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FRANCISCO DELGADO-IRIBARREN CRUZ, «CIEN EPIGRAMAS DEL CONFINAMIENTO»

Aquel sillón de cuadros

Por: Inma J. Ferrero


Desde el ingenio y la sátira, con una gran precisión y agudeza Francisco Delgado-Iribarren Cruz nos hace respirar el aire puro de la esperanza a través de los epigramas que dan cuerpo y nombre a su libro “Cien epigramas del confinamiento” editado por la editorial Poesía eres tú.

 “Tenemos a un Salvador
al frente de Sanidad.
Qué lástima que su nombre
no sea una realidad”

En este poemario se aborda la temática del COVID-19, e invita al lector a través de la sátira a una profunda reflexión sobre el momento que estamos viviendo. A través de estos poemas breves el autor nos embarca en un viaje a través de su experiencia personal, nos habla sobre nuestra forma de vivir la pandemia, sobre los políticos, sobre la sociedad, sobre el CONFINAMIENTO en letras mayúsculas, y esto lo hace a través de un lenguaje sencillo y sin florituras, que haremos nuestro porque en el trasfondo de cada poema está nuestra propia vivencia, nuestra propia vida. Es importante señalar que la belleza de estos poemas recae en la utilización de recursos variados, fonéticos y léxicos, la estética también es palpable en la estructura y la ortografía, tan cuidada.  

 “A un hombre toledano
le multaron varias veces
por andar, pecera en mano,
“paseando” a sus peces”

El libro está formado por un soneto que comienza nuestro periplo y por cien epigramas, originariamente es una composición poética que consta de dos redondillas con rima independiente, en la que los versos son octosílabos, con rima  asonante o consonante. Aunque no en todos cumple rigurosamente con la métrica, podemos decir que la rima se mantiene, ya que en la actualidad este tipo de estrofa puede tener más o menos versos, pero siempre manteniendo su brevedad a la hora de expresa un solo pensamiento festivo o satírico de forma ingeniosa, en lo cual el autor ha mostrado su gran destreza. “En un taxi el otro día / lo siento, es lo que hay, / me preguntó el taxista / -¿Tiene el virus? / -SÍ -, le dije. / – Pues cójase el Cabify” Como ya hemos señalado antes, es característico del epigrama su tono satírico, irónico e, incluso, sarcástico, lo que hace que su lectura sea amena, reflexiva y en muchos casos arranque de los labios del lector la sonrisa pícara que nos lleva al centro de la acción, pues este libro no es solo un poemario es también un libro que nos habla de la cotidianidad con la que estamos tratando la pandemia en España,  nuestros usos y costumbres, también es un libro crudo con rimas afiladas con las que sentiremos tal vez rabia o impotencia por el devenir de los días y el futuro que se nos muestra tan incierto, pero con ese filo de esperanza con que el autor marca el recorrido poético de esta su obra. Francisco Delgado-Iribarren muestra su gran maestría a la hora de escribir este tipo de composición, dejando un mensaje claro y conciso.

 “Cierto doctor, muy clarividente,
dio un consejo a la plebe:
“No cojáis el COVID-19,
porque pronto sacarán el 20””

La brevedad de los poemas hará que su lectura sea vertiginosa, hasta llegar al abismo en el que nos reconocemos y hacemos nuestro el verso, porque somos los protagonistas. El poeta nos habla en primera persona, creando un yo poético, un yo real y accesible al lector, al que habla directamente, acortando la distancia. Algunos poemas están escritos en tono de consejo, mostrando aquello en lo que está en desacuerdo.

 “Mis mejores compañeros:
inclinación a ser Vago,
algunos hobbies caseros
y plataformas de pago”

Cien Epigramas del Confinamiento de Francisco Delgado-Iribarren Cruz, es un canto a la reflexión, pero también a la esperanza; todos los poemas nos muestran tal como somos, tal como vivimos esta nueva realidad que nos ha cogido por sorpresa y que nos ha hecho descubrir que todos somos humanos con nuestros defectos y virtudes, que debemos aprender, en algunos casos, a ser más responsables y empáticos. Es este un hermoso libro que responde a esta sociedad en algunos casos tan fría e indolente, un libro necesario para los días que corren.


Cien Epigramas del Confinamiento

Autor: Francisco Delgado-Iribarren Cruz

Editorial : Poesia eres tu

ISBN-10 : 8417754652

ISBN-13 : 978-8417754655

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MOBY DICK: AVENTURA Y TRAICIÓN

Por: Elizabeth Scott Blacud


Leer el clásico de Melville, Moby Dick, entre otras cosas, es adentrarse en un mundo ¿extinto? de aventureros. ¿Qué mayor aventura que surcar los mares por rutas variables, tiempo indefinido, en busca de demonios marinos, a merced de peligros inescrutables y conscientes del inminente encuentro con la muerte?

Descartando la acepción negativa de “aventurero” de nuestro diccionario y explorando en su etimología, encontramos que adventura, en latín, significa «las cosas que han de llegar». El prefijo ad da una idea de aproximación y dirección; venire, habla de «venir» o «llegar»; mientras que urus, el sufijo, indica una actuación no resuelta y remitida hacia el futuro. Así podemos decir que el aventurero es un gerundio gozoso orientado resueltamente hacia la ventura. Destino de belleza o de horror, da igual, de todas formas ha de aceptarse con bravura.

El porvenir es común denominador: para todos, todo siempre está por llegar… Lo distintivo es la actitud: abrir los brazos —a la altura del desafío— correr a su encuentro, apurar su hallazgo a condición de aceptar riesgo e incertidumbre. El aventurero encarna valor y un amor juguetón, a veces irónico, por la vida.

Hoy, desde la normalidad de nuestra existencia civilizada —sobre todo en el primer mundo— cada vez más predecible, planificada, segura y detrás de una pantalla, la aventura agoniza y se hace vocablo extranjero. Nos queda muy lejos, hacia el final de un horizonte en el que el mar ya se ha convertido en cielo… Sin embargo, a veces, una fuerte marejada nos sacude de forma excepcional y el olor del peligro despierta nuestra adormecida sensibilidad.

Pero en verdad, Moby Dick, el mar, la maravilla y el mal nunca se han ido. Están ahí, y ciertamente pueden significar solo tinieblas. No en vano, en una carta, Melville comentaba que había «escrito un libro endiablado»; como la insana obsesión de su personaje Ahab, capaz de conducir a toda la tripulación y a sí mismo hacia la muerte.

Pero la concepción oscura del mundo que ofrece esta gran novela americana solo puede concebirse a partir de la traición. La del feroz Ahab a su condición de aventurero. El capitán, enajenado por su sed de venganza y con la desmesura de un personaje shakespeariano, es la antítesis del comportamiento sereno, generoso, y en una palabra “ético”, del arponero polinesio Queequeg, que con su identidad pagana y su condición caníbal cuestiona incisivamente, como otros aspectos de la obra, los desmanes y, a fin de cuentas, la traición de la civilización occidental.

