olvidar la dulce droga.
A la cual desde niños les gustaba mirar y sonreír.
¡introducir toda esa vida bajo tu lengua!
Eso, por sí mismo, se convierte en pasión.
La muerte es una osamenta triste; amoratada, tú lo dijiste,
Y ahora ella espera por mí año tras año,
Para deshacer delicadamente un viejo deseo.
Para vaciar mi aliento de esta mala prisión.
Haciendo un balance, los suicidas

Flores y gusanos

Dejen dar a las flores un paseo
En lunes, para que pueda ver
Diez margaritas en un florero azul
Con, quizás una hormiga roja
Trepando hacia el centro de oro.
Un pedazo de campo en mi mesa,
Cerca de los gusanos que se agitan deslumbrados,
Moviéndose en el fondo de su viscosidad,
Moviéndose en lo profundo del abdomen de dios,
Moviéndose como aceite en el agua
Deslizándose al través de la buena tierra.
Las margaritas crecen salvajes
Como palomitas de maíz.
Ellas son la promesa de dios en el campo.
Soy tan feliz de amarlas, margaritas.
Así como ustedes de ser amadas,
Y encontrarlas mágicas, como un secreto
Del indolente campo.
Si todo el mundo recogiera margaritas
Las guerras terminarían, cesaría el frió común,
El desempleo terminaría, el mercado monetario se mantendría estable y no habría flotación de ninguna moneda.
Escucha mundo.
Si te tomaras el tiempo de recoger
Las flores blancas de corazón cobrizo,
Todo estaría mejor.
Ellas son humildes,
Son tan buenas como la sal.
Si alguien las hubiera llevado diariamente
Al cuarto de van gogh, su oreja se hubiera quedado en su sitio.
Me gusta pensar que nadie moriría nunca mas
Si todos creyéramos en las margaritas,
Pero los gusanos lo saben mejor, ¿no es cierto?
Ellos se deslizan en el oído del cadáver
Escuchando sus grandes suspiros.

La verdad que los muertos conocen

Se acabó, digo, y me alejo de la iglesia,
rehusando la rígida procesión hacia la sepultura,
dejando a los muertos viajar solos en el coche fúnebre.
Es junio. Estoy cansada de ser valiente.
Conducimos hasta el Cabo. Crezco
por donde el sol se derrama desde el cielo,
por donde el mar se mece como una cancela
y nos emocionamos. Es en otro país donde muere la gente.
Querido, el viento se desploma como piedras
desde la bondadosa agua y cuando nos tocamos
nos penetramos por completo. Nadie está solo.
Los hombres matan por ello, o por cosas así.
¿Y qué ocurre con los muertos? Yacen sin zapatos
en sus barcas de piedra. Son más parecidos a la piedra
de lo que lo sería el mar si se detuviera. Rehusan
ser bendecidos, garganta, ojo y nudillo.

El beso

Mi boca florece como una herida.
He estado equivocada todo el año, tediosas
noches, nada sino ásperos codos en ellos
y delicadas cajas de Kleenex, llamando llora bebé
¡llora bebé, tonto!
Antes de ayer mi cuerpo estaba inútil.
Ahora está desgarrándose en sus rincones cuadrados.
Está desgarrando los vestidos de la Vieja Mary, nudo anudo
y mira, ahora está bombardeada con esos eléctricos cerrojos.
¡Zing! ¡Una resurrección!
Una vez fue un bote, bastante madera
y sin trabajo, sin agua salada debajo
y necesitando un poco de pintura. No había más
que un conjunto de tablas. Pero la elevaste, la encordaste.
Ella ha sido elegida.
Mis nervios están encendidos. Los oigo como
instrumentos musicales. Donde había silencio
los tambores, las cuerdas están tocando irremediablemente. Tú hiciste esto.
Puro genio trabajando. Querido, el compositor ha entrado
al fuego.
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SIDDHARTHA EL CONOCIMIENTO DEL “YO” A TRAVÉS DE LA EXALTACIÓN DE LA VIDA

Aquel sillón de cuadros

Por: Inma J. Ferrero


Siddhartha fue publicado en el año 1922 por Hermann Hesse. Esta En esta corta novela inspirada en la vida de Siddhartha Gautama, Hesse no pretende reproducir fielmente la historia ni los mitos asociados al fundador del budismo. De hecho en la narración de la novela de Hesse se incluyen episodios inexistentes en la narración original. Estamos ante una de las obras más representativas del pasado siglo y que ha ejercido una gran influencia en la cultura occidental.

Esta novela fue concebida por el autor como una suerte de  ejercicio espiritual orientado al conocimiento del yo y a la exaltación de la vida, ya que es necesario saber quién eres para apreciar el valor real de las cosas. En una carta a Stefan Zweig, Hesse reconoce muy a su pesar: “¡uno se conoce tan poco”.  En su viaje a Italia en 1903, el escritor profundiza en su convicción de que la literatura debe estar en un segundo plano con respecto a la vida. Ya que no quiere convertirse en un erudito escondido tras las hojas de un libro, más bien quiere ser un paseante, un vagabundo. Vivir sin preocuparse por nada, formar parte del latido de la vida y no ser un mero espectador de las horas que pasan.

«Y en ese mismo instante en que el mundo que lo rodeaba pareció desvanecerse y él se quedó solo como una estrella en el firmamento, en aquel momento de frialdad y de desánimo, se irguió un Siddhartha más sólido y fuerte, más consciente que nunca de su propio Yo.«

En el año 1911 viaja a Ceilán e Indonesia, tratando de buscar una renovación espiritual, ya que no comulga ni con dogmas ni ortodoxias. Hesse entiende que el corazón del “hombre” siente un profundo anhelo de transcendencia. Pero defiende que la búsqueda de lo divino no debe privarnos de la vida, no podemos renunciar a ella durante el camino de búsqueda. Pero no debemos confundirnos, la materia no es deleznable, el paraíso se encuentra entre nosotros, en la tierra, Dios se halla en la naturaleza y por ende debemos escuchar nuestra voz interior.

“Cuando alguien busca, fácilmente puede ocurrir que su ojo sólo se fije en lo que busca; pero como no lo halla, tampoco deja entrar en su ser otra cosa; no puede absorber ninguna otra cosa, pues se concentra en lo que busca.”

El libro está dividido en tres partes, haciendo tal vez una clara referencia a los tres actos aristotélicos o a la trinidad. Esta división corresponde a la juventud, madurez y vejez del personaje. Siddhartha aúna en su viaje hacia la sabiduría: humanidad, desdicha, juventud y vejez, paz y angustia, codicia y ascetismo, riqueza y no pobreza… nos introduce en su mundo, su cultura y sus pensamientos, vemos como va evolucionando, cambiando para llegar a la plena sabiduría y como no, a la gran y tan esperada “verdad”.

