LA OBSESIÓN DENTRO DE LOS PIANISTAS
Por: Jose Marcos Gamarra
El piano es un instrumento que tiene una larga historia. Hijo del pianoforte y nieto del clavecín, tuvo su máximo desarrollo en el siglo XIX y con ello ayudó a compositores de la talla de Chopin, Liszt o Rachmaninoff a explotar al máximo sus cualidades y características. Los pianistas del siglo XX y XXI encontraron ante esto un reto peculiar: Dominar las formas musicales de los grandes compositores del piano. El pianista practica incansablemente por este anhelo: El dominio de una forma musical en el piano. En este proceso artístico lleno de disciplina nace un trastorno de personalidad que muchas veces logra atrapar al pianista y lo sumerge en una burbuja llena de particularidades poco sanas para la salud mental y física: La obsesión. La obsesión es el estado mental mediante el cual una cosa, una situación o una imagen se repite durante varias horas en la cabeza de la persona afectada. La persona obsesiva vive atrapada con una idea o una imagen y se rinde ante ella por considerarla importante y vital. En este punto es bueno definir un concepto que va a ser determinante en la persona obsesiva: La creencia.
La creencia es una idea que sirve como un mandamiento de vida a una persona. Esta idea, guía a la persona y la ayuda a hacer realizar cosas en su quehacer diario para sustentar la misma idea. Un ejemplo de creencia puede ser el siguiente: “Si me levanto todos los días temprano, entonces tendré tiempo de hacer mis cosas y actividades en el día con tranquilidad.” Esta creencia está amparada por la lógica y experiencia de que la extensión del tiempo es determinante para la realización de las actividades, objetivos, etc. Sin embargo existen otros tipos de creencias que no necesariamente están amparadas en la lógica, pero de alguna manera se instalan en la mente de algunas personas. Un ejemplo de este tipo de creencias es el siguiente: “Todas las personas deberían de ser puntuales y llegar a la hora”. Si bien es cierto es una creencia que busca algo bueno, ya que ser puntual es determinante para el cumplimiento de obligaciones y trabajo, es imposible buscar que todos los seres que rodean a la persona afectada por esta creencia cumplan con este requisito absoluto, ya que con llegar 10 segundos tarde a una cita o reunión, las personas estaríamos faltando a esta idea de ser puntuales. A este tipo de creencia implantada en la mente de ciertas personas se denomina creencia irracional.
El pianista obsesivo establece la creencia irracional de que “todo se debe de controlar y dominar”. Los diferentes pasajes de las obras deben de ser manejados con precisión y perfección de manera absoluta. Con el pasar del tiempo este anhelo apoyado por las creencias irracionales se transforma en una necesidad. La obsesión tiene una particularidad: Establecer rituales. Los rituales de una persona obsesiva relacionada al piano son comportamientos ordenados que buscan reducir la ansiedad generada por la idea irracional. Los rituales pueden ser antes, durante y luego de la práctica del piano. Aquí algunos ejemplos:
Antes de la práctica
– Lavarse las manos de manera compulsiva con agua caliente para que las manos no estén frías al practicar (puede ser más grave si le sumamos un acto compulsivo desde bañarse).
– Vestirse de manera adecuada para la práctica (es más grave si tenemos prendas favoritas y no están para los días de la práctica).
– Limpiar el teclado del piano con alcohol u otros desinfectantes por temor a enfermedades o los gérmenes (es más grave si le sumamos la idea de una desinfección total del instrumento).
En la práctica
– Tocar el Hanon u otro libro de técnica para calentar las manos de manera recurrente. (dos horas o más)
– Ritual en el repertorio de piano (incapacidad de variar el orden de las obras).
– Tiempo de estudio para cada obra (repeticiones por errores) hasta que no se de la obra de manera limpia, no se deja de practicar.
– Tiempo de repeticiones por secciones de la obra, frases, etc.
Después de la práctica
– Asegurarse de haber practicado el número de horas viendo el reloj
– Asegurarse de haber practicado el número de obras comprobando la lista de práctica
– Asegurarse de las correcciones en las obras revisando una y otra vez las anotaciones hechas durante la práctica.
Si bien es cierto la práctica ayuda a mejorar una obra musical, se puede evidenciar en este punto que el pianista se encuentra con un pie en la realidad y con uno en una burbuja llena de particularidades que no contribuyen a que su vida se realice con normalidad y felicidad. Atrapado en un bucle de repeticiones y rituales dictados por creencias instaladas en su mente, es muchas veces incapaz de pedir ayuda. A veces, una lesión muscular ayuda a regresar a la realidad. Pero a veces no y el miedo al fracaso le hace callar y esconder ese dolor. Los familiares y amigos son quizá los primeros en ver este estado de emergencia y pueden tender lazos de afecto para poder rescatar al pianista afectado. El buscar ayuda profesional para lograr superar este trastorno y lograr una vida sana alejada de comportamientos extraños dictados por creencias irracionales, debería ser un objetivo primordial en la vida de todo artista y en general de todos los humanos para lograr el equilibrio entre la mente, el cuerpo y el espíritu.