Aventura la de los balleneros, claro, más recordemos que con sentido. Se embarcan hacia lo desconocido, pero van en busca de aceite, lumbre y alimento para los hogares de los ciudadanos en tierra, ofreciendo, al fin y al cabo, un servicio. Aventura, sí, pero con la armonía y la paz que desprende el humo de la pipa de Queequeg…

Con reglas y códigos que tienen que ver con los otros, con nuestras responsabilidades, con la compasión incluso por otros barcos y por otras bestias. Expresada en la novela queda la norma, por ejemplo, de parar la caza en cuanto la vida de un solo tripulante está en riesgo. Todo eso desoye Ahab, olvidado de su comunidad y de sí mismo, para actuar en pro de su morboso y mezquino deseo.

Los aventureros anhelan, como se ha expresado, esa vida que también es muerte. Y anhelar, no nos confundamos, nunca será desear. Los balleneros anhelan el trepidar de la peripecia, una condición, una travesía, una forma de existencia; no un deseo concreto como aquel que se erige, pata de palo sobre el barco, en una venganza horrorosa hecha del cadáver de una ballena blanquísima.

Ahab atribuye al mamífero las dimensiones de un monstruo maligno y sobrenatural, pero también una consciencia contra la que es legítimo ensañarse en una venganza de igual a igual. Contradicción que convierte al propio capitán en un demonio, reflejo del oceánico mal que sus ojos se empeñan en mirar; producto de la hýbris que lo consume y no le permite aceptar su sino ni el carácter insondable de la naturaleza, divina y oscura a la vez. El monstruo, en verdad, es el mutilado Ahab, que arrastra al resto de balleneros al infierno.

Leer hoy Moby Dick, entre otras cosas, es asomarse a una otredad, pero también mirarnos de frente, releernos una vez más. Reconocernos en los arbitrarios golpes de timón de nuestros pequeños y tantas veces mezquinos barcos, de los de grandes e innobles capitanes… Con suerte, también puede movernos a aceptar, lúcidos, la invitación a la aventura, con todo lo que implica: incertidumbre, peligro y maravilla; sin soslayar obligaciones ni ninguna de las cláusulas de ese contrato que, a fin de cuentas, es vivir.


Ficha técnica

Nombre: Moby Dick

Autor: Herman Melville

Nº de páginas:496

Editorial:ALMA EUROPA

ISBN:9788418008085

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SIDDHARTHA EL CONOCIMIENTO DEL “YO” A TRAVÉS DE LA EXALTACIÓN DE LA VIDA

Aquel sillón de cuadros

Por: Inma J. Ferrero


Siddhartha fue publicado en el año 1922 por Hermann Hesse. Esta En esta corta novela inspirada en la vida de Siddhartha Gautama, Hesse no pretende reproducir fielmente la historia ni los mitos asociados al fundador del budismo. De hecho en la narración de la novela de Hesse se incluyen episodios inexistentes en la narración original. Estamos ante una de las obras más representativas del pasado siglo y que ha ejercido una gran influencia en la cultura occidental.

Esta novela fue concebida por el autor como una suerte de  ejercicio espiritual orientado al conocimiento del yo y a la exaltación de la vida, ya que es necesario saber quién eres para apreciar el valor real de las cosas. En una carta a Stefan Zweig, Hesse reconoce muy a su pesar: “¡uno se conoce tan poco”.  En su viaje a Italia en 1903, el escritor profundiza en su convicción de que la literatura debe estar en un segundo plano con respecto a la vida. Ya que no quiere convertirse en un erudito escondido tras las hojas de un libro, más bien quiere ser un paseante, un vagabundo. Vivir sin preocuparse por nada, formar parte del latido de la vida y no ser un mero espectador de las horas que pasan.

«Y en ese mismo instante en que el mundo que lo rodeaba pareció desvanecerse y él se quedó solo como una estrella en el firmamento, en aquel momento de frialdad y de desánimo, se irguió un Siddhartha más sólido y fuerte, más consciente que nunca de su propio Yo.«

En el año 1911 viaja a Ceilán e Indonesia, tratando de buscar una renovación espiritual, ya que no comulga ni con dogmas ni ortodoxias. Hesse entiende que el corazón del “hombre” siente un profundo anhelo de transcendencia. Pero defiende que la búsqueda de lo divino no debe privarnos de la vida, no podemos renunciar a ella durante el camino de búsqueda. Pero no debemos confundirnos, la materia no es deleznable, el paraíso se encuentra entre nosotros, en la tierra, Dios se halla en la naturaleza y por ende debemos escuchar nuestra voz interior.

“Cuando alguien busca, fácilmente puede ocurrir que su ojo sólo se fije en lo que busca; pero como no lo halla, tampoco deja entrar en su ser otra cosa; no puede absorber ninguna otra cosa, pues se concentra en lo que busca.”

El libro está dividido en tres partes, haciendo tal vez una clara referencia a los tres actos aristotélicos o a la trinidad. Esta división corresponde a la juventud, madurez y vejez del personaje. Siddhartha aúna en su viaje hacia la sabiduría: humanidad, desdicha, juventud y vejez, paz y angustia, codicia y ascetismo, riqueza y no pobreza… nos introduce en su mundo, su cultura y sus pensamientos, vemos como va evolucionando, cambiando para llegar a la plena sabiduría y como no, a la gran y tan esperada “verdad”.

Cada parte se divide en cuatro capítulos que forman escalones ascendentes, en total 12 espacios como los doce meses o los doce apóstoles. El libro termina con una explicación en términos cristianos de todas las conclusiones a las que llega el personaje, esto hace al libro más accesible al lector de la época.

En sus páginas, el autor ofrece todas las opciones espirituales del hombre. Herman Hesse buceó en el alma de Oriente a fin de aportar sus aspectos positivos a nuestra sociedad, ya que sostenía que «La verdadera profesión del hombre es encontrar el camino hacia sí mismo.»

Siddharthadeja su vida acomodada para buscar la sabiduría y encontrar las respuestas a muchas dudas sobre el «yo», el destino y otras preguntas que se plantea el ser humano. Al dejar atrás su vida como hijo de un brahman, busca su propio camino, en este, nos va descubriendo cronológicamente  sus pensamientos y emociones con ellos nos suscitará infinitas reflexiones. En su búsqueda le acompañará su amigo Govinda. Ambos pasarán por distintas fases y estilos de vida, con nuevos renaceres.

«Esto es lo que me las hace tan entrañables y dignas de respeto: son mis semejantes. Por eso puedo amarlas. Y he aquí una doctrina de la que vas a reírte: el amor, Govinda, me parece la cosa más importante que existe.»

Por lo que este libro no solo habla sobre la vida del personaje de un modo aséptico, también habla sobre la amistad y el amor entretejiendo los principios budistas. Siddhartha es la encarnación del ideal budista sin ser el Buda (la palabra Buda se puede traducir como «el despierto», «el iluminado»). Este encuentra la sabiduría después de una vida plena en todos sentidos. Dicha vida se parece a la de cualquier hombre y en algunos momentos, los menos, es excepcional. En el libro Siddharta lucha en su búsqueda de la sabiduría y la felicidad, queriendo vencer el dolor, habla con el Buda, este le muestra su conocimiento de la doctrina y expresa el error que ha encontrado en ella. El maestro lo escucha, lo felicita, le desea lo mejor y al final le hace notar que también hay un error en su análisis, en sus palabras. Es decir, Hesse se da tiempo de jugar al abogado del diablo y ejercer la autocrítica.