Cada parte se divide en cuatro capítulos que forman escalones ascendentes, en total 12 espacios como los doce meses o los doce apóstoles. El libro termina con una explicación en términos cristianos de todas las conclusiones a las que llega el personaje, esto hace al libro más accesible al lector de la época.

En sus páginas, el autor ofrece todas las opciones espirituales del hombre. Herman Hesse buceó en el alma de Oriente a fin de aportar sus aspectos positivos a nuestra sociedad, ya que sostenía que «La verdadera profesión del hombre es encontrar el camino hacia sí mismo.»

Siddharthadeja su vida acomodada para buscar la sabiduría y encontrar las respuestas a muchas dudas sobre el «yo», el destino y otras preguntas que se plantea el ser humano. Al dejar atrás su vida como hijo de un brahman, busca su propio camino, en este, nos va descubriendo cronológicamente  sus pensamientos y emociones con ellos nos suscitará infinitas reflexiones. En su búsqueda le acompañará su amigo Govinda. Ambos pasarán por distintas fases y estilos de vida, con nuevos renaceres.

«Esto es lo que me las hace tan entrañables y dignas de respeto: son mis semejantes. Por eso puedo amarlas. Y he aquí una doctrina de la que vas a reírte: el amor, Govinda, me parece la cosa más importante que existe.»

Por lo que este libro no solo habla sobre la vida del personaje de un modo aséptico, también habla sobre la amistad y el amor entretejiendo los principios budistas. Siddhartha es la encarnación del ideal budista sin ser el Buda (la palabra Buda se puede traducir como «el despierto», «el iluminado»). Este encuentra la sabiduría después de una vida plena en todos sentidos. Dicha vida se parece a la de cualquier hombre y en algunos momentos, los menos, es excepcional. En el libro Siddharta lucha en su búsqueda de la sabiduría y la felicidad, queriendo vencer el dolor, habla con el Buda, este le muestra su conocimiento de la doctrina y expresa el error que ha encontrado en ella. El maestro lo escucha, lo felicita, le desea lo mejor y al final le hace notar que también hay un error en su análisis, en sus palabras. Es decir, Hesse se da tiempo de jugar al abogado del diablo y ejercer la autocrítica.

“El saber es comunicable, pero la sabiduría no. No se la puede hallar, pero se la puede vivir, nos sostiene, hace milagros: pero nunca se la puede explicar ni enseñar.”

Nos encontramos, pues, ante una gran obra, corta, pero intensa y difícil de reseñar debido a su aspecto intimista y su carácter introspectivo. Tiene párrafos para leer y releer, para reflexionar, por lo que cada lector sacará diferentes sensaciones al leer esta obra, y también dependiendo del momento vital en el que la lea, se sentirá identificado con Siddhartha. 

Esta novela de Hesse, es una joya que todos deberíamos leer al menos una vez. Una novela que habla del yo y del ser humano, de distintos modos de ver y vivir la vida. Un libro para aprender y reflexionar. En definitiva un libro brillante.


Siddhartha

Autor: Hermann Hesse

Editorial : DEBOLSILLO

Tapa blanda : 216 páginas

ISBN-10 : 8499899854

ISBN-13 : 978-8499899855

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POESÍA Y MÚSICA ESA RELACIÓN ¿AMOROSA?

El Atelier

Por: Inma J. Ferrero


Pese a que el ser de la música y el ser de la poesía son distintos, tanto por su origen, sus métodos y procedimientos, hay instantes de revelación o de creación en los que la música desemboca en la formación de un universo poético, y momentos en que la poesía propicia y da forma a un contenido o universo musical. Y es que la música y la poesía siempre han estado íntimamente unidas. La música obra en el sonido y el silencio, la poesía obra en la palabra. Sin embargo, las palabras también conllevan sonido y silencio. La música también conlleva significado por sí misma, igual que las palabras, y es aquí donde encontramos la estrecha relación que las enlaza y funde.

A través de la historia de la cultura y remontándonos a la antigua Grecia, nos encontramos tres tipos diferentes de poesía: lírica, dramática (teatral) y épica (narrativa). En este punto es importante subrayar que la poesía lírica se acompañaba de la música de la lira, y que los rapsodas cantaban los versos. Por lo que es importante subrayar que muchas de las obras maestras de la música han partido de un texto o un contexto literario, y muchas otras obras literarias, también grandiosas, han partido de un punto únicamente musical. Así podemos poner como ejemplo la audición de dos obras muy conocidas, la Sexta Sinfonía de Beethoven llamada “Pastoral”, cuya expresividad es la poetización de lo que acontece en el campo. De forma contraria, podemos poner la Octava Sinfonía, del mismo autor, donde la música es creada desde sí misma y no expresa absolutamente nada literario o visual y es considerada como ejemplo de “música pura”.

Son muchos los autores que han escrito sus poemas para la música, tal es el caso de Rosalía de Castro, que escribió sus versos “Cantares Gallegos” a tal fin.

  “As de cantar
Meniña gaiteira,
As de cantar
Que me morro de pena

Canta meniña
Na veira da fonte,
Canta dareiche
Boliños do pote.

Canta meniña
Con brando compas,
Dareich' unha proya
Da pedra do lar…”

Por lo que podemos sostener que una sola palabra es capaz de desencadenar todo un contexto musical; asimismo, una nota musical, un motivo o un timbre de cualquier instrumento, contextualizándolo de determinada manera, puede desencadenar una serie de pensamientos poéticos, filosóficos, sociales, retóricos, etc., y también expondrían un sin fin de posibles relaciones entre palabra y música.

La palabra desde el ámbito de la poesía adquiere una musicalidad propia, creando así la eficaz comunicación del ser aún más abstraído, tal es el caso del llamado “Cancionero” donde los poemas se agrupaban en canciones y decires: las canciones eran escritas para ser cantadas, e incluso existieron Cancioneros musicales; y los decires que se escribían básicamente para ser leídos o recitados. La poesía pues, tiene ese elemento, en determinados estilos, común e indispensable con la música, y esto es la abstracción, cosa que no logran otras formas de escritura como la prosa.

Cualquier cosa escrita o dicha, nos sugiere un ritmo o nos refiere cierta entonación. Cualquier melodía, nos hace pensar e imaginar tantos universos como sean posibles. Según Humberto Eco, las obras literarias nos invitan a la libertad de la interpretación, porque nos proponen un discurso con muchos niveles de lectura y nos ponen ante las ambigüedades del lenguaje y de la vida.

