UN ITINERARIO POR EL DANUBIO
Literatura de viajes y espacio urbano
Por: Almudena Mestre
“Entre el Danubio y el mar. Itinerario de un escritor” fue el título de la conferencia que pronunció Claudio Magris en un acto de la Fundación César Manrique con el que dio comienzo a las actividades culturales y medioambientales de 2010. Trieste 1939-, es una de las figuras mayores de la literatura italiana y europea contemporánea. Es traductor y Catedrático de Literatura Germánica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Trieste. Su obra narrativa y ensayística supone una defensa de la cultura europea encarnando una ferviente tradición humanista y representa la imagen de la cultura europea en pleno siglo XXI.
Conferencia de Claudio Magris. Entre el Danubio y el mar. Itinerario de un escritor
El rostro de su escritura da testimonio se asemeja a un sueño, a un ideal en el que Magris escribe, vive y transcribe un pasado y un presente. El Danubio, es uno de los libros más hermosos del autor, una vasta cartografía entre lo conocido y desconocido atravesando los ejes principales de su narrativa donde la frontera es símbolo de puente, la identidad de diálogo y la utopía y el desencanto se mezclan con la ironía. Del mismo modo se perciben estos temas centrales y ahonda en otros en el papel del intelectual, el libre albedrío y la condición humana e histórica en su libro Utopía y desencanto (2001) en el que se enfrenta a la gran de crisis de valores y de proyectos que estructuran el mundo.
Su mundo narrativo condensa la confusión y transita por la incertidumbre, la inestabilidad, el desequilibrio entre la realidad y el deseo abriéndose pasadizos, fisuras, aberturas y caminos por los que salir al nuevo día. Su experiencia literaria contribuye al nacimiento de la luz, entre fugas y exilios, emigraciones y retornos. Un argonauta y viajero incansable como es Claudio Magris se sitúa entre la cultura y la naturaleza, entre el macrocosmos y el microcosmos, entre la historia y la utopía.
Claudio Magris escribe contra el olvido y a favor de una vida más plena. En toda su obra intenta descubrir la identidad de los pueblos en una diversidad de acciones y lugares en los que es necesario vivir la vida y retratarse en el Otro, reflejarse en él. El imperio desaparecido le da nostalgia y le produce “vacío” pero eso a su vez, le permite crear una literatura extraordinaria. “No hay nostalgia sin crítica”. A partir de su escritura, Magris descubre la obra creativa como un todo y así lo muestra en El Danubio, un relato de un viaje «externo e interno» por el paisaje cultural de un río que atraviesa Europa a lo largo de casi tres mil kilómetros. Es sólo un pretexto para acercarse al sueño del viejo proyecto de Mitteleuropa (Europa central) y recuperar la memoria profunda del continente. Claudio Magris responde al tipo humano y psicológico del profesor europeo enclavado en una disciplina clásica con cierta calidez humana y literaria.
Dentro de la literatura de viajes, Claudio Magris indaga y penetra en la cultura europea atravesando las fronteras nacionales, humanas y psicológicas al mismo tiempo que resalta las diferencias de los pueblos y rescata la unidad para salvar y superar las fronteras, sin obstaculizar su identidad. En su libro se dibuja y se transmite la emoción del movimiento, acercándonos a proseguir sus pasos a lo largo del río Danubio, un viaje que realizó a mediados de los años 80 y que cubrió prácticamente toda su extensión, desde las proximidades de su nacimiento –en la Selva Negra alemana- hasta su desembocadura en el Mar Negro –en el litoral ucraniano, por entonces integrado en la URSS. Por este recorrido indagó los vestigios y persistencias de Mitteleuropa cuyo origen y desarrollo tuvieron lugar dentro del mundo germano y judaico principalmente.
Dentro de su paisaje natural, El río Danubio configura el espacio urbano y aporta su carácter fluyente a la ciudad que se transforma en orilla como podemos apreciar en el pasaje sobre Passau (pp.108-109). Es exactamente en este lugar donde coexiste con la ciudad, la confluencia de tres ríos, El Danubio, el Inn y el Ilz. El Danubio es símbolo dicotómico de lo sólido-lo líquido, lo estable y duradero frente a lo que fluye y a su vez, se metaforiza y se convierte en un símbolo. Es el origen de la vida por un lado, pero por otro, simboliza el paso del tiempo, el trascurso irreversible de la vida y el olvido tal y como se apreciar en el libro Ciudad en obras: metáforas de lo urbano en la literatura y en las artes (coordinadora, Eugenia Popeanga). Realmente el concepto de Mitteleuropa (Europa central) es el símbolo de recuperación de la memoria profunda del continente; el mar, el abandono a lo nuevo y lo desconocido y un símbolo de apertura.