“El saber es comunicable, pero la sabiduría no. No se la puede hallar, pero se la puede vivir, nos sostiene, hace milagros: pero nunca se la puede explicar ni enseñar.”

Nos encontramos, pues, ante una gran obra, corta, pero intensa y difícil de reseñar debido a su aspecto intimista y su carácter introspectivo. Tiene párrafos para leer y releer, para reflexionar, por lo que cada lector sacará diferentes sensaciones al leer esta obra, y también dependiendo del momento vital en el que la lea, se sentirá identificado con Siddhartha. 

Esta novela de Hesse, es una joya que todos deberíamos leer al menos una vez. Una novela que habla del yo y del ser humano, de distintos modos de ver y vivir la vida. Un libro para aprender y reflexionar. En definitiva un libro brillante.


Siddhartha

Autor: Hermann Hesse

Editorial : DEBOLSILLO

Tapa blanda : 216 páginas

ISBN-10 : 8499899854

ISBN-13 : 978-8499899855

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LA VIDA MENTIROSA DE LOS ADULTOS, DE ELENA FERRANTE

El Anaquel

Los libros liberan más que nutren y quiero ser testigo de esta liberación.

Por: Matteo Barbato


La vida mentirosa de los adultos es el viaje iniciático de Giovanna, una adolescente napolitana que emprende el camino hacia la vida adulta. Su relato es un puño en el estómago, un éxodo interior, una voz, cruda y visceral, que, desde la inocencia, descubre cómo se desmorona el mundo conocido. La protagonista oye decir a su padre algo banal, pero demoledor («Dos años antes de irse de casa, mi padre le dijo a mi madre que yo era muy fea») y que empieza a parecerse a su tía, una tal Vittoria, que ella ni conoce. Presa del pánico, comienza a investigar sobre ella, descubre que encarna la envidia y la maldad y no comprende cómo puede ser tan parecida a esa desconocida.

Fea es la palabra que marca el final de su infancia, máxime cuando esa palabra es pronunciada por su padre, personaje idealizado hasta el momento. Giovanna vive un auténtico desbordamiento, un terremoto emocional tan grande como una traición, descubre una vida de mentiras tan dolorosas como el ingreso de su inocencia en la vida adulta. Giovanna averigua nuevos indicios y matices de una vida familiar anteriormente idílica y ahora despreciable; conoce los barrios mugrientos y desconocidos de una ciudad de contrastes, abraza las distancias inalcanzables de la clase burguesa y de los barrios pobres de la Nápoles de los ’90, descubre las calles degradadas del Pascone, asimila la ambigüedad y la dualidad del ser humano, se mueve entre  fealdad-belleza, verdad-mentira, simpleza-complejidad… descubre un mundo de ambigüedades, locuras, falsedades.

Mentir es avanzar hacia la edad adulta, es buscar alternativas en el mal, en lo prohibido. Giovanna conoce a Vittoria, odiada y ninguneada por sus padres, y con ella una realidad fuerte, visceral, descarnada, feroz y llena de matices, la de unos adultos hipócritas y llenos de apariencias (todos ocultan sus infiernos). Su respuesta se mueve entre el rechazo al mundo conocido y la aceptación de este mundo al que es difícil amoldarse. El dolor es inevitable.

A partir de entonces, Giovanna, bautizada “Giannì” como por arte de magia, deberá redibujarse a sí misma, encontrar su centro, tantear el lugar que el mundo le ha reservado para ella. El amor, tan idealizado anteriormente, es ahora oscuro como los vidrios de los baños públicos.  

(…) queste righe che vogliono darmi una storia mentre in effetti non sono niente, niente di mio, niente che sia davvero cominciato o sia davvero arrivato a compimento: solo un garbuglio che nessuno, nemmeno chi in questo momento sta scrivendo, sa se contiene il filo giusto di un racconto o è soltanto un dolore arruffato, senza redenzione.

Elena Ferrante, una autora anónima conocida en todo el mundo… una mujer oculta (casi seguro se trata de una mujer) que en su literatura se desnuda.

Su capacidad de evocación y la fluidez de su estilo nos regalan una narrativa fuerte, potente, nunca banal. Sus personajes son retratos psicológicos construidos de forma exquisita y la sencillez de su estilo tiene el don de conquistar el gran público.

Recomendable, como cualquier libro suyo.

«No me arrepiento de mi anonimato. Descubrir la personalidad de quien escribe a través de las historias que propone, de sus personajes, de los objetos y paisajes que describe, del tono de su escritura, no es ni más ni menos que un buen modo de leer», comentaba Elena Ferrante a Paolo di Stefano en una entrevista vía mail para Il Corriere della Sera.


La vida mentirosa de los adultos

Elena Ferrante

EDITORIAL: Lumen

PRECIO: 19.90€

Tapa blanda

TRADUCCIÓN: Celia Filipetto Isicato

368 páginas

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“¡HALLELUJAH!”, DE MANUEL DE LA FUENTE VIDAL. LOS SALMOS DE LA REVUELTA CRISTIANA.

Por: José María Herranz Contreras


Debo confesar que esta es la primera obra de Manuel de la Fuente Vidal a la que me enfrento (estamos ante un poeta de raza, con una larga obra escrita, entre cuyos poemarios destaca “Las naciones del llanto”, editada por Huerga y Fierro), y diré que me ha impresionado y conmovido. Parece cierto lo que de él dijo en una ocasión Luis Alberto de Cuenca, que De la Fuente Vidal era el único poeta beat y whitmaniano de España. Aunque hay otros ejemplos, tengo que decir que en honor a la verdad este juicio se aproxima bastante a la realidad.

Madrileño y castizo de pro, nacido en el Madrid de los Austrias, su poesía bebe del siglo de oro, del gran poeta de los estados americanos Walt Whitman –glosador de la pansexualidad y precursor de lo LGTB, la libertad y la fraternidad de todos los pueblos-, de los grandes cantautores de los 60, del rock & roll y por supuesto de la literatura beatnik –precursora del prodigioso movimiento contracultural hippie. De él como persona puedo decir que es cálido y encantador; lo conocí a partir de las primeras sesiones de “Poesía sin mordazas” organizadas por el editor Antonio Benicio Huerga, y desde entonces compartimos hermandad amistosa y poética.

“¡Hallelujah!” se configura como un libro de poemas en prosa que bien podría compararse en espíritu con el Libro de los Salmos bíblico, por momentos con Los Evangelios y el Génesis, y salvando las distancias con algunos fragmentos del Apocalipsis de San Juan. Todo ello trufado con un hondo recorrido visionario por los hechos tristes y luctuosos de nuestra historia más reciente –y un acertado señalamiento de nuestra decadencia como civilización planetaria-, que a pesar de todo nos incardinan en el Amor con mayúsculas, y nos hacen aferrarnos a él como ancla y sentido de nuestra triste y dolorosa existencia. No faltan tampoco los guiños y cameos –si me permiten el símil cinematográfico- con importantes pasajes de nuestros orígenes mediterráneos –como la cultura griega- y también latinoamericanos.

Dijo el propio autor en la presentación de su libro en Madrid que “Aleluya” es la palabra más repetida de la Biblia, y que por tal motivo escogió dicho título. A grandes rasgos podemos afirmar que nos encontramos ante un libro de poesía que es una auténtica llamada a la revuelta cristiana –en el sentido más puro y religioso del término- a través del Amor con mayúsculas, y también de la Revolución, ya que la Justicia y la Verdad nunca han sido establecidas en este mundo doliente para los pobres, los oprimidos y los desheredados.