El ritmo es a la música lo que la palabra a la idea y el paralelismo que esto conlleva hace un todo más completo y complejo, decía Vicente Aleixandre: “La música es la poesía que ha transcendido porque no necesita de la palabra”. Y es que la idea de música siempre ha ido insertada de alguna manera en la poesía, ya sea explícita o implícitamente, deduciendo esa “musicalidad” (ritmo) que nos resuena mentalmente mientras leemos o escuchamos algún verso rimado.

La primera impresión: Cuando usamos un texto para la música, nos viene a la mente algún tipo de melodía que exprese la idea textual, cuando hay recitador y el texto no se canta; de todas formas, inconscientemente, buscamos la forma de que la música exprese lo dicho. Un buen ejemplo al respecto es “As froliñas dos toxos” poema de Antón Noriega Varela, fueron musicadas por el compositor catalán Eduard Toldrá en 1951, el cual también puso música al hermoso poema “Madre unos ojuelos vi” del poeta Lope de Vega.

  “Madre, unos ojuelos vi.
verdes, alegres y bellos.
¡Ay, que me muero por ellos,
y ellos se burlan de mí!
 
Las dos niñas de sus cielos
han hecho tanta mudanza,
que la calor de esperanza
se me ha convertido en celos.
Yo pienso, madre, que vi
mi vida y mi muerte en ellos
¡Ay, que me muero por ellos,
y ellos se burlan de mí!
 
¡Quién pensara que el color
de tal suerte me engañara!
pero ¿quién no lo pensara,
como no tuviera amor?
Madre, en ellos me perdí,
y es fuerza buscarme en ellos.
¡Ay, que me muero por ellos,
Y ellos se burlan de mí! "

Sin querer sobreponer la palabra a la música ni darle mayor relevancia sobre las artes como algo necesario, diremos que sin las palabras, sin el texto o sin la partitura, la ejecución y la audición poco o nada podría expresarse.  Ya que ambas manifestaciones son necesarias para la comunicación. Llegamos pues a la idea del “contexto” de la creación artística que se desarrolla en un mundo que comprende paralelismos, convergencias y divergencias entre el arte y la música con respecto a la palabra. Llegados a este punto, para mí es importante señalar que en ningún momento quiero decir, ni insinuar que la música esté a merced del texto o que el texto explique lo que suena, ya que no siempre sucede así.

La música creada en relación con algunas formas poéticas, es otro recurso recurrente en la composición. Ya que la relación música-poesía o poesía-canto no es nada nuevo, pues a través de la historia contamos con muchos ejemplos a este tenor. Conviene señalar que no son sólo los poetas desde el siglo XVII al XXI, los que han escrito poesía para la música o poesía que más tarde ha sido musicada, sin que haya tenido nada que ver en ello el deseo del autor. El interés de la música, más concretamente de los compositores, hacia la poesía también recae en la poesía medieval, renacentista, romancista, etc. Como es el caso de Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Lope de Vega, incluso Jorge Manrique, del cual han sido musicadas sus “Coplas” por el vihuelista y compositor Alonso Mudarra, gran exponente del Renacimiento español, que publicó en Sevilla en 1546, sus “Tres libros de música en cifra para vihuela”

Este también es el caso de “Rimas y Leyendas”, la obra más célebre de Gustavo Adolfo Bécquer. Muchos de los poemas de este libro fueron utilizados por el compositor Isaac Albéniz, para componer música destinada al acompañamiento del canto o la recitación, lo que supuso una de las primeras obras para voz y piano del genial pianista y compositor. Como ejemplo, la rima VII.

 "Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.
 
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
 
¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: «¡Levántate y anda! "

En el caso de León Felipe muchos de sus poemas fueron recogidos en un álbum que lleva por título “Versos y canciones de caminante” y que fue nominado y finalista como “mejor álbum de música clásica” en los premios nacionales de la música independiente (MIN). En el caso de Miguel Hernández, Antonio Machado y Rafael Alberti, son muchos los cantautores que han llevado sus poemas a la música, como es el caso de Joan Manuel Serrat, Amancio Prada, entre otros.

Llegados a este punto y para finalizar, solo me resta señalar que el reencuentro de lo musical con lo poético se produce en ese horizonte en el que ambas artes trascienden sus limitaciones, y que ambas están destinadas a permanecer enlazadas entre sí a lo largo del tiempo, puesto que el objeto poético no es exclusivo de la poesía o la palabra, como el objeto musical no se limita única y exclusivamente a la especialización del oficio de músico. No cabe la menor duda: A la sensibilidad interna e incluso externa, que al momento de enfrentar la poesía a la música, ambos elementos estarán presentes uno en otro, y seremos capaces, según nuestra competencia sensible, de notar los paralelismos entre una y otra y de generar convergencias, o de acertar en los puntos en que se unen y separan poesía y música.

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«VIVE» DE SANDRA ESCUDERO GARCÍA

Aquel sillón de cuadros

Por: Inma J. Ferrero


Acabo de releer el poemario “Vive” de la poeta Sandra Escudero García, la conclusión a la que he llegado es que esta poeta pisa fuerte y con personalidad en la escena poética contemporánea.  Su voz y su estilo tienen una huella propia que nos hace ir más allá de los versos en los que nos sumergimos al leer el libro.

“Vive” es un libro estructurado en 58 poemas, de extensión breve en su mayoría, a través de los cuales la poeta trata de darnos un solo mensaje “Carpe Diem”, aprovecha el momento porque el futuro es ahora y no espera para ser pasado. “El tiempo es el contexto donde todo ocurre, / es la cuna, la cama y el abrigo de una tumba.” “es la elegía futura de tu inexistencia. / Vive…”

Así pues, nos encontramos ante un paisaje humano, en el que cada verso cumple la misión de comunicarse con el lector a través de unos caminos trazados y ordenados bajo la visión poética de Escudero “¡pero qué le está pasando al mundo! / Parece que se nos hubiera vaciado el alma…” y es que deberíamos preguntarnos más a menudo ¿Somos individuos sin alma, cuando actuamos como parte de la “masa”, como parte de la sociedad que nos oprime y nos hace seguir unos cánones a menudo desnaturalizados?. Este poemario es un canto, un homenaje a la vida vivida desde el alma, con total honestidad, saboreando cada segundo, un poemario que habla de amor de ahí su dedicatoria, “A mi padre, / que ha desafiado al tiempo /  y ya es infinito. / Porque sin él yo no hubiese sido, / ni sería, / ni soy” es un libro original por el uso de las metáforas con las que Sandra Escudero trata de llegar al lector haciéndole partícipe de sus vivencias, de su dolor, dudas, inquietudes. Vivencias estas comunes a todos los que surcamos este oleaje caótico que es la vida, pudiendo decir, que cada uno de estos poemas es un canto a la universalidad de la palabra hecha voz poética.