Ese caudal de impresiones y sensaciones originadas en Magris al transitar por vericuetos y lugares forma parte de su travesía por las aguas del Danubio, legendarias, culturales e históricas de su propio universo. El autor se sirve de numerosos registros cambiantes según los tramos narrativos, bien a modo de simples anécdotas o de episodios característicos que marcaron a cada pueblo. El río Danubio resurge de la nada no como un mero accidente geográfico sino como el símbolo de una aspiración pluralista de convivencia entre los pueblos. Mitteleuropa, es una realidad danubiana incipiente en la última etapa del Imperio de los Habsburgo en la que el autor realiza un recorrido de referencias culturales y sociales como gran humanista que es, enclavado en el conocimiento y la universalidad. El viaje narrado en el libro sigue casi siempre el cauce del río a través de Alemania, Austria, Hungría, Checoslovaquia, Rumania, y Bulgaria, rememorando muchas veces los acontecimientos del pasado, esos lugares en los que nacieron, vivieron o por los que pasaron personajes más o menos conocidos de la historia, la cultura y la literatura de la Europa Central que están de alguna manera relacionados con el río Danubio.
Existen numerosas referencias y citas, además de reflexiones personales sobre el concepto de nación y la relación entre el idioma y la ubicación geográfica y política. En el libro el autor defiende la memoria histórica de Europa, sin tener absolutamente ninguna finalidad política, únicamente semejante a la de una arqueología, en la que descubrir los diferentes estratos de un pasado.
El Danubio es una aventura interior documentada minuciosamente por historias y vicisitudes que transcurrieron por las orillas del río y del tiempo. Así aparecen Céline en el castillo de Sigmaringen, Paul Celan en Tulcea, Kafka en el sanatorio de Kinling, Einstein en Ulm, Kepler en el museo de Ratisbona, Lúckacs en Budapest. En palabras de su propio autor, el libro es «una especie de novela sumergida: escribo sobre la civilización danubiana, pero también del ojo que la contempla», y fue redactado «con la sensación de escribir mi propia autobiografía». Un viaje en el tiempo y en el espacio en el que el narrador traspasa las fronteras y encuentra las inquietudes y deseos de diferentes culturas cuyos engranajes se enclavan en los signos de la historia y las huellas de la vida a lo largo de un género diferente, entre la novela y el ensayo, el diario y la autobiografía, la historia cultural y el libro de viajes. Un mosaico trazado y dibujado a lo largo de la civilización de la Europa Central, con su gran variedad de pueblos, sus historias, sus leyendas y sus culturas.
Dentro de los espacios públicos encontrados en la narrativa danubiana de Claudio Magris, destacan diferentes plazas consideradas lugares para la celebración y el teatro. Responden siempre a una voluntad de poder político dando ejemplo o recompensa al pueblo. En la plaza de Ulm, se conmemoraron los funerales del mariscal Rommel; la Plaza de San Esteban era un espacio vacío para hacer reaparecer lo que la historia había arrinconado y se construyó un monumento a la República después de la I Guerra Mundial que se quitó en 1934 por los fascistas para volverlo a poner después de 1945 en el Ring. La Ópera de Viena como símbolo de la ficción inaugurada 11-9-1888. El Museo Alemán de los Relojes es “una selva de instrumentos de muchos tipos y formas” que miden el tiempo con diversos movimientos y ponen en duda los interrogantes que Aristóteles y San Agustín hacían de él. En la estatua que está junto a la fuente de Donaueschingen, el Danubio se presenta como un niño sobre las rodillas de una figura femenina adornando la Galería Albertina de Viena; Las fuentes del Brigach, La iglesia de San Martín Messkirsch y Heidegger…
Los cafés, los bares y las discotecas son lugares de encuentro y compañía, de diversión y de ese modo se reflejan el encanto de los cafés en la vida de la ciudad. El Café Central de Viena es un espacio de encuentro asociado al mundo literario (el poeta Peter Altenberg, Musil y otros contemporáneos. El museo cuando entra a formar parte de la literatura puede significar arte y muerte, robo, crimen, destrucción del arte y en El Danubio podemos encontrar el Museo de Castillo de Linz como espacio multiusos, foco de atracción turística, comercial y de negocio; Josephinum: museo de la antigua academia de los cirujanos vieneses; Mathausen, en el Lager: la plaza donde eran llamados los prisioneros del exterminio.
Aparecen como espacios fronterizos en los que lo público se convierte en privado y en los cuales siempre hay una zona de privacidad el famoso Cementerio de Viena: espacio ambiguo de espacio público y privado en torno a la muerte con cierto espíritu vienés que se burla de la muerte y por otro lado, la Cámara de los trabajadores y de los empleados, Oficina de Eichmann dedicada a las tareas administrativas, documentales o económicas del III Reich. También encontremos las curiosidades de los espacios privados por los que transita el autor, moviéndose entre la casa donde murió Kafka 1924 y la casa de Wittgenstein construida en 1926 por Paul Engelmann y demostrando ser un excelente proyecto arquitectónico con una gran racionalidad geométrica.
En definitiva para Claudio Magris, es un escritor de fronteras marcado por su propio lugar de nacimiento Triste, una ciudad fronteriza entre Alemania y los países eslavos. Para Magris al igual que para el escritor José Luis Sampedro, la frontera es un punto de encuentro entre la vida y la muerte. Por tanto, el concepto de frontera es un acercamiento, un puente que une y no separa, no es una barrera sino la unión como podemos ver en su libro El Danubio, de un pasado y un presente a lo largo de una serie de pueblos de Europa por los que cruza el río Danubio.