El libro se estructura en dos grandes bloques, titulados respectivamente “Amor” y “Odio”, ya que son los dos sentimientos opuestos y complementarios que dirigen la vida humana. Las citas –algo muy importante para los poetas- son de la propia Biblia, de Charles Baudelaire, de Goebels y de Iosef Stalin (dos terribles dictadores nazi y comunista), entre otros. El libro está dedicado a su abuelo Félix Vidal, asesinado por los franquistas en el golpe de estado contra la República que desencadenó la guerra civil española.

Que Manuel de la Fuente Vidal es un poeta con reaños me consta, bravo por él. Defender abiertamente sus orígenes culturales cristianos hoy en día, a pesar de ser tildado de fascista por algunos ignorantes en las redes sociales, le honra. Vivimos en un mundo horriblemente totalitario –bajo formas democráticas en occidente-, y con una ultraderecha ascendente en todo el orbe violenta y cerril, muchos de cuyos miembros creen vivir la religión de una forma pura y auténtica –cristianismo, judaísmo, islam- cuando lo único que viven es una espiral fanática de odio contra todo lo que ellos consideran impuro, diferente o perverso; sorprende, repito, encontrar a un poeta que hace bandera del cristianismo en la acepción más pura del término. Tengo que decir que coincido con él completamente, ya que yo mismo, por mis orígenes, me considero también cristiano en dicho aspecto, sin por ello ser limitativo, ya que también considero que la esencia mística del judaísmo, el islam, el hinduismo y el budismo comparten igual espíritu. Otra cosa diferente son las religiones organizadas, que como cualquier persona medianamente culta e informada habrá constatado que en general han sido y son un horror a lo largo de la historia humana, y que flaco favor hacen por la felicidad de las personas, promoviendo más bien el odio, en general. Pero este es otro tema, concluyo aquí la digresión.

Vuelvo al asunto. La primera parte, “Amor”, se centra en un sentido y hondo recorrido visionario a través de diferentes personajes, en los cuales abunda la identificación con el propio Jesús, y con su amante tierna, la esposa fiel, María de Magdala, que se muestra metamorfoseada en otras mujeres y otras amantes –todas son la misma- que hacen de su unión mística y carnal el emblema y la bandera por la que merece la pena vivir en un mundo lleno de caos, horror, violencia, guerra y atentados. Desfilan hechos luctuosos a lo largo de los poemas: el 11-S, la guerra de Irak, los atentados terroristas más recientes, también el levantamiento fascista contra la República Española, la segunda guerra mundial, y hechos catastróficos naturales que arrasan los pueblos… Todo ello con una honda compasión hacia los pobres y los desheredados, los mansos de corazón, el pueblo llano en suma. El Amor es la tabla de salvación que permite al poeta seguir vivo arrostrando las dificultades de la locura del mundo, y nos muestra que es el único camino posible.

Como muestra, un botón, algunos versos muy significativos:

“Yo me alimentaba entonces del canto de los pájaros, de sílabas y brisas, y sobre la tierra, con mis manos, escribía una nueva canción de arcángeles y promesas, de utopías y banderas desplegadas, donde las niñas bordaron sobre el morado la palabra libertad.”

“Pero he de seguir, amada mía, he de seguir hasta la Tierra de Promisión que siempre serán tus ojos, el río de gladiolos donde me refrescaré y donde renacerá el galope de mi grupa.”

La segunda parte, “Odio”, se centra en ese sentimiento opuesto, tan humano. Luz y oscuridad forman parte de todos nosotros, y desafortunadamente conjugarlos adecuadamente en cada momento, según las necesidades o la conveniencia, es tarea harto complicada. Una serie de bellos poemas revolucionarios y guerrilleros desfilan por las páginas, donde de nuevo y expresamente es la revuelta cristiana la bandera que empuñan los personajes para alcanzar la liberación, la justicia y la libertad, aplastando la tiranía que bajo mil formas se manifiesta. En “La virgen de las barricadas” por ejemplo, la imagen de la Libertad de Delacroix, mujer bella y valiente, encabeza la revuelta del pueblo español contra los fascistas en la guerra civil. También hay sitio y lugar en otro poema para denunciar la matanza civil perpetrada por las autoridades mexicanas en octubre del 68. El Apocalipsis de San Juan está también muy presente en esta sección del libro, en numerosos fragmentos:

“Viene con su dedo exterminador y su sed de justicia y de venganza, viene con sus uñas tan afiladas como los abismos de la noche, con la garganta ávida de sangre y las alas planeando sobre la desesperanzada tierra de los hombres.”

“Sueño con que el final del mundo está cerca y con que llegará el triunfo de

los afligidos y los justos, sueño con que los desposeídos y los desheredados por fin harán sus cuentas, mientras se vienen abajo las hamburgueserías y los centros comerciales, las sucursales bancarias y las refinerías de petróleo, las bolsas y las fábricas de armamento.”

“He visto catedrales e Iglesias derruidas, he visto a las aficiones de los estadios derruidas por las epidemias, he visto a los rosales pidiendo clemencia y a las golondrinas desconsoladas por el viento del exilio, he visto a los muertos volver de entre los muertos y a los vivos renegar de los vivos, y a la plebe fratricida en las plazas renegando ante Dios por un pedazo de pan y un plato de lentejas, he visto a los escasos cerebros de mi generación sumergidos en miasmas y alcohol, he visto a los gorriones pidiendo clemencia en la plaza pública.”

Y de nuevo el Amor que nos redime también aparece con frecuencia en esta segunda parte:

“Sólo creo en ti, en las banderas victoriosas de tu pelo, en las esquinas ensimismadas de tus muslos, en la melodía interminable de tus labios.”

En fin, claro está que no aprendemos nunca –ni aprenderemos, desafortunadamente. La liberación individual quizá sea posible, pero la colectiva parece que siempre nos resulta muy complicada, como especie. Por cierto, aunque este libro fue escrito antes de la pandemia del COVID19 ya menciona en los versos de arriba a “las aficiones de los estadios derruidas por las epidemias”. Un simple virus derrumba las economías, parece que los dueños de la economía del mundo no entienden algo tan sencillo, que no puede funcionar todo tal y como estaba funcionando, tan insensatamente, y que nunca, nunca funcionará de nuevo igual que antes.

El libro concluye con un poema de igual título al del libro, en el que hace un guiño al famoso poema y canción “Aleluya” de Leonard Cohen, que es un auténtico himno a la esperanza.

Larga vida a este fantástico libro, “¡Hallelujah!”, de Manuel de la Fuente Vidal. Por favor, no dejen de leerlo, cómprenlo. Les conmoverá el corazón, como a mí me conmovió, e incitará su reflexión.


¡HALLELUJAH!, de Manuel de la Fuente Vidal.

Los libros del Mississippi. Colección Poesía, nº 14.

Madrid, 2020.