El libro fluye a través de una arquitectura de palabras bien distribuidas y organizadas en las que surge la creación del verso, primero, y luego el poema como fin conseguido. La autora se confiesa en uno de sus poemas “No puedo vivir sin escribir / ni escribir si no estoy viviendo / respiro a través de mis dedos”, este punto de vista sobre la creación hace que su poesía sea una necesaria comunicación con el otro. Será posible esta comunicación a través de sus versos, a través de los distintos prismas de la vida (amor, amistad, contemplación, reflexión, muerte…) será el cauce o puente para llegar al otro. En esta búsqueda de hallazgos continuos, de emociones, surgirá la palabra, el verso, el poema. “Me niego y reniego del hoy porque me falta tu cariño…”

La poeta trata de plasmar sus reflexiones a base de experiencias propias “…la vida se me escapa / entre las manos de la perfección social que me juzga / y empuja.”, y nos va deslumbrando con flases que forman parte de la vida cotidiana. “Qué equivocado está el que todo cree saberlo” nos dice, y nos ilumina con poema a poema con la necesidad de ser persona, comunicadora, compañera de viaje. “Me engancho a la vida si me abrazas…”

Sandra Escudero García, “Vive”,  a través de breves pensamientos o reflexiones, nos ofrece unas pinceladas frescas sobre: el tiempo, la vida, la muerte, el amor, lo cotidiano. Porque este poemario es en sí un extenso homenaje a las personas, así se dirige con su voz, sus versos, su poesía a todo aquel que se sumerge en sus palabras y las hace suyas… suyas porque este vivir lo construimos entre todos.


Vive
Sandra Escudero García
Edición Punto Didot
Edición 1ª ed. (24/02/2020)
Páginas 96
ISBN 8418290072
ISBN-13 9788418290077

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ANTONIA POZZI: “CADA QUIEN LA PROPIA TRISTEZA”

El Atelier

Por: Inma J. Ferrero


Cada quien la propia tristeza / se la compra donde quiere / también en una tienda negra / austera / entre libros polvorientos / que se liquidan a precios rebajados.

Puede que sea aquí dónde la literatura abre el gran abismo hacía la tristeza, hacia lo más profundo de la melancolía, hacia esa sombra que nos cubre y nos proyecta como un alargado ciprés que señala el ocaso y su desdibujado margen entre el día y lo que ya será para siempre noche. La tristeza de Antonia Pozzi es un páramo de recuerdos que desemboca en un manantial oscuro: Oh, dejad que yo me pierda / sombra en la sombra. Parece que así, la poeta italiana entra en la amarga negrura que precede a la nada, pero no al olvido. Detrás de ella un caudaloso río de versos permanece, como agua en el agua. La misma tal vez que abrazó a Virginia Wolf, en su camino hacia el silencio, o la misma agua marina en la que se adentró para siempre Alfonsina Storni, después de dejar su famoso poema de despedida: Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame / […] si él llama nuevamente por teléfono / le dices que no insista, que he salido… Sylvia Plath se durmió para siempre mecida entre el perfume del gas de horno y Anne Sexto entre el denso humo de su coche. Alejandra Pizarnik, dejó escritos sus últimos tres versos, antes de consumir hasta cincuenta cápsulas de barbitúricos: No quiero ir / nada más / que hasta el fondo.  Y una jovencísima Antonia Pozzi, de tan solo veintiséis años, dejó escapar la vida con la misma sustancia con la que lo hiciera Pizarnik.

¿Cuál fue el desencadenante de este temprano adiós? García Márquez decía que el poder más poderoso de todos era el amor. ¿Acaso sea este sentimiento, “el amor” el que libere y condene nuestras almas? Para Antonia Pozzi, el amor se transformó en una condena que tuvo que sufrir hasta el día en el que renunció a él para siempre, y con esta renuncia renunció también a la vida, al transcurrir de los días que curan cada una de las heridas que abrimos en nuestros corazones. En su poema Niño moribundo podemos leer: En una noche has vivido / los años de la vida entera: / y el lento amanecer te corona / como de espinas. Miras / con los ojos sabios las sombras. La noche se convierte en consejera en ella la visión es más clara, más sabia, y es en el amanecer el que trae el fin. Candilito, / quizá tú estabas / dentro de un sepulcro de niño, reza.

Tal vez fue el rechazo por parte de su familia ante su relación amorosa con su profesor de latín y griego, Antonio María Cervi, o el posible aborto al que se vio obligada, lo que haría que su poesía se impregnase de este denominado “Pathos de la imposibilidad”.  Antonia Pozzi se graduó con una tesis sobre Gustave Flaubert en 1935,  y tres años más tarde saboreó las hieles del trágico destino de Madama Bovary. En su poema Entierro sin tristeza podemos intuir como un presagio cuál será el punto final de este su trágico trayecto vital: Esto no es estar muertos, / esto es volver— / a la patria, a la cuna. Y es que para esta poeta la muerte es la verdadera patria, a donde uno realmente pertenece. Este deseo constante de la muerte, es un tema recurrente a lo largo de toda su obra poética y nos da a entender que para ella la muerte es más que un deseo es una liberación.  Esta postura ante la muerte fue adoptada por muchas grandes figuras del pensamiento, que van desde la antigüedad a nuestros días. Este es el caso de Emil Cioran cuando señala en un escrito “Me gustaría ser libre, inimaginablemente libre. Libre como un abortado” Este fuerte deseo de la llegada de la muerte, relaciona a la poeta italiana con algunos de los pensadores más célebres de la antigüedad. Ya en la mitología griega aparecen personajes cuyo fatal desenlace no se contempla como un mal sino, al igual que en la poesía de Pozzi, como un regalo y una liberación. Esta postura ante la muerte ha recorrido un largo camino desde la antigua Grecia hasta poetas como Pozzi, en cuyo caso este ferviente deseo desembocó en la muerte.

La idea del suicidio es en la poesía de Pozzi la primera y gran pregunta, lanzada entre sus versos como un susurro desgarrador o en un grito delicado, en mitad de una multitudinaria “humanidad” o “naturaleza” a la que le somos del todo indiferentes. Pero la vida es una selva inmensa / con árboles y senderos / infinitos, escribe la poeta en unos versos que reviven a Dante, cuando al inicio de La Divina Comedia, inaugurando El infierno, escribe: «A mitad del camino de la vida me encontré en una selva oscura, por haberme apartado de la recta vía».