ISBN: 978-84-120741-7-8

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«VIVE» DE SANDRA ESCUDERO GARCÍA

Aquel sillón de cuadros

Por: Inma J. Ferrero


Acabo de releer el poemario “Vive” de la poeta Sandra Escudero García, la conclusión a la que he llegado es que esta poeta pisa fuerte y con personalidad en la escena poética contemporánea.  Su voz y su estilo tienen una huella propia que nos hace ir más allá de los versos en los que nos sumergimos al leer el libro.

“Vive” es un libro estructurado en 58 poemas, de extensión breve en su mayoría, a través de los cuales la poeta trata de darnos un solo mensaje “Carpe Diem”, aprovecha el momento porque el futuro es ahora y no espera para ser pasado. “El tiempo es el contexto donde todo ocurre, / es la cuna, la cama y el abrigo de una tumba.” “es la elegía futura de tu inexistencia. / Vive…”

Así pues, nos encontramos ante un paisaje humano, en el que cada verso cumple la misión de comunicarse con el lector a través de unos caminos trazados y ordenados bajo la visión poética de Escudero “¡pero qué le está pasando al mundo! / Parece que se nos hubiera vaciado el alma…” y es que deberíamos preguntarnos más a menudo ¿Somos individuos sin alma, cuando actuamos como parte de la “masa”, como parte de la sociedad que nos oprime y nos hace seguir unos cánones a menudo desnaturalizados?. Este poemario es un canto, un homenaje a la vida vivida desde el alma, con total honestidad, saboreando cada segundo, un poemario que habla de amor de ahí su dedicatoria, “A mi padre, / que ha desafiado al tiempo /  y ya es infinito. / Porque sin él yo no hubiese sido, / ni sería, / ni soy” es un libro original por el uso de las metáforas con las que Sandra Escudero trata de llegar al lector haciéndole partícipe de sus vivencias, de su dolor, dudas, inquietudes. Vivencias estas comunes a todos los que surcamos este oleaje caótico que es la vida, pudiendo decir, que cada uno de estos poemas es un canto a la universalidad de la palabra hecha voz poética.

El libro fluye a través de una arquitectura de palabras bien distribuidas y organizadas en las que surge la creación del verso, primero, y luego el poema como fin conseguido. La autora se confiesa en uno de sus poemas “No puedo vivir sin escribir / ni escribir si no estoy viviendo / respiro a través de mis dedos”, este punto de vista sobre la creación hace que su poesía sea una necesaria comunicación con el otro. Será posible esta comunicación a través de sus versos, a través de los distintos prismas de la vida (amor, amistad, contemplación, reflexión, muerte…) será el cauce o puente para llegar al otro. En esta búsqueda de hallazgos continuos, de emociones, surgirá la palabra, el verso, el poema. “Me niego y reniego del hoy porque me falta tu cariño…”

La poeta trata de plasmar sus reflexiones a base de experiencias propias “…la vida se me escapa / entre las manos de la perfección social que me juzga / y empuja.”, y nos va deslumbrando con flases que forman parte de la vida cotidiana. “Qué equivocado está el que todo cree saberlo” nos dice, y nos ilumina con poema a poema con la necesidad de ser persona, comunicadora, compañera de viaje. “Me engancho a la vida si me abrazas…”

Sandra Escudero García, “Vive”,  a través de breves pensamientos o reflexiones, nos ofrece unas pinceladas frescas sobre: el tiempo, la vida, la muerte, el amor, lo cotidiano. Porque este poemario es en sí un extenso homenaje a las personas, así se dirige con su voz, sus versos, su poesía a todo aquel que se sumerge en sus palabras y las hace suyas… suyas porque este vivir lo construimos entre todos.


Vive
Sandra Escudero García
Edición Punto Didot
Edición 1ª ed. (24/02/2020)
Páginas 96
ISBN 8418290072
ISBN-13 9788418290077

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‘EQUIPAJE SIN LASTRE’, LA POESÍA DE FRANCISCO J. CASTAÑÓN

Por: Antonio Chazarra Montiel


El mexicano Doménico Cieri nos ha dejado algunas magníficas reflexiones entre las que no me resisto a rescatar una: “la poesía no tiene tiempo, el que la lee la rescata, la hace presente y luego la regresa a su eternidad”. 

Hay muchas formas de hacer poesía. La de Francisco Castañón es escribir a borbotones y luego realizar una labor de pulir y encajar cada una de las palabras, hasta conseguir el efecto deseado.

A mediados del pasado 2019 se publicó el libro Equipaje sin lastre, una antología de los diferentes poemarios del autor: A cuenta del Albur, Fuenfría, Las horas indultadas e Identidad y varios poemas inéditos, donde puede apreciarse la evolución de su poesía así como lo que constituye los puntos neurálgicos y las preocupaciones vitales del poeta.  

En la poesía de Castañón están perfectamente conjugadas tradición y originalidad, referencias a la actualidad, identificación con la naturaleza, recorridos por la Sierra del Guadarrama o por esos lugares y ciudades que llegan a constituir para el poeta toda una referencia. Además, está presente lo onírico y esos giros y saltos insospechados que hace que una palabra se cruce y entrelace con otra, produciendo efectos ricos y sorprendentes.

Ya lo decía Federico García Lorca “poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio”. La poesía es, desde luego, misterio y hay que saber cómo el propio Federico dijo, en más de una ocasión, encontrar el duende.

En este sentido, quisiera comentar que hay una poesía que llega al corazón a través de la inteligencia, pasando por el oído atento. No ocurre con todos los creadores pero hay algunos que tienen la fortuna de que sus palabras resultan sobrecogedoras, desconcertantes, sublimes y estremecedoras cuando son recitadas en voz alta.

En alguna ocasión hemos tenido la oportunidad de escuchar la voz poética de Castañón a través de la música del cantautor José María Alfaya. Es el caso, por ejemplo, del poema Máscaras que bien puede servir para ilustrar la capacidad de conmover que tiene su poesía.    

Javier Velasco Oliaga, autor del prólogo a Equipaje sin lastre, pone con maestría, negro sobre blanco, los principales rasgos que la poesía de Francisco J. Castañón tiene y, quizás, el más representativo de todos sea penetrar como un bisturí en el alma humana.

Comenta Velasco como varios poemas del libro A cuenta del Albur aparecieron antes que en libro, en diversas revistas literarias, durante la década de los ochenta. Por su parte, Fuenfría es un poemario vinculado, por estrechos lazos, a la Sierra del Guadarrama. En tanto que Las horas indultadas donde, a mi modesto juicio, hay resonancias lorquianas de Poeta en Nueva York,  pone de manifiesto lo dura y terrible que puede ser la lucha por la vida en nuestras insolidarias e inhóspitas ciudades. Algo que podemos observar también en el libro Identidad,  donde el autor desnuda su yo más íntimo.

El gusto y el interés por la poesía, nos llevan aquí también a explorar y conocer mejor los resortes que sirven a Francisco J. Castañón para poner en pie su a veces cálido y a veces desasosegante universo poético.

Sólo me es posible hacer unas cuantas calas en algunos poemas de Equipaje sin lastre para apreciar el rigor, los aciertos y esa indefinible esencia que desprende la poesía verdadera.

En el poema Soledad del alba podemos encontrar versos como éstos:

 Sentir el sonido de la sangre en los labios.
Con el pulso arrasado de recuerdos
fuerzo ahora una sonrisa inútil y borrosa,
y cierro las nostalgias con las luces primeras.

Y es que, como señaló Fernando Pessoa “Ser poeta no es una ambición mía, es mi manera de estar solo”  

¡Qué importante es tener una poética! Por supuesto, se puede ahondar, establecer correlaciones e ir descifrando el enigma a lo largo de las páginas de los sucesivos poemarios. Sin embargo, en el poema titulado  Poesía adrede  del libro  Las horas indultadas, se encuentra lo que para mí es toda una declaración de intenciones y una introspección en torno a la pregunta ¿qué es para mí la poesía?

  La poesía que entre horas traigo a cuento
es una trova sin jactancias,
un recurso desprendido y temerario,
para explorar como inéditos caminos
esos lugares por otros recorridos;
para entender, con el alma a ras de la franqueza,
los antiquísimos lenguajes que espolean
las pasiones que manifiestas nos abordan;
para abrazar la luz ligada a esas estrellas
que nos hacen blanco de sus muecas
y, sin embargo, nos sostienen
en contra de implacables declinaciones.

Hemos comentado con anterioridad que los poemas de Francisco J. Castañón tienen una dimensión nueva y potente cuando son recitados, que quizás le venga del ritmo interno de las palabras o del excelente uso que sabe hacer de los encabalgamientos.

Abramos otro de sus libros, Fuenfría, en el que hayamos un afán de comunión con la naturaleza y un ansia de disfrute en soledad rememorando a Fray Luis de León, lejos del mundanal ruido, de resonancias epicúreas, donde el alma se solaza en lo que podríamos calificar, sin exageración, de una emoción telúrica.

 Y así se va anudando mi desasosiego embotellado
con la agitación indomable de esos transeúntes
que adelantan a los vehículos ahogados,
cuando voy descarrilando sobre ese asfalto
que toca con su costra encarnizada
las fibras de mi hermético esqueleto empaquetado
con ansiolíticos reparadores.

Y es que la vida en las grandes urbes acaba por convertirse en la antesala del infierno. La poesía de Castañón es mucho más y más profunda de lo que parece. No es una poesía impresionista, pero aquí y allá abundan imágenes y figuras que parecen extraídas de ese movimiento poético.

No es una poesía existencialista, pero sus poemas rezuman un pesimismo existencial apenas contrapesado por ese seguir esperando contra toda esperanza que caracteriza a los luchadores.

Así en el poema Horizonte  de A cuenta del Albur podemos leer:

 […] 
llegadas desde esas soledades
que se oponen a la hegemonía
de los espacios infinitos
y mueren lentamente
en el desorden de mi sangre.

Francisco J. Castañón tiene una voz poética propia. Remite, sin duda, a otros creadores entre los que destaca la gigantesca figura de Vicente Aleixandre. Puede rastrearse sus influencias y las fuentes en las que ha bebido pero, como todos los creadores con nervio, las interioriza y las convierte en algo personal.

En su poesía también están presentes las referencias mitológicas y filosóficas que contribuyen a darle un tono, un aliento y una profundidad que convierte cada poema en una vivencia existencial, en un recuerdo histórico, en una comunión con la naturaleza o en una identificación con el sufriente.

Por eso, en uno de los poemas de Fuenfría  declara solemnemente:

  Paso la voz y la esperanza,
aunque lo demás pertenece
a las itinerantes y perpetuas
tinieblas de los hombres. 

Francisco J. Castañón guarda en su corazón y en su pluma el conocimiento, el recuerdo y la firmeza de los pensadores estoicos. Lo que le hace afrontar lo que la vida tiene de dolor con un ánimo imperturbable y, lo que es más, con la conciencia de que la vida es camino y en ese itinerario, por el que cada uno discurrimos, hemos de aguantar a pie firme el malestar y los sinsabores. Observen si no la angustia y la tristeza que desprenden estos versos del poema Andén vacío perteneciente a Las horas indultadas.

 Entre esas horas que a bocajarro me lapidan,
se instaló, como augurio enmarañado,
el afilado latir de un firmamento pasajero,
para presidir los minutos de demora
que fui reuniendo en aquel andén deshabitado.

Estas reflexiones van tocando a su fin. No sería elegante ni apropiado privar al lector de que hiciera sus propios descubrimientos y extrajera de estos poemas todo lo que tienen de solidario, amargo, esperanzado, terrible y dolorosamente existencial.

Ahora bien, no quisiera dejar de menciona el poema Adivinanza de Las horas indultadas, donde se dan las claves para que el lector apueste por uno de cinco objetos con un alcance hermenéutico y que no son otra cosa que dolorosas deducciones, las cuales han marcado la existencia del poeta y metafóricamente siguen influyendo, como una ley inexorable o como simple alegoría.

 […]
donde me hacen compañía
una muñeca rellena de lana y entelequias,
un peripatético gallo muy altísono
de alfarería portuguesa,
un versado tucán cubano
de madera de balsa, pico circunspecto
y forjador de horóscopos,
y un mono de trapo cínico e indolente.

La poesía de Castañón, recogida ampliamente en libros como Identidad o Equipaje sin lastre está repleta de sorpresas para quien con buen paladar se aventure a degustar los manjares que contiene.

¿Qué es ese equipaje sin lastre del que nos habla el poeta en sus versos?… ese ir ligero de equipaje como nos diría Antonio Machado, ¿la capacidad de remontar el vuelo dejando atrás lo inútil, lo cicatero, lo que nos hace egoístas e insolidarios? o… en definitiva, un equipaje sin lastre es una metáfora de aquello a lo que no debemos renunciar en la vida, lo que pertenece más al ser que al tener… y lo que da sentido a nuestro deambular por esa convención epistemológica que es el tiempo, que como granos de arena va marcando nuestro inexorable final.

En cualquier caso, la obra poética construida hasta ahora por Francisco J. Castañón nos proporciona munición… y si no nos queremos poner belicosos, materia prima poética.

Equipaje sin lastre
Francisco J. Castañón
Ed. SEEHU (Madrid, 2019)


BIOGRAFÍA ANTONIO CHAZARRA MONTIEL

Lorca, Murcia 24 de octubre de 1949. Licenciado en Filosofía por la UAM y filólogo. Profesor Emérito de Historia de la Filosofía, ensayista y conferenciante. Ha impartido cursos y participado en seminarios en diferentes universidades.

Coordina y dirige los ciclos “Benito Pérez Galdós en la España actual”, en la Fundación Progreso y Cultura (2017/2020)

Presidente de la Sección de Filosofía del Ateneo de Madrid, Miembro de la comisión para la conmemoración del Centenario de la Muerte de Benito Pérez Galdós.

Ha colaborado y colabora en las Revistas de cultura y pensamiento: Ágora, Ámbito dialectico, Paideia, Temas de Hoy, y en las revistas digitales Entreletras y El Obrero.

Recientemente, ha coordinado la publicación del libro “Laicismo y Democracia” que recoge las conferencias pronunciadas de septiembre y diciembre en San Lorenzo de El Escorial (colectivo Rousseau) y en la Fundación Progreso y Cultura de UGT.

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FRANCISCO DELGADO-IRIBARREN CRUZ | ESTE JUEGO ES INFINITO

Aquel sillón de cuadros

Por: Inma J. Ferrero

Bajo el título “Este juego es infinito” el autor, Francisco Delgado-Iribarren Cruz, nos presenta esta obra asequible para todos los públicos, ya que expresa de manera clara el simbolismo propio del lenguaje poético.