Fue en 1938 cuando la pluma de Antonia Pozzi no volvería a recorrer con su tinta negra  la faz blanca de su cuaderno. Con su final nos hizo un regalo eterno, una voz poética única e irrepetible, que lamentablemente has sido condenada muy a menudo a transitar los márgenes del mapa geográfico de la poesía italiana del pasado siglo XX. La brevedad de su vida no fue impedimento para dejarnos una obra que, recuperada años después, sigue llegando hoy a nuevos lectores para impregnarles la visión poco común, una mirada desprovista de red, con un lenguaje rico y lleno particularidades que hacen esta poeta haya pasado a formar parte de la eternidad poética.

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LUDOVICO TRONCANETTI: «NON PENSO AD ALTRO CHE A REINCARNARE (…) LA MUSICA, SENZA MASCHERE, SENZA MANIERISMI»

Da: Inma J. Ferrero


Oggi la nostra rivista Proverso visita il pianista Ludovico Troncanetti, al quale ringraziamo per la sua attenzione, un giovane talento della musica contemporanea. Durante questa intervista rivelerà i punti chiave della sua carriera di musicista, così come i suoi progetti futuri. Iniziamo leggendo la sua biografia.

Ludovico Troncanetti, pianista, è nato a Siena nel maggio 1991. Diplomato al Liceo Classico “E.S.Piccolomini” nel 2010 ha iniziato lo studio del pianoforte a 13 anni ed appena un anno dopo è entrato al Conservatorio della sua città, studiandovi per 6 anni. Si diploma al Conservatorio “G.Verdi” di Milano dove ha anche studiato composizione col M°Gianni Possio. Nel 2009 l’incontro con Leslie Howard, pianista di fama mondiale che gli propone di studiare con lui a Londra. Ha partecipato a masterclass di pianisti quali Andrea LucchesiniLeslie Howard (Accademia di Camposampiero), Pier Narciso Masi (Accademia Corelli di Fusignano, Conservatorio di Lucca, Accademia Musicale di Firenze, Pomarance e Modena) ed Henri Sigfridsson (alla rinomata Accademia Musicale di Palazzo Ricci a Montepulciano).

Ha suonato come solista in molte realtà tra cui Siena (Accademia Chigiana, Teatro dei Rozzi, Teatro dei Rinnovati), Milano (Società del Quartetto, PianoMilanoCity, Casa Verdi, Associazione Montenapoleone), Firenze (Teatro La Pergola,  Toscana Classica al Museo di Orsanmichele e S.Stefano in Ponte Vecchio), al Teatro S.Carlo di Modena, Teatro “P.Grassi” di Cisternino, Festival “Puccini e la sua Lucca” in recital solistici e con l’Orchestra Filarmonica di Lucca, Camerata Musicale Sulmonese, Settimana della Musica di Murlo, a Torino (Teatro Vittoria, Educatorio della Provvidenza, Villa Tesoriera e Auditorium “Vivaldi”), Asti ( Istituto “G.Verdi”), Teatro Comunale di Novoli, Politeama di Seveso, Teatro “Belloni” di Barlassina, Berlino (Piano Salon Christophori), Fundacion Eutherpe, Mosca (International House of Music), Mumbai (NCPA), Pune (Pune Concert Society), Lisbona (CCT Belem), St Petersburg (Teatro Music-Hall), Dubai Festival, Piano Milano City, Reform Club di Londra, Bulgaria Chamber Hall di Sofia, Festival “Suoni dal Golfo” di Lerici, Festival Musica da Camera “Città di Lucca”, Amici della Musica di Oleggio, Monteverdi Tuscany Festival, Festival “Armonie della Magna Grecia” etc..

A Marzo 2015 ha suonato il concerto per pianoforte e orchestra op.114 di Max Reger ed un inedito per due pianoforti di Liszt/Pixis presso il prestigioso “Reform Club” di Londra con il M°Leslie Howard con cui nel 2016 ha formato un duo stabile, sia a 2 pianoforti che a 4 mani, con ingaggi in Italia e all’estero. A novembre 2016 hanno debuttato in duo a 4 mani al Teatro dei Rozzi di Siena registrando sold-out e nel gennaio 2018 hanno dato la prima assoluta italiana della Fantasia op.73 per due pianoforti di Anton Rubinstein  alla Accademia Chigiana di Siena, e la prima mondiale di un inedito di Franz Liszt presso l’NCPA di Mumbai nell’aprile 2019: Grandes Variations de concert sur un thème des Puritains, S654i. Amante e sostenitore della musica del genio ungherese Franz Liszt collabora con Leslie Howard con cui si è impegnato alla traduzione in italiano della prefazione del catalogo delle opere complete di Liszt per la casa discografica Hyperion e alla ricerca di alcune copie di rarità pianistiche lisztiane.  Il suo ampio repertorio spazia da Bach ai grandi compositori dei primi del ‘900.

Nel settembre 2019 è invitato dal M°Fabio Mastrangelo a debuttare in Russia, a St Petersburg, con il terzo concerto op.45 di Anton Rubinstein e la St Petersburg Northern Sinfonia.

Prossimamente è prevista l’incisione delle 4 Sonate per pianoforte di Anton Rubinstein per l’etichetta MOVIMENTO CLASSICAL con primo disco in uscita a Gennaio 2020.

Il 2019, tra le varie tappe, lo vedrà impegnato in Italia (Camerata Musicale Sulmonese, Società del Quartetto di Milano), India (Mumbai NCPA e Pune Concert Society), Germania, Portogallo (Centro Cultural de Belém), Russia, USA, China etc..

R.P: Puoi raccontarci quando hai sentito che la musica era parte della tua vita? Perché il pianoforte e non un altro strumento?

L.T: Come credo un pó tutti ho sempre potuto ascoltare la musica fin da piccolo. Ricordo in particolare i balletti di Tchaikovsky in vecchi vinili d’epoca che mio nonno e mio babbo ogni tanto mettevano su a casa. Tuttavia, fu soltanto verso i 13 anni che mi avvicinai con curiosità felina al pianoforte, dopo che già, qualche anno prima, ci avevo messo gli occhi attraverso un programma TV che si chiamava “Bravo Bravissimo” (titolo di un’eco evidente del Figaro barbiere Rossiniano), uno dei primi talent show molto in voga in Italia negli ultimi anni ’90 e inizi del nuovo millennio, in cui un bambino suonò l’arcinota Marcia Turca di W.A.Mozart e dopo che, in maniera totalmente casuale in una zona remota dell’Umbria dove abita tutt’ora mio cugino, lui stesso mi mostrò la sua piccola pianola su cui, con il solo dito indice, mi accennava dei motivi musicali. Fu in quel momento lì che in qualche maniera una fiamma si accese in me e, un pó per inerzia e un pó per volontà personale, iniziai questo percorso, in maniera squisitamente ludica, per scoprire come questo bizzarro strumento monocromo potesse tirar fuori una infinita gamma di sonorità e suscitarmi potenti stati d’animo. Mai e poi mai mi sarei immaginato che nel giro di pochi anni avrebbe fatto parte della mia vita ancora più radicalmente.