El paseo discurre a lo largo de sesenta y cuatro sonetos escritos con exquisitos versos repletos de metáforas que nos revelan la primera de ellas presente ya en su sugerente título: la estrecha conexión entre el juego del ajedrez y la vida. “El ajedrez es sombra de la vida, / pero en la vida no cabe el empate: / la vida siempre acaba en jaque mate” (C3 Carlsen vs. Caruana pág. 46)  Y es que en el ajedrez podemos encontrar muchas “coincidencias” (y curiosidades) esotéricas y simbólicas con referencia a la vida en su máxima expresión.

La temática es de corte muy íntimo, hallamos la soledad, el dolor, el desamparo, la miseria humana, la felicidad, el amor, etc. pero, sobre todo, los versos que priman son los del descubrimiento y vivencia cotidiana, la que se alimenta de la Ilusión, la que necesita echar de menos, la que no está atado a los convencionalismos sociales, la que se reserva para la mirada del poeta, la que hace disfrutar de la vida de forma plena “Entre sangre, sudor, lágrimas, fuego, / discurren los minutos de este juego, (la vida)/ hecho para sufrir y para amar” (D2 La guerra pág. 39). Así podemos señalar que en su significado más básico, el ajedrez es una representación de la arquetípica batalla entre el bien y el mal. Si trasladamos este juego al quehacer diario, cada acción es como una jugada. En líneas generales, si el ser humano realiza buenas acciones (buenas jugadas), le irá bien; si realiza malas acciones (malas jugadas), le irá mal. Es una manera de enseñar la Ley del “Karma”.  “La violencia es su máximo exponente, / la partida en su gran encrucijada, porque sin ellas nada será igual” (E5 Choque de damas pág. 64)

De este modo, el autor nos invita a reflexionar indicándonos que, si tomamos la poesía como modo de habitar el mundo, el juego del ajedrez deviene eterno, sus jugadas darán paso todos los días a un nuevo despertar, sin importar la estación del año en la que nos encontremos porque es vida que se alimenta del instante, fuera de los límites del tiempo, y sólo ella nos da la oportunidad de conocer todo puro que en ella habita “¡Hacedor de impensables sacrificios! / ¡Cruel pirómano y gánster del tablero! / ¡Brujo, malabarista, gran trilero! / ¡Adalid de virtudes y de vicios! (D3 A Mihail Tal pág. 47)”. El autor nos muestra a lo largo de todo el poemario que la finalidad del ajedrez no es solamente lúdica, sino también didáctica, pues a través de este juego se transmiten muchas enseñanzas para el vivir. En mi opinión, definiría esta obra como un despliegue detallado de la vivencia de aquello que forma parte de la naturaleza humana, sin olvidar ningún matiz contenido en esta. A través de cada poema, de cada jugada el ajedrez enseña planificación, concentración, análisis; nos muestra que la victoria es consecuencia del esfuerzo y los aciertos propios y, por tanto, la derrota es consecuencia de los errores propios. Nos instruye sobre táctica, estrategia y lógica.  No es un juego de azar, es un juego racional que nos enseña a tomar decisiones y nos ayuda a desarrollar confianza, paciencia y disciplina.

Es una obra que recomiendo como imprescindible para aquellos que aman la poesía, que son exigentes en sus lecturas, que buscan sentir emociones a través de los libros, pues nos encontramos con un tipo de escritura contemporánea que conserva en sí misma el lenguaje metafórico de los poemas clásicos y que es capaz de transportarnos al interior de la esencia humana a través de la mirada del poeta y del juego del ajedrez. ¡BUENA LECTURA!


Este Juego es infinito
Francisco Delgado-Iribarren Cruz
Editorial: Poesía eres tú
Prólogo: David Coll

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“EL EMPERADOR EN SANTA ELENA”, DE JAVIER DE LA ROSA. EL SUEÑO DE EUROPA.

Por: José María Herranz Contreras

EL EMPERADOR EN SANTA ELENA, de Javier de la Rosa.
Los libros del Mississippi. Colección Narrativa, nº 3.
Madrid, 2020.
Ilustraciones de Charo Alonso Panero.
ISBN: 978-84-120741-4-7

Sorprende esta biografía de los últimos días de Napoleón I en su reclusión por los ingleses en la isla de Santa Elena, tanto por su forma como por su fondo. Escrita por Javier de la Rosa (el poeta, narrador y dramaturgo tinerfeño, no el empresario implicado en la estafa de las torres KIO), esta peculiar novela corta se suma a la amplia lista de publicaciones en poesía y prosa de uno de los mejores escritores españoles propuesto en 2015 para el premio nobel de literatura.

La figura de Napoleón I es fascinante por muchos motivos; De la Rosa se centra en los siguientes aspectos en esta intimista narración: sus amores con las mujeres que tuvo a su lado, su papel como libertador de Francia y su pueblo,  su sueño de una Europa unida y libre, y la culpa que lo atormentó por sus crímenes de guerra hasta el fin de sus días.

Es precisamente la forma un tanto deslavazada y caótica sintácticamente, al modo de la prosa poética a veces o de un largo poema en prosa narrativo, y con una estudiada ausencia de signos de puntuación, el gran hallazgo de esta novela que consigue con su torrente de imágenes y recuerdos que el lector quede atrapado desde su inicio en el maremágnum  de las emociones y sentimientos del que fuera uno de los principales personajes históricos que luchó por unificar el territorio europeo bajo los ideales de la igualdad, la libertad y la fraternidad, bajo el imperio de Francia, cuna de la revolución ilustrada y de los derechos humanos tal y como hoy los conocemos.

Si en el mito de Europa es Zeus quien la rapta tomando la forma de un manso toro blanco y la lleva a Creta para poseerla, en este sueño imperial de Napoleón I, Europa es la extensión de su patria, Francia, a la que tanto amó como a las mujeres que acompañaron su vida, Europa pues, a la que desea unir y liberar en la figura de su pueblo con los ideales revolucionarios y humanistas. Pero como los sueños de la razón engendran la locura, es la guerra y su cohorte de muertes y asesinatos la que persigue al personaje en su exilio en la isla de Santa Elena mientras los recuerdos se agolpan  y emergen desordenadamente, entre el presente y el pasado, evocando su infancia en Córcega, su madre; una niña compañera de sus primeros juegos infantiles que ya le predestinaban a su papel de emperador; María WaleWska, esposa del conde Walewsky al que él mismo mató en duelo, y que fue después su amante; Desiré, la joven y pobre marsellesa; Laura Permond, mujer libre y de carácter, a la que casó con su lugarteniente y amigo Junot, y con la que amó profundamente; Josefina, su esposa, la emperatriz, consciente de su importante papel en el Estado, y con la que mantuvo una intensa relación ambivalente; y el largo viaje en barco, una vez arrestado, hasta llegar al lugar de su reclusión, donde la infinitud del mar y la evocación de su destierro le hacen añorar su pasado y presentir su fin, como el de tantos grandes personajes, temidos y respetados, pero absolutamente solos consigo mismos y con su destino.