R.P: Qual è stato il tuo percorso artistico e professionale?

L.T: Una volta arrangiatomi per qualche mese da autodidatta, con ben pochi risultati, mi affidai ad un anno di lezioni private che un anno dopo mi portarono alla ammissione in Conservatorio a Siena dove studiai per qualche anno in contemporanea con gli studi al Liceo Classico. Finii per diplomarmi al Conservatorio “G.Verdi” di Milano iscrivendomi pure a Composizione col M°Gianni Possio. Un bellissimo periodo che ricorderò per sempre. Ho pure frequentato diverse masterclass con vari pianisti, soprattutto in Italia. In particolare molto significativo per me è stato un corso di perfezionamento a Firenze che ho intrapreso con un grande pianista camerista, che tra l’altro è originario della mia stessa città, il M°Pier Narciso Masi. A lui, così come ad un grandissimo pianista che ho conosciuto nel 2009 e con cui adesso mi son persino ritrovato a formare un duo stabile, Leslie Howard, devo non solo molto di quello che sono adesso come musicista e come persona ma anche l’aver ritrovato la forza di riprendere in mano me stesso ed il pianoforte in seguito ad un brutto periodo che psicologicamente accusai non poco. Loro sono le mie due stelle polari, loro mi hanno smontato e rimontato tecnicamente, loro mi hanno forgiato nella testa e nello spirito, loro mi hanno soprattutto trasmesso cosa significa essere musicista (ben prima che pianista!), che è ad oggi la mia ’forma mentis’ su cui impronto tutta la mia attività: la musica non va eseguita, va reincarnata.

R.P: Come definiresti il tuo stile di concertista? Quali sono le tue maggiori fonti di ispirazione?

L.T: Credo che definire il mio eventuale stile sia più compito di chi mi ascolta, francamente. Posso dirti che personalmente non penso ad altro che a reincarnare (per l’appunto!) la musica, senza maschere, senza manierismi (a mio avviso rifugio dalla scarsa personalità e immaginazione), stando alle indicazioni del compositore e trovando ispirazione davvero da tutto ciò che mi circonda , pensando a qualcuno cui voglio bene, a dei momenti passati della mia vita, cercando e sperando di poter trasmettere in toto al pubblico le sensazioni che ciascuna composizione mi suscita. Mai dimenticarsi di essere se stessi, sempre. Non siamo e né dobbiamo essere copie o individui a immagine somiglianza di come altre persone ci vorrebbero! La musica è la forma di libertà più libera!

R.P: C’è un autore prediletto, uno di quelli che la fa sentire “a casa”?

L.T: Condivido casa con 5 compositori: Ferenc Liszt, Anton Rubinstein, Piotr Ilyc Tchaikovsky e Ludwig van Beethoven, Camille Saint-Saëns . Tutti loro mi fanno parimenti sentire me stesso e umano, fortuna più unica che rara!

R.P: Scegliere di essere un musicista di professione comporta dei sacrifici, in termini personali, più di altre professioni?

L.T: Senza far retorica credo veramente che qualsiasi lavoro richieda dei grandi sacrifici, quando più quando meno, anche se fare/essere musicisti più che una professione è, passami il termine, “uno stile di vita retribuito”. Soprattutto però mi vien da dire che l’introspezione che l’essere musicista ti dà e ti porta ad attuare, almeno per quel che mi riguarda, difficilmente la puoi ritrovare in altre realtà.

R.P: Nel 2019 hai debuttato in Russia, con il terzo concerto op.45 di Anton Rubinstein e la St Petersburg Northern Sinfonia. Come è stata la tua esperienza?

L.T: Sì, tutto è successo come un fulmine a ciel sereno,ricordo ancora bene il frangente. Stavo allenandomi in palestra quando all’improvviso mi squilla su WhatsApp Fabio Mastrangelo che avevo conosciuto di sfuggita una volta a Berlino poco tempo prima per puro caso perché entrambi eravamo lì per dei concerti. Rispondo alquanto sorpreso e mi chiede ‘sei libero a metà settembre per venire a St Petersburg?” ed io “beh sì certo, a parte un impegno in Spagna ma per il resto sì “ e lui se ne esce con “ti va di inaugurare la mia stagione con la mia orchestra e il tuo Rubinstein? Scegliamo il concerto!”. Sembrava uno scherzo, rimasi senza parole! Da un sogno che avevo di voler prima o poi eseguire la musica di Rubinstein anche con l’orchestra mi ritrovo in un attimo non solo questa occasione, per altro con un’ orchestra russa, ma per di più nella città dove lui stesso fondò
nel 1862 il primo Conservatorio di Russia e dove morì nel 1894 nei pressi di Peterhoff. Altro da aggiungere?! Grande orchestra, grandissimo direttore, grande spirito di collaborazione e di voglia di far musica. Una commistione assolutamente vincente. Ciliegina sulla torta è poi stata la doppia occasione di debuttare in Germania nei pressi di Dresda, altra città cara a Rubinstein,
con quello stesso concerto e una orchestra veramente di alto livello e assai calorosa, la Elbland Philharmonie Sachsen. Anche lì, era febbraio 2020, ho avuto modo di far musica con un musicisti veramente unici, molto umani, molto capaci e anche molto generosi, nessuno escluso, dal direttore d’orchestra M°Klemm al direttore artistico Mr Herm. Esperienze, queste, che ti ripagano anche molto di più della fatica di tutti i giorni per farsi strada. Spero di avere tante altre fortunate occasioni come queste da rivivere lungo il mio cammino.

R.P: Qual è la dimensione più adatta alla tua sensibilità: il concerto con orchestra o solista?

L.T: Domanda interessante e ti risponderò in maniera curiosa. Non ho assolutamente preferenze e ti dirò perché: il pianoforte è forse l’unico strumento in grado di darti la possibilità di ricreare qualsiasi situazione musicale, riadattata, trascritta o parafrasata. Con due mani puoi immergerti in qualsiasi genere compositivo, anche di altri strumenti, di più strumenti; molti pezzi scritti per pianoforti emulano spesso altre compagini strumentali: l’orchestra, un quartetto d’archi etc. Ecco, proprio per questo che, a parte la differenza di star sul palco da solo o con gli orchestrali a seconda del genere di concerto, non c’è niente che comunque non possa godermi e ricreare al solo pianoforte quando voglio.

R.P: Hai registrato un cd sulle sonate per pianoforte 1 e 3 di Anton Rubinstein. Parlaci di questo? Cosa indicheresti come punto cruciale di questo progetto? Perché Anton Rubinstein?