Ya desde el principio del libro destaca a su paso por Egipto el descubrimiento casual de la piedra rosetta, y su abrazo a los Misterios antiguos, la esfinge y la gran pirámide en la pernoctó y que sin duda le iluminaron en aquella campaña de la que volvió transformado interiormente, aun siendo derrotado militarmente. Como todos los grandes personajes históricos señalados por el destino y los dioses para cumplir una tarea ineludible, la imagen del águila poderosa (Horús, el hijo de Ra, el Sol naciente) va acompañando al protagonista en el devenir de sus recuerdos primero durante el largo viaje en barco hacia la isla, después durante su estancia en Santa Elena, y luego finalmente hasta el momento mismo de su muerte. El águila poderosa que le recuerda que el destino de los hombres grandes que han reinado con poder y gloria –y por tanto con guerra y sangre para conseguir sus objetivos-  es ofrecer su alma en sacrificio a ese Sol naciente que le reclama el óbolo de su vida.

El amor inflamó el alma de este hombre grande y único, tanto en la figura de las mujeres especiales que amó, bien en secreto bien públicamente, expuesto a las vilezas del populacho, y en la figura de una Francia grande primero y una Europa libre después para expandir su ideal de paz, igualdad y justicia para ese pueblo miserable, ignorante y empobrecido por siglos de opresión aristocrática. Europa y las mujeres, su belleza y el amor que le inspiraron son el reverso de su magna obra; el reverso fue la guerra, la muerte y la destrucción del campo de batalla,  el pago ineludible del poder para la consecución de sus fines militares.

Es precisamente la tortura de esos crímenes la que atosiga sus recuerdos en su exilio en Santa Elena, bajo el dominio inglés, donde fue desterrado tras la pérdida de Waterloo. Tósigo emocional que se va mezclando con el auténtico veneno que sospecha le están administrando. Todos los grandes imperios son sueños de los dioses, realizados por grandes personajes como Napoleón I, Alejandro Magno y tantos otros, que aspiraron a tan grandes fines y que una vez conseguidos el mismo destino apartó violentamente o borró de la historia.

“Puede el águila impedir su vuelo… Caería derrotada al suelo, el imperio leído abierto a mis reflexiones, no se puede ser menos victorioso cuando el hombre se muere en sí mismo en vida y se retira de la lucha, el hombre y el animal se expresan con el zarpazo y el amor, la nobleza acaba en algunos seres. Más allá de la vida tal vez otra vida, pensada no creada, escriturada, versificada de boca a boca y no alcanzada en vida. No sé cuándo se cierran las puertas y se abren otras o no habrá ninguna.”

Y finalmente, el 5 de mayo de 1821, Napoleón I entregó su alma al águila en la casa de Longwood, Santa Elena.

Este fascinante libro se completa con las delicadas ilustraciones de Charo Alonso Panero (prima del gran Leopoldo María, poeta novísimo de los 70, fallecido en 2014), que aportan el trazo humano y sensible al personaje. “El emperador en Santa Elena”, en suma, nos recuerda que aunque el sueño de la razón produce monstruos, el camino merece la pena en el caso de aquellos personajes que hicieron de la noble plasmación de su sueño un ideal que ha soportado los embates del tiempo y que ha servido para que tantos y tantos pueblos de su amada Europa hayan alcanzado, de alguna forma, dichos ideales, aun con todas las imperfecciones existentes. Descanse en paz, Emperador, más allá de este mundo, más allá de Santa Elena.

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PAPEL ALBAL: ÁNGELES FERNANGÓMEZ

El Anaquel

Los libros liberan más que nutren y quiero ser testigo de esta liberación.

Por: Matteo Barbato


Ángeles Fernangómez
Huerga y Fierro Editores
Tapa blanda: 100 páginas
Colección: Poesía
Idioma: español
ISBN-10: 8494546139
ISBN-13: 978-8494546136
Prologo de Juan Carlos Mestre

 

 

 

 

 


Comentario sobre la obra:

En este poemario, editado por Huerga & Fierro, se funden sabiamente la creatividad y el hechizo, la naturaleza y los recuerdos, la historia y las semillas del porvenir. Ángeles Fernangómez es una hechicera de estilo medieval que mezcla pócimas y versos, anhelos y conjuros, sueños e historia. Sus poemas están colmados de verde, de árboles, de vacas y de pájaros; su pasado color miel es un baúl de praderas y colmenas, de petirrojos y ruiseñores, de jazmines y demonios; su arte es la historia de unas hiedras que alcanzan el futuro, sus versos brotan de la tierra y caminan hacia las nubes y sus recuerdos recolectan la miel de lo intangible (las abejas, entre otras cosas, liban en el universo de la memoria).

La atmósfera que despliega cada poema es un espacio delicado que resiste a la brusquedad del tiempo. Su Papel Albal lo protege de la lluvia y del fuego, lo ampara y defiende. Por ello la autora pide al lector que “desenvuelva, con cuidado, del papel albal cada palabra”. En cambio, entrega todas sus máscaras y muestra su desnudez a través de la palabra.

La vida pierde todo su sentido sin la memoria: los recuerdos encarnan nuestra identidad. La identidad de un poeta, lo que se manifiesta a través de su cuerpo poético, es su bien más preciado, y es lo que nos entrega Ángeles Fernangómez. Detrás del envoltorio del papel albal encontramos al ser, hallamos la honestidad y el compromiso de autoconocimiento de un viaje artístico inigualable. Papel Albal es creatividad y viaje, conciencia y desnudez, magnetismo y conjuro, libertad y reivindicación, desnudez y género, espejo y autoafirmación, autenticidad y alquimia, realidad y metafísica. En definitiva, esta obra es la crónica de una revolución dentro de los confines de un cuerpo.

Sobre la autora:

La leonesa nacida en Villacorta (montaña de Riaño), Ángeles Fernangómez, vive en Madrid desde 1975, con un paréntesis vivido en Canarias. Es fundadora y coordinadora de los encuentros poético-artísticos del Grupo Poética en Gredos (Encuentros en La Lobera). Organiza y participa en expo-recitales con los grupos Versos pintados del Café Gijón y Poesía en Sidecar, entre otros. Guionista e interprete, junto a las escritoras Paola Herrera y Patricia Monge, de la performance de literatura erótica Profanando la LetraDiálogos a cuerpo abierto, representada en diversos cafés-teatro y en el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid. Guionista e interprete, junto a la escritora Rosa Silverio, de la performance Sylvia y Anne, oscuras novias conspiradoras (sobre la vida y la obra de Sylvia Plath y Anne Sexton). Ha sido la responsable de la preparación de la publicación de Palestina en el corazón junto al profesor y poeta Mahmud Sobh y tiene obras, tanto en prosa como en verso, en varias publicaciones como Encuentros en Sambara, En una Ciudad lineal, El Quijote en el Gijón y Filando cuentos de mujer o Chupitos poéticos, poesía breve en la colección Encajados, y Versos pintados, Con buenas palabras, La mujer en la poesía hispano-marroquí, Madrid a Miguel Hernández desde el Café Gijón. Incluida en la antología 50 Poetas contemporáneos de Castilla y León. Cuenta con publicaciones en diferentes revistas como Alkaid o Álora, la bien cercada. Fue finalista, entre otros, del I Certamen Jirones de Azul, del XIII Certamen de Poesía María del Villar y del Premio Les landeres del Principado de Asturias.