L.T: Grazie ad Howard ho scoperto la produzione immensa di Rubinstein e ho cominciato a studiarmela con calma. Fui fortemente attratto da quella musica che aveva un proprio marchio di riconoscimento, uno stile sia russico tradizionale dell’epoca che tedesco, con influssi soprattutto di Schumann e Mendelssohn ma che comunque fosse sempre riconducibile ad uno carattere compositivo tipicamente ed esclusivamente di Anton, dagli accordi immensi e scomodi da suonare (Rubinstein con la sola mano sinistra era in grado di suonare una sedicesima!), L’idea di registrare le Sonate era nata dal fatto che fino al quel momento solo Howard le avesse incise tutte, nel 1980/81, e che potessi essere io, all’epoca suo protégé prima che collega, il secondo proprio dopo di lui, incoraggiato anche dal fatto che avrei fatto qualcosa di inusuale ma che comunque mi piaceva e ispirava molto e aveva avuto un riscontro più che ottimo in concerto, era un bel punto di partenza. Così a fine settembre 2018 ho registrato la prima e la terza Sonata (la più cara ad Anton stesso a suo dire, tant’è che la porto’ in concerto nel suo ciclopico tour negli Usa nel 1872/73), a ottobre 2019 venni pubblicato ufficialmente sulla rivista AMADEUS e da fine maggio 2020 nel mercato e nelle piattaforme online.

R.P: Quale momento di un progetto è più stimolante: la fase ideativa, quella di realizzazione o quando finalmente si arriva di fronte al pubblico?

L.T: Visti i tempi di gestazione piuttosto lunghi non c’è una fase che sia meno stimolante di un’altra, è un continuum. Solo vedere il prodotto finito ti dà la doppia soddisfazione di godere ed apprezzare la conclusione del percorso e di rifarti un flashback di tutto ciò che c’è stato dietro fino a quel momento.

R.P: Quali sono i tuoi prossimi progetti e i tuoi prossimi appuntamenti artistici? Il sogno nel cassetto?

L.T: Visto il periodo storico che stia attraversando mi auguro anzitutto di recuperare quanto è stato dovuto annullare negli ultimi mesi poi di poter continuare quanto sta in via di sviluppo e di poter realizzare ciò che sto progettando. Al momento, se tutto andrà bene, suonerò a due pianoforti THE PLANETS di Gustav Holst con Howard per la stagione concertistica del Cantiere Musicale di Montepulciano il prossimo 25 luglio, daumen! Spero di riuscire nell’impresa di registrare l’integrale pianistica di Anton Rubinstein per poter rendere giustizia a questo grande russo per troppo tempo lasciato ingiustamente in disparte e come sogno nel cassetto avrei quello di poter essere fortunato abbastanza di vedermi alla fine del mio percorso terreno soddisfatto di aver lasciato qualcosa di genuino e bello al mondo, specialmente nella musica.

R.P: Quale consiglio a un giovane pianista?

L.T: Rifletti anzitutto bene su quanto la musica pensi sia importante nella tua vita e in base a ciò agisci di conseguenza, pensa a formarti sì come musicista ma nondimeno come individuo perché entrambi questi esseri coesistono e si coadiuvano, sii sempre te stesso, mai con timore, combatti per le tue idee, sbaglia imparando e impara sbagliando, sii fedele alla musica e a te stesso e avrai buone possibilità di lasciare un bel segno. Ogni volta che hai occasione di dare un concerto sappi che sei la persona più fortunata del mondo, in quel momento, per condividire il genio ma anche il sudore di chi ha scritto quella musica e che a suo tempo non avrà forse avuto le tue stesse opportunità di farla conoscere. Siamo dei privilegiati. Reincarna la musica.

R.P: Grazie per la tua gentilezza, da Proverso ti auguriamo molti successi.

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FRANCISCO ACOSTA | LA FILOSOFÍA PIANÍSTICA DE LAS TECLAS SENTIDAS

Por: Inma J. Ferrero


Francisco Acosta conjuga la interpretación pianística con su labor como profesor de piano, lenguaje musical, coro, Introducción a la Historia de la Música y Armonía Elemental en la escuela Municipal de Música de Las Cabezas de San Juan (Sevilla). Al mismo tiempo, desarrolla un intenso trabajo como compositor, labor que realiza siempre de un modo muy ligado al lenguaje pianístico que tan bien conoce.

¿Cuándo comenzaste tus estudios de música?

De niño jugaba con los teclados Casio PT-80. Unos instrumentos minúsculos que se acompañaban armónicamente con una sola tecla que reproducía el acorde tríada. Ahí empezó mi periplo con el piano. Más tarde y, a una edad ‘avanzada’ (27 años) según los cánones estándar, cursé mis estudios oficiales en el Conservatorio Superior de Música “Manuel Castillo” de Sevilla y abundé en mi formación en muchas Master Class organizadas por los Conservatorios Superiores de Música de Sevilla, Madrid, Barcelona, Córdoba y otras instituciones privadas; cursos impartidos por catedráticos de piano y compositores de prestigio internacional como Guillermo González, Ana Guijarro, Juan Miguel Moreno Calderón, Ramón Coll, Luca Chiantore, Javier Van Baumberghen, Emilio Molina, Leo Brouwer, Fernando Velázquez, etc.

¿Por qué el piano y no otro instrumento?

Mi interés por el piano se lo debo a Jon Lord y a Beethoven. De adolescente era muy entusiasta de Jonathan Douglas Lord (Jon Lord), el teclista de la banda británica de hard rock Deep Purple. Me gustaba mucho el rock a la par que Beethoven, Chopin o Schubert. Me maravillaba las proezas armónicas que conseguía Jon Lord con su órgano Hammond y cómo fusionó el rock y la música clásica en el disco Concerto for Group and Orchestra. Álbum en directo de Deep Purple, lanzado en diciembre de 1969 acompañado por la Royal Philharmonic Orchestra, dirigida por Malcolm Arnold y grabado en el Royal Albert Hall de Londres. Por otra parte, desde niño siempre me interesó Beethoven como compositor a través del piano. Fue un excelente pianista y todas sus composiciones pasaban por el filtro de este completo y bello instrumento (¡el instrumento rey!). Esto era algo que me atraía bastante. Luego su monumental obra me atrapó de por vida.

¿Qué hizo que eligieras ser compositor?

Siempre quise componer, pero cualquier intento se me hacía vano. Soñaba con escribir una música importante y cuando miraba a mi alrededor y contemplaba la inmensa literatura pianística que ha existido a lo largo de la historia, se me quitaban las ganas de hacerlo. ¿Qué tenía yo que decir después de varios siglos de pianismo? Nada (me respondía). Así pasó mucho tiempo hasta que me encargaron unos conciertos de Ludovico Einaudi, actualmente el compositor con más nombre en el piano a nivel popular. Quizá sea atrevido catalogar su música de clásica, pero ahí están sus ventas. Pues bien, este tipo de repertorio englobado en el minimalismo como corriente artística emergente, me dio la clave para indagar por ahí. Lejos quedan las grandes formas clásicas del piano y su complejidad estructural (estoy pensando en la forma sonata y la fuga, por ejemplo), y el minimalismo me permitía activar mi fantasía al servicio de la música. Así que di rienda suelta a mi imaginación y de ahí nacieron Hydromuria y Andrómeda, dos discos que me siguen dando muchas satisfacciones. El primero es un homenaje a Julio Cortázar y el segundo homenajea a la ciencia. Literatura y ciencia me interesan tanto como la música. Actualmente trabajo en una nueva creación propia: Mapa del Frío, Op.7. Música incidental para piano inspirada en el libro La acústica de los iglús, de la periodista y escritora Almudena Sánchez. Una especie de banda sonora que recrea una narrativa donde se evidencia la fragilidad del ser humano. Y este otoño saldrá mi disco Efecto Mozart – Piano Adaptation. Monográfico dedicado al compositor más popular dentro de la música clásica, y embajador de equilibrio y buen gusto. Adaptaciones a piano para acercar este tipo de música de manera sencilla. Un trabajo de divulgación.

¿Dedicas mucho tiempo al estudio de la técnica?

Es el caballo de batalla de cualquier pianista, aunque en mi caso, que me dedico más a la docencia y a la composición, dedico menos tiempo a la técnica del que quisiera (todas las horas son pocas); al fin y al cabo no soy concertista al uso. Las tareas de pulcritud técnico/expresivas requieren de una dedicación exclusiva al 100 %; por las razones antes expuestas no es mi caso.

¿En qué se diferencia la visión que tiene sobre la música un compositor y un músico que sólo es intérprete?

El compositor crea mundos sonoros a partir del conocimiento que tenga de cada instrumento. Componer para piano siendo pianista es dar vida a los dedos sabiendo caminar por el teclado. Quien mejor supo hacer esto fue Chopin. Sin embargo Beethoven ideaba unas combinaciones que a veces eran casi inhumanas llevarlas al teclado, y Schumann excedió esos límites. Luego vinieron los impresionistas y la escala hexátona, y el calado sonoro a que fue sometido el piano necesitó de una técnica muy distinta. Había que ‘flotar’ sobre las teclas. Pero en definitiva la visión global sobre la música debe ser una condición común en ambos casos.

¿Sigues algún método de inspiración o la inspiración fluye de modo natural?

En mi caso soy muy metódico. Siempre digo que soy un artesano de la música. Ideo combinaciones sonoras que a priori sé que funcionan (armónicamente hablando). Crear una pequeña célula y que se vaya desarrollando haciendo uso de la artesanía, como una pieza de orfebrería aplicando mucha parsimonia y ensayo/error. La inspiración puede aparecer una vez que ya he construido los cimientos de la composición. Es más, si no hay momentos de inspiración en ese andamiaje, deshecho lo escrito. Señal de que no me convencerá nunca.

Desde el punto de vista del compositor. ¿Cómo ves el panorama musical actual?

¡Ufff…!, tanta tecnología ha facilitado el camino para la composición que uno ya no sabe dónde está el talento y dónde actúan los programas informáticos de composición. Hoy en día existen miles de software para componer, así que el panorama actual es de una oferta extralimitada y puede resultar hasta indigesta (como en casi todo). En mi caso, compongo a la vieja usanza: lápiz y papel pautado en mano y sentado al piano; nada de grabaciones enlatadas donde poder escoger infinidad de propuestas. Me gusta crear desde la nada más absoluta.

También te dedicas a la enseñanza. ¿Estás de acuerdo con el modo actual de enseñanza de la música?

Me dedico a la enseñanza como profesor de música a nivel elemental en una Escuela Municipal de Música (concretamente en Las Cabezas de San Juan -Sevilla-). Teniendo en cuenta que mi destino no es la enseñanza pública obligatoria, tengo quizás una visión sesgada de la realidad. A mis clases llegan alumnos ávidos de conocimiento en el campo de la música y por esa parte mi satisfacción puede que sea superior al resto de docentes que tienen que lidiar con estudiantes que asisten a una asignatura de manera obligatoria. Y como toda obligación, si la capacidad innata del alumno no es acorde con la asignatura se produce el típico rechazo. Distinto es cuando el alumno entiende que estudiar la materia que sea será algo beneficioso para su desarrollo humano, intelectual y cultural.

¿Qué te parecen las redes como modo de acercamiento a los estudios musicales? Tú tienes cuenta en Facebook y YouTube dedicado a este fin.

Las redes sociales son el vehículo de nuestro tiempo y la herramienta perfecta para interactuar individual y colectivamente. Esto acerca cualquier tipo de estudios. En mi caso aprovecho mi canal de Facebook y YouTube para ofrecer clases de lenguaje musical online y de manera gratuita. Me gusta la enseñanza, y compartir conocimientos me satisface; al igual que yo me nutro de otras personas. La revolución tecnológica de los últimos años nos ha traído esta apabullante globalización, y yo encantado de poder disponer de tan amplia ventana. Por ejemplo, vivo en Sevilla, pero mi música se gestiona desde Hamburgo y Glasgow a nivel internacional por la compañía Emubands, una agregadora digital que cada mes me envía un detalladísimo informe estadístico de mis discos; eso me parece estar en el mejor de los tiempos.

¿Piensas que la música clásica es elitista? ¿y el público que acude a los recitales?

Por tradición tiene ese ‘sanbenito’. Históricamente el acceso a la música clásica (o música culta) estaba en manos del poder de la iglesia, de aristócratas, nobles, burgueses, o familias socialmente influyentes. Hoy en día está democratizada, aunque todavía se perciben flecos de elitismo. Asistir a conciertos de música clásica sigue siendo en muchos casos (no en todos, lógicamente) un escaparate como estatus social. Evidentemente las posibilidades de consumir música clásica no pasa sólo por recitales; en este aspecto aplaudo la cantidad de plataformas digitales que invitan a escuchar todo tipo de música y en cualquier momento.

Desde tu visión actual ¿Qué le dirías a los jóvenes que comienzan en la música?

Que la música entra por el corazón, lo moviliza todo ahí dentro, pero las emociones que activa tienen que recorrer muchos caminos para hacer de esta actividad la profesión a la que te quieres dedicar. Uno nunca sabe por dónde se moverán los caprichos del destino, pero no hay que desesperar. El recorrido es tan largo como hermoso. Y que la curiosidad por aprender mantenga vivo tu espíritu.